las vías alternativas para acceder al mercado de trabajo
BCN apuesta por la formación profesional contra la precariedad
Joel Molins tiene 24 años y podría describirse como la antítesis del prototipo deni-ni.Después de terminar el bachillerato empezó a estudiar Física en la Universitat de Barcelona y, pese a que le gustaba, al segundo año de carrera su situación familiar le obligó a buscar una salida laboral «algo más rápida», por lo que decidió pasarse a la formación profesional. Se decantó por un ciclo formativo de grado superior de Desarrollo de aplicaciones informáticas en la Escola del Treball, y hoy, dos años más tarde, trabaja en Sigma Gestión Universitaria, empresa donde, además de dedicarse a «lo suyo» -el desarrollo de aplicaciones informáticas-, orienta a las nuevas generaciones de estudiantes, quienes, como él en su día, realizan allí sus prácticas.
Joel es justamente el modelo por el que quiere apostar Barcelona, ciudad que se ha dado cuenta de que el 80% de los 600.000 parados catalanes no tienen estudios posobligatorios. A ojos de Ricard Coma, gerente de la Fundació BCN Formació Professional -organismo dependiente de la concejalía de Educación de la capital catalana dedicado a fomentar estos estudios-, esos datos son el reflejo de una política que hay que superar. Una política que promovía el ladrillo y que los chavales acabaran los estudios obligatorios y se pusieran a trabajar en el sector de la construcción sin ningún tipo de formación. Para intentar paliar las consecuencias de esos errores del pasado, uno de los actuales proyectos de la Fundació BCN Formació Professional es el programaNuevas competencias, nuevas oportunidades, que pretende identificar y definir los nuevos lugares de trabajo del sector industrial en clave de competencias profesionales y diseñar recursos que ayuden a la intermediación entre las personas y las empresas. Es decir, formar a ese grueso de jóvenes parados sin estudios en conceptos muy específicos, adaptados a las oportunidades de trabajo reales.
SOBRECALIFICACIÓN / Y es que un estudio elaborado por el ayuntamiento revela que la capital catalana sufre hoy por hoy, por un lado, una sobrecalificación -personas que realizan trabajos por debajo de su titulación—y, por el otro, un 60% de la población no dispone de ningún tipo de estudios posobligatorios; datos que reafirman las teorías y objetivos de esta fundación, y por ende de la ciudad: la necesidad de reforzar los estudios de formación profesional. Es más, según el estudio, la tasa de temporalidad contractual de los técnicos superiores es la más baja.
Otro de los proyectos exitosos de la fundación es el bautizado como Beca Empresa, iniciativa gracias a la que Joel trabaja actualmente en Sigma Gestión Universitaria. El proyecto busca incrementar la calidad de las prácticas en empresas -obligatorias para obtener el título- a través de una estancia que añade valor al aprendizaje de competencias profesionales en un contexto de innovación tecnológica, metodológica y profesional. El objetivo final es tan claro como ambicioso: realizar unas prácticas excelentes para formar a profesionales excelentes.
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