Borja-Villel propone que el Reina Sofía no dependa del ministerio

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se ha definido, desde su nacimiento en 1988, como un organismo autónomo dependiente del Ministerio de Cultura. Esta es una de las cláusulas que quiere cambiar Manuel de Borja-Villel, su nuevo director, que ayer compareció ante la prensa no en Madrid sino en el Macba (Museu d'Art Contemporani de Barcelona), desde donde ha impulsado la memoria crítica sobre el arte de la segunda mitad del siglo XX.

Su voluntad es que cambien los estatutos del Reina Sofía. "Que no dependa directamente de la Administración. Para ello, se transformará en agencia o en fundación". Según Borja-Villel, el cambio jurídico aportará ventajas en el organigrama y en la ejecución de los proyectos. No obstante, antes debe zanjar la crisis que ha envuelto al museo durante estos últimos años con la dimisión encadenada de los directores Juan Manuel Bonet y Ana Martínez de Aguilar: "Es el punto más débil, porque, al igual que pasa con Ronaldinho, es una crisis de confianza".

CENTRO Y PERIFERIA

El Reina Sofía, como entidad pública, promueve el acceso del público al arte moderno y contemporáneo. "El problema es redefinir su identidad. ¿Por qué esta obsesión en ser el centro? No hay un centro y una periferia, sino muchos centros", señaló ayer. La segunda pregunta es si es un museo o un centro de arte: "Siempre se ha pedido que el Reina Sofía fuera la Tate Gallery, el centro Pompidou o el Moma, y no tiene sentido. A un novelista nunca le pedirás que escriba lo que ya ha hecho otro escritor".

La colección peca, según su parecer, de canónica. "Se debe reordenar. No refleja la diversidad del territorio". Otro problema es conceptual: "Se debe pensar qué obra se selecciona de cada pintor. Por ejemplo, de Tàpies interesan sus cuadros históricos, los de la bienal Hispanoamericana o los de la bienal de Venecia, aquellos que tanto han influido en otros pintores".Al ser un museo moderno y contemporáneo, el cine y la fotografía deberían adquirir mayor importancia, mientras que en la actualidad aún está pensado "en clave pictórica". En este apartado, ayer destacó los tres periodos que deberían ser clave para el centro: la vanguardia de los años 20, la crisis de los 60-70 y el periodo actual.

La distribución de los espacios es otro tema a resolver. "Faltan aperturas. Todo es lo mismo. No hay una jerarquía. El recorrido no es el idóneo. Las fases de contemplación, paseo y discusión están ausentes".