NUEVA IMPLANTACIÓN EN LA CAPITAL CATALANA

La Casa Rusia extenderá la mirada de BCN hacia oriente en el 2011

XABIER BARRENA
BARCELONA

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Barcelona mira hacia oriente, como hizo antaño. En ese reparto de papeles que parece haberse hecho entre Madrid y Barcelona, la capital catalana, como cuando la Corona de Aragón era la reina de los mares, mira de nuevo hacia al este. A la capitalidad que supone ser la sede de la Unión por el Mediterráneo, hay que sumar la sede principal de la Casa Asia, la futura entrada en funcionamiento de la Casa de Marruecos y, ahora, la puesta en marcha, para el año que viene de la Casa Rusia.

Y es que en los años 90, coincidiendo con la privatización de grandes empresas hasta entonces públicas y la apertura de nuevos mercados en Latinoamérica, Madrid escogió ser puerta de entrada de un continente al que le unen vínculos sentimentales. Barcelona tuvo, entonces que volver la mirada hacia oriente.

En una tendencia nacida en paises cuyas capitales carecen del peso de otras ciudades del mismo país, las naciones dividen ahora sus servicios diplomáticos de los culturales y económicos. La decimonónica figura del agregado cultural en muchos casos desaparece en favor de una institución, la casa, que cuenta con el respaldo del gobierno de turno.

MÁS INFLUENCIA / Según relata el jefe de las Relaciones Institucionales en el Ayuntamiento de Barcelona, Ignasi Cardelús, aún en China con motivo del Día de Barcelona en la Expo Universal de Shanghái, el gobierno ruso ha mostrado un especial interés en Barcelona por su capitalidad mediterránea. Rusia pretende así matar dos pájaros de un tiro, ampliar su influencia en España y poner pie en una región estratégica, como es la cuenca mediterránea. Baste recordar que el gigante petrolero ruso Lukoil construirá en el muelle de inflamables del puerto de Barcelona una gran plataforma de 40.000 metros cuadrados para gestionar el tráfico de productos derivados del petróleo en todo el Mediterráneo.

La Casa Rusia, casi un homenaje al escritor John Le Carré, de cuando los rusos eran soviéticos, se instalará en el palacio del Marqués de Alfarràs, sede hasta hace un año y medio del Síndic de Greuges, en las cercanías de la plaza del Duc de Medinaceli, es decir, al lado del mar. El edificio es de propiedad municipal y cederá sus derechos de superficie a la nueva institución por un largo plazo. La fundación que permitirá dar a luz la institución cultural y económica está formada por tres empresas. La primera es Gazprombank, el banco comercial filial de la compañía energética. Algo así como si Gas Natural tuviera un banco, lo que da idea del volumen de negocio de una empresa que sigue siendo en parte minoritaria estatal. La segunda es una naviera de nombre Sovcomflot y totalmente del estado. Y finalmente, la constructora de sistemas ferroviarios Transmaholding.

La fecha de apertura, el 2011, no es baladí. El año que viene se cumple el 50º aniversario del inicio de las relaciones diplomáticas entre, entonces, la Unión Soviética y la España de Franco. Precisamente uno de los exembajadores que el gigante euroasiático ha tenido en Madrid, y exministro de Exteriores en tiempos de la presidencia de Boris Yeltsin y de los bombardeos de la OTAN sobre Belgrado, Igor Ivanov, será el presidente de la Casa. Y el doctor en Historia Contemporánea de España, Ivan Popov, su director general.