La respuesta del barrio

Desconfianza en el Gòtic

La calle más mediática 8 Varios medios de comunicación acudieron ayer a Petritxol para hacerse eco de la noticia de EL PERIÓDICO.

La calle más mediática 8 Varios medios de comunicación acudieron ayer a Petritxol para hacerse eco de la noticia de EL PERIÓDICO.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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No se respira demasiada confianza en el Gòtic. Pese a la firmeza que el alcalde Trias mostró ayer tras la publicación en EL PERIÓDICO de las fotografías de sexo mercenario en la calle de Petritxol, tildando la situación de«inadmisible»y anunciando su intención de buscar«soluciones nuevas»,muchos de los vecinos y de los comerciantes del lugar consideran que ocurrirá«lo de siempre».Es decir, que este fin de semana se verá más policía, y quizá en las próximas semanas también, pero que cuando pase elboom mediático todo volverá a las andadas.«Esto es como los trileros de la Rambla»,apuntó Carles Báguena, vecino y propietario de una joyería en la calle de Petritxol.«Esta mañana [por ayer, día de la publicación de las imágenes]he visto primero a una pareja de mossos y después a otra de la Urbana. Me han entrado ganas de decirles que era por la noche cuando debían venir, y no por la mañana, cuando está todo tranquilo»,relató Báguena, ayer estrella indiscutible de la jornada.«Me han entrevistado en la uno, en la cuatro, en la cinco, en la seis y en BTV. En todas menos en la catalana, diría»,explicó.

El aumento de la presión sobre los clientes, una de las medidas a las que se refirió ayer Trias, tampoco ha sido recibido en el barrio con grandes expectativas.«La mayoría son turistas que van borrachos. ¿Multarles va a servir de algo? Muchos están aquí solo dos días. ¿Les van a ir a perseguir a su país para que paguen la multa?»,se interrogó una vecina.

Los hechos están claros: la calle de Petritxol es un lugar casi bucólico durante el día, lleno de entrañables chocolaterías, pero al caer la noche, el lugar queda prácticamente desierto, lo que propicia que algunas jóvenes prostitutas de la Rambla aprovechen sus rincones -y su cercanía con el paseo- para practicar sexo mercenario, dadas las precarias condiciones a las que están sometidas. La lectura sobre las causas y la necesidad o no de denunciarlas dista mucho dependiendo de a quién se le consulte. Para muchos de los comerciantes y de las asociaciones que trabajan con estas mujeres, incidir sobre el tema«no trae nada bueno». Para los primeros porque da una mala imagen de la calle, lo que puede perjudicarles -«mucha gente ahora relacionará Petritxol con prostitución y no vendrá, mientras eso solo pasa de noche»,insistieron los tenderos-, y para las segundas porque eso no hará más que incrementar la criminalización del fenómeno y la persecución de estas mujeres.

A ojos de los residentes, en cambio, visualizar la situación es necesario«para que las administraciones tomen cartas en el asunto».«Parece que si no salen en la prensa las cosas no pasan, pero pasan», indicó una vecina, quien incidió en que«para los comerciantes es muy fácil callar, ya que cuando bajan las persianas y se van ya no sufren el problema».