Polvo de estrellas
Liza Minnelli brindó destellos del Broadway y Hollywood más legendarios en un recital en el que abordó unas inflamadas 'Cabaret' y 'New York, New York'
JORDI BIANCIOTTO / CALELLA DE PALAFRUGELL
Su aura legendaria le precede y sus páginas doradas son cosa del pasado, pero, en el escenario, aún marca territorio: Liza Minnelli desprendió polvo de estrellas el viernes en Cap Roig en un recital temperamental con reflejos del viejo Broadway, recuerdos a los padres de la artista, Judy Garland y Vincent Minnelli, guiños a la Sally Bowles deCabarety una épica rendición final anteNew York, New York.Noche de candilejashollywoodiensesy acto social preferente de la agenda ampurdanesa.
Minnelli es una superviviente delstar systemdel siglo XX y, desaparecidos Frank Sinatra, Sammy Davis Jr. y Dean Martin, la voz más acreditada para ejercer de testimonio tardío de una época. En Cap Roig revivió su cuaderno de fotos personal entre confesiones emotivas. Recordando cómo la bautizaron en honor a la canciónLiza,de Ira Gershwin, y cómo Judy Garland y su madrina, Kay Thompson, lloraron al verla debutar en un escenario, cuando tenía cinco años, y sin pañuelos a mano, secaron sus lágrimas en la esponjita de una polvera. "Aún la conservo".
Voz con carácter, con imperfecciones técnicas pero con poder. Liza Minnelli fue Liza Minnelli en todo momento, con su dicción voluptuosa, sus resoplidos y unos gestos de diva con sabor a versión original, frente a un repertorio descorchado conI can see clearly now.
En la primera parte paseó a gusto por las postales de toda una vida: de Sondheim (Old friends) a Gershwin (Our love is here to stay), pasando por el guiño a Billie Holiday deHe's funny that way.
Una eficientebig bandarropó a la estrella, que, sentada en una silla alta entonóMaybe next time,deCabaret.Volvió a alzarse para brindar nuevas ofrendas a Kander y Ebb, coronadas por la pieza central de la película. Con un pañuelo en el pelo para que el sudor, dijo, no le corriera el maquillaje, y templando la voz poco a poco, preparando el terreno para una segunda parte más intensa, que se abrió paso con su homenaje a Thompson, actriz, cantante y compositora fallecida en 1998.
Entró en acción un cuarteto de cantantes y bailarines que parecía sacado de un musical de los años 40, y que jugueteó con Minnelli en piezas comoHello, hello, Jubilee timeyClap your hands,entre coreografías que homenajeaban al Hollywood clásico. Y la traca final: un turbadorBut, the world goes 'round,el explosivo guiño a Sinatra, el "tío Frank", deNew York, New York("cada vez que él la cantaba decía: 'esta es de mi amiga Liza'") y la propina final deI'll be seeing youen versióna cappella.
Y la platea, en pie. A diferencia de Marbella, apenas había extranjeros: eltodo Empordàestaba ahí, así como laconsellerade Justícia, Montserrat Tura, la baronesa Carmen Thyssen, Juan Antonio Samaranch, Macià Alavedra y Enrique y Estrella Morente, en vísperas de su recital en Cap Roig. No quisieron perderse su ración de leyenda.
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