éxito de una reivindicación VECINAL

Barcelona recuperará la memoria histórica de los barrios de barracas

HELENA LÓPEZ / Barcelona

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Poco podía imaginar Julia Aceituno al ser entrevistada por dos reporteros de TV-3 que su tan tierno como sensato discurso no solo resonaría en el lado mar de la plaza de Sant Jaume, sino que allí se tomarían en serio su petición: la señalización de los puntos de la ciudad donde hace no tantos años se levantaban barrios de barracas. Identificación que pretende ser por un lado un homenaje a sus habitantes -se calcula que en 1957 100.000 personas vivían en estas infraviviendas sin luz, agua ni alcantarillado en la capital catalana- y, por otro, una recuperación de la memoria histórica, para que no se borre esa hasta ahora (casi) olvidada parte de la historia de la ciudad.

Las palabras de Julia, quien vivió en el Somorrostro hasta que el mar se lo llevó por delante, en 1958, retumbaron en la conciencia de Alonso Carnicer y Sara Grimal, los dos periodistas que, tras el encuentro con esta batalladora para el documentalBarraques. La ciutat oblidada-que TV-3 emitió en enero- removieron cielo y tierra para que el sueño de Julia se hiciera realidad. Fue así como nació la Comissió per a la Recuperació de la Memòria dels Barris de Barraques, a la que enseguida se sumó la historiadora Mercè Tatjer, y que ya cuenta con más de 55 entidades sociales y culturales adheridas y casi 800 apoyos ciudadanos a título individual.

«Hemos mantenido reuniones con varios responsables municipales y han mostrado en todo momento muy buena predisposición. Falta precisar los lugares exactos en los que se pondrán las placas informativas y el formato y el texto de las mismas, pero parece que la intención es que se lleve a cabo muy pronto», aseguran Carnicer y Grimal, quienes han dedicado incontables horas a investigar para elaborar el minucioso estudio que han entregado al ayuntamiento, donde se identifican con detalle todos los lugares en los que hubo barrios de barracas, se recoge una pormenorizada cronología y se describen las dramáticas condiciones de vida en los mismos.

Gracias al trabajo desinteresado de esta comisión ciudadana -en la que también ha tenido un papel importante la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB) y el Museu d'Història de la Ciuitat, que dio un impulso decisivo a la recuperación de la memoria histórica del barraquismo en Barcelona con la exposiciónBarraques. La ciutat informal(2008)-, ha salido a la luz, entre muchas otras cosas, que en el libroLa Barcelona del 93, editado por el ayuntamiento en 1991, aparece un plano con la señalización de playa del Somorrostro, en el tramo entre el Parc de Recerca Biomèdica y el Port Olímpic, y que fue una decisión política posterior la que optó por borrar el Somorrostro también del nomenclátor oficial, algo que esta comisión está intentando enmendar. «Otra de nuestras propuestas [la principal petición de Julia], que también parece tener el visto bueno inicial de la administración municipal, es devolver el nombre del Somorrostro al tramo de playa entre el Hospital del Mar y el tramo final de la calle de la Marina», detalla Grimal.

Los núcleos de barracas identificados hasta el momento -las investigaciones no se detienen- se extienden por Ciutat Vella, Sant Martí, Sants-Montjuïc, Horta y Les Corts, distritos a los que también piden colaboración para acompañar la señalización permanente en los lugares donde se encontraban las chabolas con exposiciones donde se mostrara de forma más detallada -disponen de numeroso material gráfico- cómo se vivía en aquella Barcelona.