RADIOGRAFÍA DE LAS REBAJAS INMOBILIARIAS

Pisos a precio de coche

CARLES COLS
BARCELONA

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¿Dónde estaba usted en la primavera del 2007? No lo recuerda. Si es usted de Barcelona o de alguno de sus satélites urbanos, vivía hace cuatro años nada menos que en un tablero del Monopoly, un juego ameno siempre y cuando sus reglas no traspasen el umbral de la ficción y, cual pesadilla, se hagan realidad, más o menos como sucedió entonces, en el 2007, un año en cuyo primer trimestre la compra y la venta especulativa de pisos alcanzó el paroxismo y cerró así las puertas del derecho constitucional a la vivienda a buena parte de la sociedad.

4.888 euros. Ese es el Everest estadístico que alcanzó el metro cuadrado en el 2007 en Barcelona. En L'Hospitalet fueron 4.122, y también en el 2007. En Santa Coloma de Gramenet fue antes, durante el tercer trimestre del 2006, con 3.559 euros el metro cuadrado.

La estadística dice también que hoy los precios son equivalentes a los del 2004. Pero una profunda metamorfosis ha transformado el mercado más allá del precio del metro cuadrado. En el 2004, y no digamos ya en el 2007, los pisos a la venta por menos de 100.000 euros eran una rareza. Hoy, no.

Según datos de idealista. com, (portal inmobiliario de obligada consulta en estos casos por sus dimensiones casi enciclopédicas), en agosto del 2004 había en Barcelona solo 13 pisos a la venta por un precio inferior a los 100.000 euros. Hoy hay en oferta 132. En L'Hospitalet, en el 2004 había solo tres pisos por debajo de esa barrera. Hoy, 100.

En la calle de Àngel Guimerà de L'Hospitalet está a la venta una minúscula casa a reformar por 47.000 euros. En la calle de Sants de Santa Coloma de Gramenet se puede adquirir otra por 55.000. En Barcelona, la sima de los precios se sitúa en los 49.000 euros. Cuando la burbuja inmobiliaria estaba a punto de estallar y el dinero de los bancos financiaba el 100% del piso, una operación de estética o unas vacaciones en Cancún, hubo un modelo de coche, el Porsche Cayenne, que terminó por convertirse en el icono del éxito personal. Era más caro que algunos de los pisos que hoy están a la venta en Barcelona. Pero conviene puntualizar aquí que la letra pequeña de algunas de las ofertas es de lectura obligada. «No, no tiene cédula de habitabilidad, pero está listo para entrar a vivir», aclara el vendedor de un piso de 52.000 euros. Tampoco la tenían (por quitar hierro al asunto) las decenas de Porsche Cayenne que muchos bancos y cajas terminaron por acumular como incómodo patrimonio porque sus dueños no pagaban las mensualidades.

La primera metamorfosis, pues, es que el parque de pisos baratos (un adjetivo siempre subjetivo) ¡existe!, pero hay una segunda transformación no menos deslumbrante: el engaño (la falta de cédula de habitabilidad) o la burla (pisos insalubres o con daños estructurales graves) han dejado paso a viviendas que, aunque minúsculas a veces, pueden permitir a una pareja joven, por ejemplo, emanciparse.

Una visita a varios de ellos ha resultado ser todo un sorpresón para quien arriba firma. Los ha visto en el Raval y en Trinitat Vella. ¿Son pequeños? Sí, mucho. 35 metros cuadrados, 45, 50..., pero el vendedor ha equipado la cocina, ha instalado armarios y ha equipado con luces halógenas un techo recién remozado para tratar de venderlos por 70.000 y 80.000 euros. ¿Por qué? A pie de calle, una vendedora, Olga, da su versión: «Los bancos han inundado el mercado con su stock de pisos. El comprador ahora elige. Hay que mimarle».