La metamorfosis de los locales playeros

El chiringuito se reinventa

El Chiringuito del Sol, en la Barceloneta (izquierda) y el Natura (grupo El Chiringuito), en la Nova Mar Bella.

El Chiringuito del Sol, en la Barceloneta (izquierda) y el Natura (grupo El Chiringuito), en la Nova Mar Bella.

MARINA MUÑOZ BENITO
BARCELONA

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Los viejos chiringuitos de playa de Barcelona, aquellos cuya oferta se limitaba a bocadillos,chipsy berberechos enlatados consumidos en frías sillas metálicas o de plástico, se han convertido en los últimos tres o cuatro años en auténticos y modernosbeach clubs. La satisfacción del cliente, tanto a nivel gastronómico con una amplia carta como con el servicio y la comodidad, es ahora el principal objetivo de estos pequeños oasis a pie de playa, además de reinventarse continuamente para destacar sobre la competencia. «Antes se ofrecía lo más simple y ahora se intenta dar la mayor profesionalidad», explica Fabio Frascatore, encargado del Vai Moana, en el Bogatell.

A pesar de la normativa municipal, que solo permite cocinarin situ a aquellos que tengan licencia de restaurante (y estos, según fuentes municipales, son muy pocos), carnes, pescados, pastas y ensaladas, algunos cuya presentación es estilo gurmet,se han añadido a sus cartas. Estas cuentan cada vez más con platos saludables. Un ejemplo es el Natura, en la Nova Mar Bella, que apuesta por productos ecológicos. Otros, como el Barcelona Beach, amplían sus horizontes culinarios. «Los jueves, viernes y sábados noche ofertamos sushi», indica Josep Carbonell, copropietario del club y fundador de la Asociación de Chiringuitos de las Playas de Barcelona.

NORMATIVAS DIFERENTES / Esta agrupación, de la que forman parte la mayoría de este tipo de locales del litoral barcelonés, nació hace cinco años «para luchar por un nuevo concepto de chiringuito», apunta Carbonell. «Antes ponías una palmera, y multa. Ahora podemos poner palmeras, televisiones de plasma, música…», explica. Y es que esta última y la decoración son lo que diferencia, a simple vista (y oído), a cada unos de estos espacios. Elchill out y elhousese imponen en la mayoría de ellos, sin dejar de lado loshitsdel verano.

No obstante, la ubicación del chiringuito condiciona su «capacidad de maniobra». Si los clubs del distrito de Sant Martí cierran a las dos de la madrugada y tienen autorización para poner música, no es así en Ciutat Vella y Port 2000, que cierran a medianoche. «Si es una zona más urbana y hay gente viviendo, cierran antes», señalan fuentes del ayuntamiento. Tanto en unos como en otros, fiestas ydisc jockeysestán prohibidos. «Ya hay otros sitios apropiados para eso», recuerdan las mismas fuentes.

Con la actual apuesta por el reciclaje, estos locales se han visto favorecidos. «Hace dos años se encontraron con que había muchos desechos de plástico y nos permitieron utilizar vasos de cristal, anteriormente prohibidos», expone Carbonell. Gracias a este cambio, la calidad ha aumentado. «No hay color entre servir un cóctel en vaso de plástico y hacerlo en uno de vidrio», expone Mireia Martínez, del Inercia. Otros van más allá. «Recogemos todas las colillas», señala Noferini, del Princesa 23.

MÁS SERVICIOS/ Los servicios que ofrecen los chiringuitos vanin crescendo. «Tenemos seis lavabos y cuatro son públicos», explica Martínez. Y es que, dentro de la concesión, «se tienen que hacer cargo de los baños, consuman los usuarios o no», aclaran fuentes municipales. Otro es el servicio a las hamacas. «El cliente puede pedir un refresco y se lo llevamos a su hamaca al mismo precio que en la barra», explica Carbonell. Esta oferta, además, lucha contra la competencia ilegal de los lateros, que estos días recorren las playas intentando hacer, nunca mejor dicho, su agosto.