EXPERIENCIA EDUCATIVA POPULAR
50 talleres gratuitos por un sistema de intercambios
Dar sin esperar nada a cambio y recibir siempre mucho más de lo que se da. Esa es la máxima de la Xarxa d’Intercanvi de Coneixements de Nou Barris, colectivo del que forman parte 300 vecinos del distrito y que cuenta con 50 intercambios semanales. Se reúnen en el centro cívico Ton i Guida, en Roquetes, local donde se imparten clases de alfabetización, de castellano y catalán para inmigrantes, de inglés básico, de francés avanzado, de informática, de masaje, de tai-chí, de country… Medio centenar de cursos de disciplinas de lo más dispar, con una única cosa en común: no se pagan con dinero, sino con voluntad. Los maestros son también alumnos, y los alumnos, maestros.
“A diferencia de los bancos del tiempo, aquí no contamos las horas. Se trata de algo mucho más abierto. No nos gusta demasiado la burocracia. Lo importante es mostrar buena predisposición. En realidad, si todos los participantes impartieran clases sería imposible cuadrar los horarios. ¡Forman parte de la red 300 personas!”, explica Rafael Juncadella, coordinador de la iniciativa, quien pone énfasis en el hecho de que hay muchas maneras de participar, y muy distintas formas de conocimiento. Un vecino puede asistir a clases de country y de inglés, y colaborar atendiendo a las personas que acuden al centro para interesarse por la iniciativa una tarde a la semana. Otro puede asistir a clases de informática y relajación, y participar cosiendo los trajes para el taller de teatro. Las combinaciones que tejen esta densa red son casi infinitas. “Independientemente de la formación académica, todo el mundo sabe hacer algo y puede estar dispuesto a compartirlo”, resume el impulsor del proyecto. “Además, a todos nos interesa algo de lo que saben hacer los demás”, prosigue.
Uno de los cursos que más funciona es el de salud integral, una especie de taller de autoestima. “Nos viene gente del CAP, a la que su médico de cabecera le recomienda participar en el taller para que se le levante el ánimo”, apunta Juncadella. Y es que lo que más ayuda no es el hecho de asistir a las clases --que también-- sino algo que consideran mucho más importante: demostrarse a uno mismo que también es capaz de enseñar.
CENTRO CON HISTORIA / La imaginación rige este centro cívico con nombre de fábula. Cada una de sus numerosas y equipadas salas recibe el nombre de un personaje de cuento. De Mafalda a Pulgarcito. Todo empezó en 1993, cuando el colegio que ocupaba el local de la calle de Romaní número 6 se fusionó con la escuela Pla Fornells y el edificio quedó abandonado. Fue entonces cuando las entidades del barrio, encabezadas por la asociación de vecinos de Roquetes, se plantearon reivindicar ese espacio como un punto de reunión para los vecinos. “Empezamos de okupas consentidos. El ayuntamiento nos dio las llaves y seguían pagando el agua y la luz, pero no nos ayudaban en nada”, recuerda. No fue hasta el 2002 que el distrito se implicó plenamente en las instalaciones, y firmó con la plataforma de entidades que llevaba el centro la rehabilitación del Ton i Guida, para convertirlo en el envidiable casal de barrio que es hoy.
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