Mujeres de BCN

Cuenta la escritora y editora Elisenda Albertí que Barcelona está llena de plazas, de calles, de placas y de monumentos que rememoran el pasado.«Casi siempre se refieren a hombres mientras que las mujeres, activas y esenciales en todos los tiempos, permanecen ocultas bajo el telón del olvido. Son los hombres los que han escrito la historia». Esa certeza la llevó a desenterrar las huellas de esas heroínas, reales o imaginarias, que lograban destacar pese todas las dificultades.

«En vida, las mujeres no fueron ni tan invisibles ni tan silenciosas como ha dejado escrito la historia. Por ello las reivindico con toda su diversidad», explica Albertí, que publicaDones de Barcelona.Històries i llegendes barcelonines des del segle IV fins al XIX(Orígens). Aborda largos años en los que las mujeres fueron prácticamente anuladas de las crónicas históricas.«Quería rescatar sus voces», señala la autora, que propone seis itinerarios por Ciutat Vella para conocer los espacios donde sucedieron las historias vividas por mujeres como La Canuda, la reina Elionor, Santa Eulàlia, las lavanderas de Horta que bajaban la ropa limpia en carro hasta la Catedral de Barcelona, la joven Carmeta que salió a pasear desnuda y Juliana, la hija ilegítima de una esclava a quien un mercader quería robar el honor.

Para atraer la curiosidad, Albertí plantea una serie de preguntas: ¿Qué mujer da nombre a la calle de La Canuda? ¿En qué calle se abrió la primera agencia matrimonial? ...«En el fondo, toda leyenda esconde algo de verdad», asegura. La documentación de estas historias, muchas de ellas de tradición oral, la ha encontrado en libros antiguos sobre leyendas de Barcelona y en diarios de la época. Albertí insiste en que no es un libro de biografías, sino de historias con la magia de un cuento.

Entre ellas destacan dos relatos, distintas versiones sobre la mujer que da nombre a la calle de La Canuda, documentada en 1446. La más romántica cuenta que el joven heredero de una rica familia se enamoró locamente de la airosa y esbelta criada. Así se fue a pedir su mano al padre de ella, quien le denegó su permiso para casarse con su hija. El motivo que le dio quien pretendía como suegro fue que«la mujer pobre que contrae nupcias con un hombre adinerado queda atada y sometida de por vida a su marido». El pretendiente no se dio por vencido. Recurrió a un notario y cedió la mitad más un céntimo de su fortuna a Canuda, que fue reconocida como una gran dama por su nobleza y honestidad. La segunda historia ya no es de color rosa, ya que asegura que se llamaba Canuda por ser la mujer de un hombre prematuramente canoso.

Dones de Barcelonadesvela quiénes pudieron ser las primeras funcionarias municipales. Desde el medievo y hasta entrado el siglo XX, unos funcionarios llamados panotscontrolaban que nadie entrara alimentos en la ciudad sin pagar tasas. Registrar a las mujeres creaba situaciones embarazosas y Madrona, una vecina de la calle de Allada, fue la primerapanota. Pasa por ser también la primera funcionaria municipal y, tras ella, laspanotespasaron a sermadrones.