Foro de opinión Primera Plan@

El líder municipal del PSC enciende el partido con un 'sí' al soberanismo

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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La experiencia en política construye un caparazón de prudencia que con los años se vuelve una defensa casi impenetrable. No es el caso de Jordi Martí, que de delegado de Cultura en los tiempos de Jordi Hereu pasó a los pocos meses a presidir el grupo municipal socialista. Decir lo que uno piensa y no lo que uno debe hacer ver que piensa no es habitual en esta profesión que no pasa por su mejor momento de credibilidad. Por eso, la confesión de ayer del líder del PSC en el consistorio, en la que aseguraba que habría votadoa la declaración soberanista debatida en el Parlament la semana pasada, fue un halo de aire fresco a la vez que un remolino que sacudió su propio partido, que todavía no ha digerido el plante de los cinco diputados que se negaron a pulsar el botón delno.

La confidencia de Martí cobró todavía más relevancia cuando Jordi Portabella presentó una proposición de UxB para el pleno de este viernes en la que se instará a aprobar la misma declaración que ya pasó el corte en la Ciutadella con 85 votos a favor. El PP la rechazará y CiU, ICV-EUiA y UxB la secundarán. ¿Pero qué hará el PSC tras la inesperada revelación de su cabeza de filas?

LA PEOR SITUACIÓN / Existen varias posibilidades. Si el sufragio se decide por grupos, como es habitual, los concejales socialistas votarán de manera interna y se impondrá la mayoría. Pueden jugarse una cena a que ganará holgadamente el voto negativo, con lo que Martí debería defender una posición que en ningún caso es la suya personal. Si algún grupo municipal lo solicita, podría realizarse un voto secreto, lo que evidenciaría que la división socialista no es un terreno exclusivo del Parlament. El peor de los futuros para el PSC sería el voto nominal, algo que ayer no habían descartado solicitar PP y UxB. Sería un estriptís ideológico en toda regla en el que el partido que lidera con no pocos malabarismos Pere Navarro volvería a demostrar cierta división en lo que hace referencia al futuro identitario de Catalunya.

Un portavoz del grupo municipal socialista lamentaba ayer la voluntad de Portabella de «alargar un debate ya cerrado», y adivinaba en UxB cierta «intención de sacar rédito personal» de lo que salga de la votación que re realizara el viernes. La casualidad -la confesión de uno y el oportunismo del otro- dejan al PSC sin armadura ante los posibles envites de la oposición. El juego sucio no es algo muy habitual en el consistorio. Quizás sea porque muchos de los 41 concejales llevan años en el ayuntamiento y entre ellos se ha labrado un cierto respeto más allá de las distancias ideológicas. En esta ocasión, las pugnas a nivel de país, la situación de presupuestos prorrogados o la voluntad de dar la estocada a una formación herida puede que dejen a un lado el tradicional juego limpio.

Los diputados Àngel Ros y Joan Ignasi Elena, dos de los cinco díscolos socialistas del Parlament, fueron testigos en directo de las palabras de Martí en el foro Primera Plan@, organizado por EL PERIÓDICO y Banc Sabadell. También participó de la conferencia el veterano Raimon Obiols, que sin ocupar cargo de responsabilidad en el partido se cuenta entre los críticos. El líder socialista en el consistorio, al margen de sua la declaración, matizó que estar de acuerdo con el texto «no implica querer la independencia», y aseguró que las distancias ideológicas del PSC eran mucho más amplias en 1978, año en el que fue fundado.