ACTO poético reivindicativo en la calle de los pescadors

La Barceloneta homenajea a la líder vecinal Emilia Llorca

Los vecinos salen a la calle para a recordar a la fallecida luchadora por los derechos civiles

Un momento del homenaje a Emilia Llorca, ayer.

Un momento del homenaje a Emilia Llorca, ayer.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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No logró detener la construcción del agresivo Hotel Vela ni desterrar de forma definitiva el polémico plan de los ascensores de su amada Barceloneta. Es cierto. Pero la dulzura, el empeño y la integridad de Emilia Llorca, Emiliona para los vecinos y sobre todo amigos que ayer evocaron su figura en un sencillo y sentido homenaje en su calle -que era un poco la de todos-, deja un legado mayor. Un legado que quizá no se encuentre en las hemerotecas, pero que puede leerse a diario en los ojos de cada uno de sus convecinos. Algunos compañeros de lucha. Otros, simplemente, compañeros del día a día en un barrio en el que los vecinos todavía se dan los buenos días.

«No porque ella se haya ido hay que tirar la toalla, porque para nada habrá servido si nuestra boca se calla». Con estos combativos versos que hicieron ponerse de pie a más de una octogenaria vecina, resumió ayer por la tarde Paco Jover el sentir de la calle de los Pescadors ante la pérdida el pasado diciembre de su vecina más querida y guerrera, que dedicó su tiempo a luchar por el barrio y su gente, tanto desde la asociación L'Òstia de la Barceloneta, como en el día a día en el barrio.

Seis horas de homenaje en las que, siguiendo lo que Emilia les enseñó, hubo tiempo «para todo y para todos». Presidía el escenario una imagen de la homenajeada, megáfono en mano, bajo el lema «Al barrio hay que defenderlo». Imagen estampada en las chapas que los organizadores repartieron entre el público y que este -la mayoría, mujeres de edad avanzada, perfectas representantes de la realidad del barrio- lucía con orgullo en sus perfectamente planchados delantales.

El abrazo entre una okupa y cualquiera de estas señoras es la viva imagen de lo que solo personas como Llorca son capaces de lograr. Igual que tener a 200 señoras dando palmas ante una versión electropop del Cántame de María del Monte de la voz del modernísimo Boris Michael o a medio centenar de okupas emocionados ante las sentidas habaneras del coro La Barceloneta Gentil. «Para los que decían que la lucha contra el plan de los ascensores era solo cosa de okupas y de cuatro viejas», reivindicó Gala Pin -miembro de L'Òstia de la Barceloneta, asociación creada por Llorca, y para muchos su sucesora- antes de entregarle al viudo de su amiga una placa que el colectivo elaboró para la ocasión.

María del Pino Suárez aprovechó también la ocasión para entregarle a la familia el libro que ha elaborado sobre la historia de Llorca y de su lucha, y coincidió con todos en que «la lucha debe continuar».