La Vila de Gràcia 1

La Vila de Gràcia vence en su desafío al coche

Con La Vila de Gràcia, el diario sigue esta semana con el ciclo de 16 entregas sobre barrios de Barcelona y su entorno metropolitano en las que vecinos y autoridades hacen balance del mandato.

Peatones y un ciclista en la calle de Ramon i Cajal de la Vila de Gràcia, el viernes.

Peatones y un ciclista en la calle de Ramon i Cajal de la Vila de Gràcia, el viernes.

XABIER BARRENA
BARCELONA

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Los tejidos urbanos desarrollados y madurados antes de la eclosión del automóvil tienen en común su lucha contra el gigante de las cuatro ruedas. Tras décadas en que la palabra vialidad era sinónimo de espacio público cedido casi en exclusiva al coche, en los últimos años se ha iniciado una reconquista generalizada. La Vila de Gràcia, el antiguo pueblo que en 1898 fue anexionado a Barcelona, puso en práctica en este mandato una cruzada para devolver a los peatones el espacio público de aquellas calles en que la convivencia en igualdad de condiciones entre vehículos y personas era imposible. Es decir, en todas aquellas calles estrechas, de acera hasta entonces marginal. El proceso es largo, pero los primeros frutos ya se están recogiendo. El tráfico se ha reducido un 14%.

La tasa de vehículos por cada mil habitantes en el barrio (274) es considerablemente inferior en comparación con la del distrito (322) y con la media de Barcelona (332). El 52,8% de los gracienses no tienen vehículo propio. Cabe deducir de todos estos datos que los habitantes de la Vila de Gràcia usan menos el vehículo que el resto de los barceloneses y, también, que la mayor parte de la, a veces, densa circulación obedece a tráfico de paso. A personas cuyo origen o destino no se halla en el barrio. Con esa idea, el distrito ideó, en el 2004, con Ricard Martínez (ERC) como concejal, un plan de movilidad que dividió el barrio en 16 supermanzanas, separadas por las vías que cruzan el barrio y que por su papel central de distribución ya cuentan con una anchura suficiente como para permitir una acera digna.Estas serían, entre otros, en el sentido mar-montaña Torrent de l'Olla, Gran de Gràcia y Torrent de les Flors; y en el de Llobregat-Besòs, Travessera y el eje Providència-Blada-Santa Àgata-Carolines, entre otros.

DIVERSIDAD DE USOS EN LA CALLE / En el diseño de las manzanas se tuvieron en cuenta los distintos usos de la calle, dando prioridad al peatón, pero garantizando la carga y descarga de mercancías, el acceso de los vecinos con su vehículo, el ocio, el comercio, el uso de la bicicleta y el paso del transporte público.

El proyecto ha vivido un gran impulso en este mandato, de la mano del actual concejal, Guillem Espriu (PSC). Así, se han puesto ya en marcha las macromanzanas delimitadas por Gran de Gràcia, Via Augusta y la Travessera de Gràcia, por un lado, y las que estan entre Gran de Gràcia y Torrent de l'Olla y Montseny y Sant Salvador.

Uno de los elementos que caracterizan al distrito es la llamada plataforma única. Ante la imposibilidad de ampliar aceras y mantener el paso de vehículos, por ejemplo de la carga y descarga, y dada la estrechez de muchas calles, se optó por nivelar la calzada con la acera. Esta medida, junto con las restricciones de tráfico, han permitido una cívica convivencia entre vehículos (sobre todo de servicio y de entrada y salida de los aparcamientos) y peatones. El balance a final de mandato, por tanto, será de ocho de las 16 macroislas completadas, que suman el 70% de las calles del barrio.

En paralelo, el distrito ha acometido en este mandato una actuación de mejora en calles y plazas. Han sido en total más de 122.000 metros cuadrados (71.000 de ellos en la Vila) encaminados a ganar espacio, en forma de aceras y plataformas,.

NUEVAS PLAZAS DE APARCAMIENTO / Asimismo, también se ha dotado al distrito de nuevas plazas de aparcamiento subterráneo. En la Vila, y con una densidad por encima de la media de distrito, se apostó por colocar plazas de aparcamiento en los nuevos proyectos de equipamientos públicos, como en los apartamentos de la antigua sala Cibeles, el de la calle de Neptú y el de la calle de Bailèn con la de Quevedo.

El distrito también ha intervenido en algunos de esos ejes viarios clave, los que cruzan Gràcia, y en lo posible, ha aumentado la anchura de las aceras. Es el caso de la Travessera de Gràcia, cuya acera del lado de montaña se amplió en 30 centímetros, de 1,10 metros a 1,40. En este caso, las obras, realizadas en otoño y que obligaron a cortar la circulación durante unas semanas, buscaron beneficiar a los 73 comercios ubicados en la vía entre Gran de Gràcia y Torrent de l'Olla.

De hecho, el proyecto trató de dar respuesta a las peticiones de los propios comerciantes de una calle que soporta el paso de más de 11.000 coches al día.

APOYO A LOS CAMINOS ESCOLARES/ Por último, el distrito de Gràcia también ha puesto especial atención este mandato en apoyar los llamados caminos escolares, iniciativas colectivas destinadas a hacer más seguro y agradable el acceso de los alumnos a las escuelas. Así, se han mejorado los accesos y alrededores del CEIP Jujol, se ha implantado un nuevo trazado al Turó del Cargol y se están culminando los estudios de sendos recorridos para el CEIP Montseny y el CEIP Farigola.