a pie de calle

Cuando (re)abrir Méliès es noticia

El vestíbulo de entrada a las dos salas de los cines Méliès, ayer por la tarde.

El vestíbulo de entrada a las dos salas de los cines Méliès, ayer por la tarde.

EDWIN WINKELS

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Cuando el jueves 2 de junio del año pasado se quemó, por culpa de un cortocircuito, la cabina de proyección de los cines Méliès, se evacuaron sin problemas a la treintena de espectadores y se tuvieron que cerrar las dos salas, este periódico explicaba en una noticia breve que el incendio había «dejado tocado de muerte» este cine en la calle de Villarroel. Y es que el propietario,Carles Balagué, se mostró «muy pesimista» sobre la posibilidad de reabrir. Y no era un pesimismo gratuito el del cineasta catalán -que empezó con esta aventura de proyectar películas de autor, clásicas, catalanas y otras joyas desconocidas en la Navidad de 1996-, ya que sabía que cerrar un cine es mucho más fácil que abrirlo.

¿La prueba? Guiado por la sensación de que no hace mucho había más cines en la ciudad que ahora, rescato del archivo la cartelera de cine de Barcelona de aquellas Navidades de hace 15 años, cuando los Méliès se estrenaron conEl gran carnaval, deBilly Wilder, yAssumpte intern, del propioBalagué. La lista de defunciones cinematográficas en estos 15 años es escalofriante; han muerto en tres lustros más cines en Barcelona que estrellas en Hollywood.

A ver: a finales de 1996 se podía ir al cine a las salas ABC Balmes, Alcázar, Alexis, Arcadia, Arkadín, Astoria, Bailén, Balmes, Capsa, Casablanca, Club Doré, Club Pedro IV, Coliseum, Diagonal, Fantasio, Montecarlo, Niza, Novedades, Palacio del Cinema, París, Publi, Regio Palace, Rex, Rio, Savoy y Waldorf. Hasta 26 cines desaparecidos en 15 años, unos con nombres históricos, ahora en ruinas, o reconvertidos en tiendas o teatros. Hubo cinco cines en el paseo de Gràcia, de los que solo queda uno, el Comedia. Todos fueron comidos por la voracidad de los cómodos multicines, que abrieron prácticamente todos en los grandes centros comerciales.

Así queBalagué se las veía venir, cuando se le quemó la sala sin décadas de historia pero con un premio Sant Jordi de cine en su haber. Un cine en medio del Eixample, sin fastuosos carteles, sino como si fuera una tienda más. Si caminas rápido, ni te das cuenta de que pasas ante un cine, entre las calles del Consell de Cent y Aragó. «Falta la decoración, unos cuantos detalles, pero con las salas ya listas y todo repintado, quisimos abrir todavía en las vacaciones de Navidad», me explicaDani Cantón mientras recorta los tíquets para ir a verMelancolía, deLars von Trier. Al lado, hay persianas bajadas, locales en alquiler, crisis por doquier.

Un Verdi extremo

3 O sea, en contra de los malos augurios, y tras gastar 180.000 euros en la reforma, sí que pudo reabrir este modesto cine donde, segúnDani,se quiere proyectar «más allá del Verdi y Renoir», los grandes competidores. «Somos un Verdi extremo», añade, aunque todos los filmes de su cartelera de esta semana, ese deVon Trier, Habemus Papam,deNanni Moretti,Jane Eyre, yMargin Call,conKevin Spacey,se pueden ver también en otras salas. Será que han querido empezar fuertes. Lo alternativo de verdad, y esos clásicos de toda la vida, ya volverán en el futuro.