NOVEDADES EN UN LOCAL EMBLEMÁTICO EN SANTS-MONTJUÏC

Can Batlló ya tiene bar

La nave recuperada por los vecinos hace un año en el recinto fabril de la Bordeta estrena barra a precios populares y biblioteca durante la fiesta mayor del barrio

Con material reutilizado 8 El flamante bar del bloque 11 de Can Batlló, ayer por la tarde, antes de ser inaugurado durante las fiestas del barrio.

Con material reutilizado 8 El flamante bar del bloque 11 de Can Batlló, ayer por la tarde, antes de ser inaugurado durante las fiestas del barrio.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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Martes, 12 de septiembre. 17.30 horas. El ambiente en el bloque 11 de Can Batlló es el de los momentos previos a las grandes ocasiones. Mientras unas chicas ultiman la decoración del bar -anotando en una gran pizarra el horario y los precios-, Joan Roca y Jesús Delgado, dos de los activistas más veteranos del lugar pegan las fotografías de Jordi Soler -otro de los más implicados en la lucha vecinal de la Bordeta- sobre la historia de la recuperación del espacio en la entrada del recinto. Y es que en pocas horas, el ambicionado equipamiento social del barrio acoge el inicio de las fiestas de la Bordeta e inaugura bar, local que a partir de ayer está abierto todas las tardes y servirá para financiar el proyecto, que cada día cuenta con más frentes abiertos.

Al margen del bar, inaugurado ayer, este domingo a mediodía (re)estrenan la biblioteca popular Josep Pons, tras infinitas horas de trabajo voluntario del centenar de vecinos del barrio a los que se les ha metido entre ceja y ceja convertir Can Batlló en un equipamiento social de referencia en la ciudad.«Es mucho más que eso. Nos tomamos Can Batlló como un ensayo de la sociedad que queremos. Con el funcionamiento asambleario que queremos...»,relata Soler.

Con sus propias manos

Como todo en la enorme nave recuperada, el bar inaugurado ayer por la tarde lo han construido los miembros de la plataforma vecinalCan Batlló és pel barri, nacida en el Centre Social de Sants. Además, las obras se han hecho utilizando material reciclado de la propia nave. La barra, sin ir más lejos, se ha construido con barras de madera recicladas del techo, que seguramente se usarían para fabricar el hilo, según deduce el propio Soler (el proceso de elaboración de la barra se ve perfectamente retratado en la exposición de fotografías exhibida en el bar).

Y el bar y la biblioteca no son las únicas novedades del equipamiento. La Col, colectivo de jóvenes arquitectos afincado en el barrio que han llevado toda la parte técnica de la reforma de la inmensa nave ganada para el pueblo gracias a la tozudez de los vecinos, acaba de obtener una ayuda del Col·legi d'Arquitectes para construir una escalera que haga más accesible el espacio (dentro de la partida del colegio para proyectos cooperativos).«El proyecto plantea realizar una conexión vertical entre la planta baja y la primera a través de una escalera que haga a la vez de grada y que permita cumplir el recorrido de evacuación de incendios y, de esa manera, habilitar el su uso de la primera planta del edificio, duplicando así la superficie útil», explica Lali Daví, una de las arquitectas responsables del proyecto.

El presupuesto de estas obras es de unos 13.000 euros, y la ayuda del colegio es de unos 8.300, así que el colectivo está negociando con el ayuntamiento para que pague el resto, ya que el edificio no deja de ser de propiedad municipal. De hecho lo es desde junio de 2011, cuando, tras años de lucha por parte de los vecinos, el municipio llegó a un acuerdo con la propiedad del enorme recinto fabril para liberar ese espacio -y entregarlo a los vecinos. El resto del recinto -que ocupa un 25% del barrio- sigue, de momento, parado. Pese a que el nuevo equipo de gobierno ha logrado cambiar el sistema de compensación para liderar la esperada transformación urbanística, de momento, los últimos industriales siguen esperando las indemnizaciones.