El futuro de un eje viario de la capital catalana

¿El Parlament a las Glòries?

Ernest Benach

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Estos días ha saltado la noticia de que desde el Ayuntamiento de Barcelona se ha sugerido la posibilidad de que el Parlament de Catalunya se pueda trasladar a la plaza de las Glòries. Cuando una información como esta salta a los medios, automáticamente se genera un debate público en paralelo. Y los debates, si se hacen bien, siempre son interesantes. Quisiera aportar algún argumento de reflexión en relación a la cuestión.

Debo decir de entrada que la ubicación actual del Parlament no es nada mala, y que de hecho, el Parlament le hace falta solo un hemiciclo nuevo, eso sí, salvaguardando el histórico para ocasiones excepcionales. Al fin y al cabo, el valor de la historia no se puede dañar ni olvidar así como así. Un hemiciclo nuevo esencialmente para que los diputados y diputadas puedan trabajar mejor, para que quepa más público, y para que los medios de comunicación dejen testimonio y crónica de lo que sucede. Al menos esa era la idea con la que durante unos años de las dos anteriores legislaturas trabajamos intensamente desde el Parlament. Teníamos incluso soluciones de poder hacerlo para no abandonar el parque de la Ciutadella. La crisis, y de común acuerdo con todos los presidentes de los grupos parlamentarios, provocó que el proyecto se dejase en un cajón a la espera de tiempos mejores. En un momento en que se aventuraba que habría restricciones y dificultades económicas no se podía plantear este tipo de proyecto.

Pero aparte de eso creo que hay otro argumento importante en todo este debate. Cuando gentes de otros países visitan el Parlament quedan gratamente sorprendidos por la nobleza del edificio. La expresión, «eso sí que es un parlamento» la hemos oído a menudo, contando la historia de aquellas cuatro paredes, que cargadas de simbolismo son mucho más que un edificio más o menos histórico. Con el alcaldeCloshabíamos hablado a menudo de la dignificación de la zona de la Ciutadella, dado que era allí donde estaba nuestro parlamento nacional, el símbolo y la expresión de la voluntad popular de catalanas y catalanes. Y es en el parque de la Ciutadella donde mejor se expresa nuestra historia.

CuandoFrancesc Maciàquiso que el Parlament se instalara en el parque no era un capricho presidencial. Había connotaciones históricas y también la voluntad de superar nuestros momentos más amargos. Cuentan queTarradellas,en ese momento encargado de poner en marcha el nuevo Parlament, era más partidario de construir un edificio nuevo en otro lugar más céntrico de Barcelona, peroMacià,inflexible, insistió en el parque de la Ciutadella. Justamente en el mismo lugar donde unos siglos antesFelipe Vhabía empezado el intento de destrucción de la nación catalana. El símbolo de la opresión quedaba enterrado por el principal símbolo de la propia libertad, el parlamento nacional.

Son factores que vale la pena tener en cuenta de cara a tomar decisiones que ahora mismo solo pueden entrar en el terreno de la planificación porque los argumentos que nos impidieron avanzar en la remodelación del Parlament hoy, por desgracia, están más vigentes que nunca.