Negociación colectiva en una empresa pública

TMB, en manos de Treball

Protesta de trabajadores de TMB, el pasado domingo en Sant Jaume, durante la inauguración del monumento a los 'castellers'.

Protesta de trabajadores de TMB, el pasado domingo en Sant Jaume, durante la inauguración del monumento a los 'castellers'.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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La Conselleria de Treball conoce bien los conflictos de TMB porque ya le ha tocado mediar en anteriores guerras laborales de la empresa pública de transportes. Fue en otros tiempos, la CGT tenía mayoría sindical, había huelgas a diestro y siniestro y los convenios colectivos entraban en vigor sin que parte del comité de empresa estampara su firma. Lo de ahora -el Govern recibirá a las partes el lunes- es un paro de cuatro días con el mismo tono reivindicativo pero con el añadido de que los trabajadores amenazan con dar donde más duele, la feria del móvil, ni más ni menos que el acontecimiento económico del año. La negociación está rota y la pelota en Sant Jaume. El partido entra en su fase decisiva mientras los hoteleros ya buscan alternativas para no dejar tirados a los 60.000 congresistas.

Ayer debía celebrarse la última de las reuniones bilaterales entre la dirección y los trabajadores. A las diez de la mañana, los comités de metro y bus estaban citados por separado en las oficinas de Santa Eulàlia y en las del funicular de Montjuïc. Los trabajadores del subterráneo mandaron una pequeña delegación. Al ver que no había mediador del Govern como solicitaron, ni se molestaron en dar un trago al agua que tenían sobre la mesa. Los del bus mandaron una carta el día antes advirtiendo de lo mismo. Al no recibir notificación alguna, no se presentaron. La compañía lo consideró una afrenta y lamentó no haber podido presentar un nuevo «plan de viabilidad» que por la tarde no quiso concretar para no avanzar cartuchos que tiene intención de disparar el próximo lunes.

CONGRESO «ASEGURADO» / En el ayuntamiento se masca tanta prudencia como nervios. El alcalde Xavier Trias y Joaquim Forn, primer teniente de alcalde y presidente de TMB, se apresuraron a tranquilizar sobre el futuro del Mobile World Congress. «Está asegurado», exclamaron al unísono, a pesar de que el líder de CiU estaba en Bruselas, y su mano derecha, en una sala del consistorio donde todas las preguntas apuntaban a la feria. Esa misma tranquilidad intentaron transmitirle el martes a John Hoffman, responsable máximo del congreso, que, según admitió Trias, no escondió su desazón ante la huelga de metro y bus convocada entre el 27 de febrero y el 1 de marzo.

Mientras la plantilla no tiene nada que perder y espera con relativa calma, en el gobierno municipal prefieren ponerse en el peor de los escenarios para que la cosa no les coja desprevenidos. El alcalde ya habló de servicios mínimos y, respetando en todo momento que es la Generalitat quien debe establecerlos, no descartó que alcancen el máximo de entre el 60% o el 70% en horas punta, algo que no será del agrado de los trabajadores. En anteriores huelgas, los autobuses boicoteados y las cocheras colapsadas fueron habituales. Forn avisó de que serán contundentes ante este tipo de acciones.

De momento la situación está así. La empresa se aviene a acercar posiciones -está en juego ese IPC acumulado del 2011 que los empleados reclaman, unos 700 euros por cabeza- pero siempre teniendo en cuenta que la compañía está «al borde de la quiebra» y que todo lo que la plantilla consiga será a base de recortar otra prestación laboral, puesto que el año que viene, adelantó, la compañía añadirá otros 100 millones a su deuda que ya supera los 270 millones. Su propuesta será a largo plazo, tres o cuatro años, quizás hasta cerrar el mandato, y planteará la congelación salarial -ya la quisieran en muchas otras empresas- y el mantenimiento de los puestos de trabajo.

FRENTES SINDICALES / Los comité de empresa entrarán el lunes con varios frentes abiertos. Quieren ese IPC aprobado por convenio, exigen conocer los números de la empresa y quieren garantías de que el reciente recorte del servicio de bus -cuatro líneas menos, bus de barrio eliminado los domingos...— no acabe repercutiendo en la plantilla. Así lo expresaba ayer Miguel Ángel Arias (UGT), presidente del comité de empresa del bus: «¿Seguirnos pagando el sueldo y a la vez quitarnos trabajo? Lo dudo mucho. Tarde o temprano, plantearán recortes de plantilla».

En Sant Jaume, a 10 días de que empiece el Mobile World Congress, no esconden que existe cierta «preocupación». Lo admitía ayer Forn, que adelantó que una de las soluciones podría ser liberalizar el taxi (trabajar aunque sea su día de descanso). También están inquietos los hoteleros. Estudian medidas extraordinarias para mover a sus huéspedes en caso de que no haya transporte público. Y aunque no han querido concretar cómo plantean solucionar la carencia de bus y metro, lo que sí está claro es que no moverán ficha sin pactarlo antes con Govern y ayuntamiento.

Más allá de autobuses privados y alquiler de vehículos con conductor, pocas opciones les quedan, a no ser que se decida repartir carnets provisionales del Bicing.