Pleno extraordinario tras una cadena de irregularidades

Albiol cava la trinchera

CARLES COLS
BADALONA

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Xavier García Albiol no fue ayer el general Custer cargando contra los indios de la oposición que suele ser en cada pleno municipal, sino que pareció optar finalmente por una más conservadora estrategia de cavar trincheras ante lo que se supone que sucederá antes de que acabe el mandato, que PSC, CiU, e ICV-EUiA le echarán de la alcaldía en una moción de censura. El Ayuntamiento de Badalona celebró ayer el pleno extraordinario dedicado monográficamente a la cadena de escándalos que sacuden al gobierno de García Albiol. Al acabar, las tres fuerzas de la oposición se reunieron discretamente para analizar si la fruta ya está madura. Ferran Falcó, jefe de filas de CiU, cree que aún no, que no ha llegado la hora, pero el pleno no fue en balde. Por ejemplo, el alcalde aceptó que las obras que el pasado viernes EL PERIÓDICO reveló que se habían realizado en casa de una coordinadora de distrito, Julia Sánchez, en principio a cargo de las arcas municipales, realmente se ejecutaron. Hace solo cinco días se negaba su existencia. Ya es un paso.

El propio alcalde sacó el caso de la coordinadora de La Salut antes de que la oposición lo hiciera, pero con un birlibirloque que pretendía, se supone, desarmar a la oposición. Acusó a la empresa Demon Engineering de tramitar de forma fraudulenta la factura. Primero porque la envió al ayuntamiento con un concepto falso (mantenimiento de la vía pública), y segundo porque luego facilitó una copia a la coordinadora para que con ella el seguro se hiciera cargo del pago de las reparaciones. Previamente, la segunda teniente de alcalde trató de ridiculizar a la misma empresa porque, según ella, el objeto social con el que fue creada fue la fabricación de zapatos, así que sugirió que cuando de adquirir mocasines se trate, ya la llamarán.

PESCA DE ALTURA / La oposición no mordió el anzuelo. Julia Sánchez le pareció a PSC, CiU e ICV-EUiA una pesca menor, con caña y en el espigón, cuando las condiciones parecían perfectas para embarcarse en busca de una presa mayor. Falcó, en nombre de CiU, Jordi Serra por el PSC y Carles Sagués en representación de Iniciativa fueron ayer especialmente insistentes en subrayar que resulta poco creíble que David Gómez, exconcejal del equipo de gobierno, fuera capaz durante un año de encargar obras por valor de un millón de euros sin que ninguno de sus entonces compañeros de partido del PP lo supieran.

La acusación no es nueva, pero Serra, Falcó y Sagués repitieron como un mantra cuatro verdades en principio innegables. Primero, que las obras existen. Segundo, que no fueron ejecutadas, como en principio sostuvo García Albiol cuando saltó el escándalo, solo en dos meses del verano del 2012, como si un Gómez enloquecido aprovechara un inesperado vacío de poder. Tercero, que el equipo de gobierno solo ha movido ficha cuando las informaciones han sido publicadas en la prensa. Y cuarto, que algunas de aquellas obras se realizaron en equipamientos que para nada dependían de Gómez y que luego, sin embargo, se hacían bien felices la fotografía en el acto de inauguración.

En ese sentido, los tres jefes de filas de la oposición vinieron a explicar que solo si Badalona fuera Macondo sería creíble que concejales como Miguel Jurado y Salvador Lerma no se extrañaran de que equipamientos bajo su responsabilidad fueran objeto de inesperadas mejoras sin ellos saber nada de nada, como si un mago Melquiades hubiera llegado al pueblo. A García Albiol le exigieron que, como mínimo, destituyera a Lerma como superior inmediato de la coordinadora de La Salut. El alcalde pasó de puntillas sobre la petición, entre otras razones porque si corre la lista municipal que el PP presentó por Badalona terminará como concejal Antonio Cortés, otro coordinador de distrito también cesado, en su caso por presuntamente extorsionar a un comerciante de la calle de Xile. «Si el alcalde hiciera lo que tiene que hacer, se quedaría en cuadro», señaló Falcó.

Lerma y Jurado, cuyos nombres fueron varias veces pronunciados de forma acusatoria, permanecieron callados todo el rato. La oposición lo lamentó, y también que Gómez, como concejal no adscrito, tuviera en total solo tres minutos para intervenir. Si García Albiol hubiera querido, el pleno podría haber servido de gran careo entre las partes, pero lo impidió. Con todo, Gómez tuvo tiempo suficiente como para remachar que él encargó las obras porque así se lo pidieron sus compañeros del equipo de gobierno y, de paso, dejó caer la acusación de que Demon Engineering le regaló al alcalde un teléfono iPhone. García Albiol lo negó.

El pleno extraordinario, en resumen, no aclaró todo cuanto se pretendía por parte de la oposición, pero fijó posiciones. El ecosocialista Sagués fue a por todas y exigió al alcalde que dimita. El socialista Serra suspiró por que CiU se sume al frente de la moción de censura. «Este no es el mejor gobierno para esta ciudad. Hay uno mejor», dijo. Falcó retrató a García Albiol como un alcalde que vive en el engaño permanente.

¿Y García Albiol? En este tipo de situaciones, las percepciones siempre son subjetivas, pero cundió la sensación de que terminó el pleno grogui, ya que tras la estrategia de desacreditar a la empresa solo le quedó como última bala en la cartuchera la consabida técnica deltú más, y así concluyó que peor está Sabadell, o que la aparición de facturas impagadas ya era una tradición cuando gobernaba el PSC.