Análisis

Una nueva normativa y planimetría arqueológica

Una nueva normativa y planimetría arqueológica_MEDIA_1

Una nueva normativa y planimetría arqueológica_MEDIA_1

ISABEL RODÀ
Directora del Institut Català d'Arqueologia Clàssica

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La Barcelona romana era mucho más que la ciudad cerrada dentro de las murallas, tan potentes, que hoy podemos admirar en Ciutat Vella. Tenía también su territorio, sobre el que tenía jurisdicción y que le garantizaba que pudiera abastecerse de los productos de primera necesidad. Los alrededores de Barcino eran llanos y fértiles, lugar propicio para el asentamiento de villas que pudieran desarrollar una provechosa explotación agropecuaria. Todos los barrios que ahora cruza la Meridiana tenían las condiciones óptimas: no lejos del curso del Besòs (el Baetulo de la antigüedad) y cerca del trazado del acueducto que llevaba el agua potable de Montcada al núcleo urbano, entrando por la actual plaza Nova.

Hay noticias antiguas de hallazgos en estos barrios cuando aún eran, en el siglo XIX, zonas de cultivo; y también en el siglo XX hubo hallazgos aislados. Nunca, sin embargo, se había podidotocary excavar uno de esos asentamientos rurales de la época romana. Es lo que ha pasado en La Sagrera, cuya villa romana es una más de las que se conocen por toda Catalunya pero que, por ahora, eslavilla del Pla de Barcelona.

Ha sido una agradable sorpresa ver la reacción de la sociedad civil y de los vecinos del barrio que han reclamado que consideran también a los romanos como buenos vecinos con los que convivir, en un ejercicio amplio y loable de la memoria histórica, que, afortunadamente, no debe ser solo reciente y contemporánea sino que debe mirar muchos siglos atrás si queremos una identidad integral.

Rigor y buena dirección

Pero ¿qué ha ocurrido? El seguimiento de las obras del AVE y las excavaciones han comenzado simultáneamente y solo ha quedado margen para documentar y, en todo caso, extraer algún elemento destacable. Afortunadamente, los trabajos arqueológicos se han ampliado, han sido rigurosos y han estado bien dirigidos por buenos profesionales bajo la tutela del Institut de Cultura de Barcelona y del Museu d'Història de Barcelona, que son los organismos del ayuntamiento para las tareas de excavación e investigación históricas. Pero todos ellos son prisioneros de una normativa que, aunque no sea empresa fácil, habría que cambiar para que las excavaciones se hicieran antes de que un proyecto estuvieradat i beneïty así dar opción, llegado el caso, a poder adaptarse a las sorpresas que puedan salir de un subsuelo que contiene un patrimonio oculto que también hay que respetar y, si es necesario, integrar. De esta manera, podría minimizarse el hecho de encontrarnos ante hechos consumados en los que todo estádat i maleït.

Ahora, el caso de La Sagrera ha despertado un interés y una reacción enormes. A mi modo de ver, esto tiene mucho de positivo y hay que aprovechar el momento para que las futuras (y muy cercanas) intervenciones en el trazado del AVE se puedan hacer con mayor flexibilidad y capacidad de actuación.

Pero no debemos mirar solamente a La Sagrera y el AVE. Pensemos en las muchísimas intervenciones arqueológicas que se hicieron con ocasión de las obras para la Barcelona de 1992 y también la del 2004. ¿Qué se sabe de ellas? Hay voluminosas memorias más o menos inteligibles, pero casi nada ha trascendido a la sociedad y yo diría que ni siquiera a la comunidad científica. Es preciso ponernos manos a la obra también aquí para dar difusión a tantas actuaciones de la arqueología preventiva de entonces para conocer mejor nuestra ciudad y planificar mejor su futuro. Un buen instrumento para ello sería disponer de una planimetría arqueológica como la que ya tiene la ciudad de Tarragona. En Barcelona se ha empezado a hablar del tema, pero el proyecto aún no está cerrado. Ojalá lo podamos sacar adelante pronto, y de esta manera la planificación urbanística iría más sobre seguro cuando debe actuar en un terreno concreto.