Con todos ustedes, Rita Indiana

«Un carro [un coche] te puede matar. Un carro se dispara. Un carro carro. Ese mismo, el de ahorita. El mismo de ahora. El mismo carro. Por ahí viene. Acelerando. Acelerando». Rita Indiana lee ¿o canta? acompasadamente y con intención un fragmento de su novelaPapi (Periférica) que es puro merengue, el ritmo dominicano por excelencia. Rita Indiana (Santo Domingo, 1977) está destinada a llamar la atención por su presencia casi imposible, como de figura de Giacometti.

Mide más de un metro noventa y sus palabras trasmiten una entereza que su físico quebradizo no tiene.

Hace tres años que viene renovando el merengue electrónico y esta noche actuará en las fiestas de la Mercè con su grupo Rita Indiana y los misterios. Pero antes de llegar a la música estaba la escritura, de cuentos y especialmente dePapi, que la autora escribió en Puerto Rico donde vive actualmente y que ahora llega a España.

Un texto de culto

En esa novela, texto de culto en el estado asociado y entre los latinos de Nueva York, ha volcado parte de sus experiencias. Historia de una niña en la eterna espera de que su padre ausente y adorado, un mafioso prepotente, aparezca al final y la colme de amor y regalos,Papinació de la lectura de Cien años de soledady de la visión del Scarface de Brian de Palma. «Sentí que cuando el caudillo iberoamericano -Trujillo, sin ir más lejos- cruza la frontera, se convierte en Scarface, en un ejercicio de degradación de su masculinidad». La obra, básicamente, es un retrato del «hipermacho caribeño». «Ser varón en el Caribe es una maravilla, básicamente es una licencia para matar», denuncia.

Rita no reconoce los hechos de la novela en su vida pero sí el fervor que su propio padre, lejano porque residía en Miami, despertaba en ella. «Mi papá fue asesinado en Nueva York en 1989. Y de su muerte tengo cinco versiones distintas. Era mi héroe. Mi ídolo. Tuve una relación muy cálida con él pero por desgracia también muy intermitente», admite reconociendo la connotación erótica que la palabrapapitiene en la República Dominicana, porque así se llama al novio o al amante. «Todas las niñas de ocho años están enamoradas de su padre. Yo no era una excepción».

En lo que sí es una excepción es en haberse atrevido a salir del armario. Indiana es una lesbiana militante, en un país en apariencia no muy transigente. «La reacción de la gente de a pie fue sorprendentemente buena. Mi relación con el público no cambio».