INVESTIGACIÓN DE LOS MOSSOS D'ESQUADRA

Golpe a la mafia que prostituía a 50 mujeres nigerianas en la Rambla

Un turista intenta atrapar a una joven nigeriana que le acaba de robar la cartera en la Rambla, en julio.

Un turista intenta atrapar a una joven nigeriana que le acaba de robar la cartera en la Rambla, en julio.

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

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El testimonio de una mujer al límite de la desesperación ha permitido a los Mossos d’Esquadra desmantelar la banda de proxenetas que controlaba el 50% de la prostitución de nigerianas en Barcelona. Entre las mujeres explotadas por esta red están las jóvenes que ejercían en los tramos finales de la Rambla y cuyas imágenes ofreciendo servicios sexuales al aire libre en la Boqueria generaron una gran polémica el pasado septiembre. En una redada realizada el pasado martes en cuatro localidades, la policía autonómica ha detenido a nueve nigerianos, de los que ocho han ingresado en prisión acusados de traficar con seres humanos y de explotar al menos a 50 mujeres en varias zonas de la capital catalana.

La investigación se inició en mayo, cuando una mujer nigeriana se acercó a los Mossos dispuesta a denunicar a la mafia que, desde el 2006, la explotaba en las calles de Barcelona y que hostigaba a su familia en Nigeria. La mujer, que fue declarada testigo protegido, explicó a los agentes con pelos y señales su pesadilla: el inicio, cuando fue captada en Benin, la ciudad nigeriana en que vivía; su traslado hasta España, adonde llegó en el 2006, y la explotación en las calles de Barcelona, donde debía vender su cuerpo para saldar la deuda de 60.000 euros contraída con la mafia de proxenetas.

MUERTE SOSPECHOSA / Según relató ayer el inspector jefe del Area Central de Crimen Organizado de los Mossos, Jordi Ollé, las dificultades para pagar su deuda a la mafia hizo que sus miembros la castigaran. A las amenazas y al secuecuestro de un menor de su familia en Nigeria le siguió la muerte de su madre en circunstancias muy sospechosas –los Mossos creen que se trató de un homicidio–. La joven fue apaleada, teniendo que pasar varios días en el hospital. Al salir, acudió a los Mossos a denunciar a sus agresores.

Poco a poco, la investigación permitió a los agentes corroborar la veracidad del testimonio de la joven y acumular pruebas contra los sospechosos. Una vez culminado ese proceso, los Mossos llevaron a cabo el pasado martes una operación simultánea en varios pisos de Montornés del Vallès, L’Hospitalet de Llobregat y Santa Coloma, así como en un deterioradomeublédel Raval.

La red estaba integrada por cuatro hombres, que lideraban la organización, y tres mujeres que ejercían demamis, que es como las prostitutas nigerianas llaman a las mujeres que las controlan mientras ejercen.

La mayoría de las 50 chicas controladas por esta red ejercían en la Rambla. Esa banda también tenía explotadas a chicas que se colocaban en la calle de Wellington, la plaza de las Glòries, el entorno del Camp Nou y un polígono industrial de Mataró. Además del primer testimonio, los Mossos ya han conseguido que otras cuatro chicas acepten declarar como testigos protegidos. La policía tiene identificadas a otras 30 chicas y ahora va a ofrecerles una a una la posibilidad de declarar contra la mafia que las explotaba.

ROBOS Y TARJETAS / Según Ollé, cuando conseguía traerlas a Barcelona, la mafia comunicaba a las chicas que «tenían una deuda de 60.000 euros que habían de pagar en seis meses». «La obsesión de conseguir todo el dinero posible para pagar esa deuda hacía que estuvieran casi todo el día trabajando y que, si podían, robaran a los turistas», comentó el inspector jefe. Con esos robos, además del dinero, las chicas obtenían tarjetas que la mafia usaba para comprar ordenadores y viajes a Nigeria.

Ollé explicó que las chicas nigerianas que se prostituyen en Barcelona son captadas en la ciudad nigeriana de Benin. Allí, individuos que reciben el apodo deprotectores las engañan prometiéndoles trabajo en Barcelona de peluqueras. Si aceptan, las jóvenes son trasladas por vía terrestre hasta Marruecos, en concreto a la ciudad de Rabat. Desde la costa marroquí, las jóvenes zarpan en patera hasta la costa española. Allí, cuando desembarcan, las mujeres son recogidas en coches por los miembros de la red, que las traen hasta Barcelona.