Porcel, Premi d'Honor de les Lletres Catalanes

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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A los 70 años, con 33 títulos a sus espaldas y con una novela en ciernes, recién superado un cáncer, con un homenaje reciente y otros previstos, Baltasar Porcel recibió ayer el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes, que concede Òmnium Cultural. Un galardón que no se limita a premiar los méritos literarios, sino que reconoce "la importancia y ejemplaridad" de una "labor intelectual que haya contribuido de manera notable y continuada a la vida cultural de los Países Catalanes". Un compromiso que, según Vicenç Villatoro, portavoz del jurado, Porcel ha practicado con su obra literaria antes que "proclamarlo teóricamente".

Según Porcel, el hecho de haber estado "dentro del campo del catalanismo ha sido siempre un inconveniente para vivir". En su opinión, "si hubiese sido un tío listo e inteligente, lo que tocaba era irme a Madrid a escribir en castellano". Pero no lo hizo por compromiso con la lengua que respiró en su Andratx natal, un territorio del que ayer, mirando hacia sus orígenes, habló largamente. Una Mallorca donde su familia llegó en 1242, "10 años después de que naciese Ramon Llull, y ha estado allí 700 años como los árboles, las piedras y las cabras". Igual que una lengua vivida naturalmente, ajena a la normativa, como ayer recordó irónicamente: "¿Saben que Ramon Llull no conocía a Pompeu Fabra? Empezó a escribir en una cosa que se hablaba por allí".

"Yo no quise hacer ningún mito. Yo soy --concluyó-- aquello". Aquello es, sobre todo, una lengua que no es solo un vehículo, sino que tiene "sentido" y es, como decía Heidegger, "la casa del alma". Y puso un ejemplo, la expresión luden, utilizada por su clan familiar en lugar de udolen (aúllan). Recordó una escena nocturna, en su infancia, con su madre exclamando ante una familia aterrorizada que es cans ja luden, que pasaba la muerte y se tenían que cerrar las puertas. "Para mí está palabra siempre estará relacionada con la muerte, con la noche, con la oscuridad, con mi familia".

LA ENFERMEDAD

Ayer, Porcel no escondió su satisfacción ante los reconocimientos que ha recibido y habló del "momento curioso" que ha vivido, tras vencer un cáncer. Un proceso que comparó con las "confrontaciones míticas entre Dios y el diablo, el día y la noche, la claridad y la oscuridad".