Civismo a golpe de sanción

Barcelona intensifica la presión contra los ciclistas infractores en verano

Dos agentes de la patrulla ciclista de la Guardia Urbana custodian el carril bici de la calle de la Marina, el pasado miércoles.

Dos agentes de la patrulla ciclista de la Guardia Urbana custodian el carril bici de la calle de la Marina, el pasado miércoles.

HELENA LÓPEZ / Barcelona

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Afirmar que con el buen tiempo y la agradable merma de responsabilidades asociada a las vacaciones estivales crece el flujo de ciudadanos que transitan por las calles no es descubrir nada nuevo. Para intentar evitar que ese aumento de presión sobre la vía pública genere problemas, el ayuntamiento ha puesto en marcha las ya clásicas campañas veraniegas de civismo, en el marco del famoso «control» sobre el espacio público que Jordi Hereu propugna sin demasiado éxito desde diciembre. La noticia es que, entre esas medidas, se encuentra el aumento de la «atención» sobre las infracciones de ciclistas, con más patrullas dedicadas a intensificar la vigilancia sobre las infracciones cometidas por ciclistas, principalmente en Ciutat Vella y Eixample –los distritos con más concentración de peatones–, medida que no ha sentado demasiado bien entre el colectivo, que afirma sentirse «perseguido».

Para el grueso de los ciclistas «en principio» está bien que se hagan cumplir las normas. «Somos conscientes de que hay ciclistas que no las cumplen», admite Jordi Manuel, portavoz del Bicicleta Club de Catalunya (BACC), quien, acto seguido, lamenta que el ayuntamiento «ataque» al colectivo. «El problema entre ciclistas y peatones no es tan grande como algunos quieren expresar», indica el portavoz del BACC, quien mantiene que el ayuntamiento debería «fomentar la bici» decididamente, lo que a su entender no ocurre en la actualidad.

EN AMBAS DIRECCIONES / En cuanto al aumento de la presión sobre el carril bici, en el BACC lo tienen claro: «Si realmente lo que se quiere es asegurar su buen uso, el 90% de las multas deberán ir dirigidas a los que lo invaden de forma indebida, como las furgonetas y los taxistas que lo usan sin reparo como zona de carga y descarga», cuenta. «Algo bien distinto es el uso por parte de los ciclistas de las zonas peatones», admite.

De las 16.932 multas que se han impuesto desde septiembre del 2007 –momento en que empezó a aplicarse la modificación de la ordenanza de circulación de peatones y vehículos–, la mayoría, 6.359, fueron por «circular un vehículo de dos ruedas motorizado por el carril bici o por un área de ciclistas».

La segunda actuación más sancionada es la de no obedecer el semáforo rojo (con 4.794 denuncias), y el tercer lugar vuelve a estar ocupado por la «protección» al ciclista: se han impuesto 3.538 multas por estacionar o parar en el carril bici o en un paso para ciclistas. El resto de infracciones en el listado de las más sancionadas son las denuncias por circular fuera de áreas habilitadas (1.268). Y el último lugar, con solo 208 denuncias, lo ocupa «circular sin los elementos que permitan la visualización, con remolque no homologado o sin el asiento reglamentario para menores de siete años».

El importe de las sanciones impuestas a los ciclistas va de los 30 a los 500 euros, según su gravedad. Se consideran infracciones leves (penadas, pues, con 30 euros) circular fuera de los carriles habilitados, circular por las aceras en momentos de aglomeración de peatones y estacionar una bicicleta en un lugar no autorizado (llámese árbol, semáforo o papelera). Entre las faltas graves, destacan las alcoholemias positivas, castigadas con 500 euros, aunque el pronto pago reduce la sanción a la mitad.

Albert Garcia, portavoz de la Coordinadora Catalana de Usuarios de Bicicletas, se muestra bastante más beligerante que el representante del BACC. Para esta asociación de ciclistas, este tipo de campañas únicamente pretenden «justificar» el aumento del número de multas, que algunos amantes del ecológico vehículo achacan a la necesidad de recaudar fondos para las frágiles arcas del estado.

PRIORIDADES / Esta extendida teoría es categóricamente negada por la policía, que asegura que los agentes que realizan patrullaje en bici velan de forma prioritaria por el cumplimiento de la ordenanza, principalmente en todo aquello relacionado con la circulación de bicicletas –respeto a los semáforos, invasiones de carriles bici y circulación por las aceras– y en la vigilancia de los carriles bici y en el control de las bicicletas abandonadas.