Consecuencias de modificaciones viales

Los comerciantes reniegan de los cambios de sentido de Sant Gervasi

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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El cambio de sentido de las calles de Craywinckel, República Argentina y paseo de Sant Gervasi ha trascendido la cosa vial y empieza a notarse entre los comercios de la zona. Una de las razones esgrimidas por el ayuntamiento para llevar a cabo el proyecto era, precisamente, «la creciente importancia del eje comercial» de Craywinckel, o sea, que a menos coches, la idea era que vinieran más peatones con tarjeta de crédito. La realidad, según los propios vendedores,no solo no se acerca a ese objetivo, sino que, como la propia calle, va en sentido contrario: venden menos y empiezan a perder clientela.

Toda modificación vial tiene consecuencias en el comercio del área afectada. Las novedades requieren aclimatación, que los vecinos se adapten y vayan acomodando sus costumbres. Dos meses después de los cambios de sentido impulsados por el distrito y aupados por la Asociación de Vecinos de Craywinckel, Eulàlia, propietaria de una corseteria desde hace 50 años, asegura que desde agosto está vendiendo «menos que antes». Esta comerciante explica que se enteró del proyecto el día en que no le dejaron pasar porque ya empezaban las obras y lamenta que nadie viniera a preguntarle si la idea le parecía bien.

¿VOLVER A LO ANTERIOR? / Salvador Albuixech, presidente de Barnavasi, asociación de comerciantes de Sant Gervasi, recuerda que hace un año se celebró una reunión con personal del distrito. «La lectura fue positiva en ese momento pero ahora es cuando se pone en práctica. Si la conclusión es que es negativo para el comercio, pediremos volver a la situación anterior», adelanta.

Eso parece desear Pilar, propietaria de la pastelería y xarcutería Cortacans, local que el año que viene cumple 100 años. Mientras despacha a los clientes, explica que la cosa ha ido «muy mal», que hay «más jaleo que nunca» y que el cambio de sentido les hace «perder clientela en favor de las grandes superficies». Misma opinión desde la papelería librería Delmos. Francisco cuenta que ahora pasan «más coches» y que antes de la modificación la gente aparcaba con más facilidad para poder hacer una «compra rápida». «Tenemos menos clientes, no puede ser que se decida algo así con la opinión de cuatro o cinco», censura.

Albuixech concreta que en el encuentro con el ayuntamiento celebrado el año pasado había «una docena de personas» y, en un ejercicio de memoria, recuerda que una de ellas era un comerciante. Albert Soms, miembro de la asociación de vecinos de Craywinckel y gran defensor del cambio de sentido, no entiende el pesimismo de losbotiguers.«Algunos comerciantes son muy conservadores. Si esto lo hubiera propuesto otro ayuntamiento que no fuera de izquierdas, seguro que no se quejarían tanto», razona. Cerca de 15.000 votos para PSC, ICV-EUiA y ERC y más de 40.000 para CiU y PP registrados en el distrito en las municipales del 2007 podrían avalar su tesis.

Soms pide tiempo y pone como ejemplo el Portal de l'Àngel. Explica que los comerciantes de ese bulevar se llevaron las manos a la cabeza cuando se les propuso peatonalizar la vía. «Ahora, vistas las positivas consecuencias de la decisión, están encantados», precisa.

Hasta ahora, tal y como apunta Griselda, de Tot Bonic, la «fidelidad de los clientes de toda la vida» está salvando la situación. A pesar de la lealtad, no obstante, esta veterana tienda de regalos también ha notado una caída de las ventas, al igual que Suso, comercio especializado en complementos en el que trabaja Fabiola. «Antes había más ambiente, ahora se ve la calle más desolada», comparte. Quedan al margen el bar Palillos y el restaurante Da Pietro Corner, que dicen tener el trabajo de siempre. Mientras la gente necesite comer, da igual si la calle es de izquierdas o de derechas.