Beyoncé, diosa de un planeta femenino

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Hace dos años, en el Palau Sant Jordi, elshowde Destiny's Child apuntaba al nacimiento de una estrella. Hoy es una realidad: Beyoncé no llenó el local olímpico (asistieron unas 10.000 personas), pero las supernovas no suelen inmutarse con estos detalles terrenales. LaBeyoncé Experience,un espectáculo hecho de tensión escénica, celebración de la música negra, sexualidad sudorosa y un ego del tamaño de la pirámide de Keops, proclamó el reinado de esta Diana Ross del nuevo milenio.

La Beyoncé de Destiny's Child era una colegiala ambiciosa comparada con la semideidad que, graciosamente, entró en juego cuando se abrieron las tablas del escenario y emergió desde el subsuelo, petrificada y bañada en pirotecnia. En algún lugar entre la pasarela de moda, el suburbio afroamericano y Cecil B. DeMille, la diva atacó conCrazy in love,buque insignia. Alzó el vuelo unshowdinámico que si en algo pudo resbalar fue en su exceso; en el aturdimiento que acababa provocando una sonoridad de superproducción alimentada de tramas rítmicas estridentes durante dos horas.

Banda de mujeres

Menos baladas de las previsibles, ajetreo escénico, cinco cambios de vestuario y una bandaXLíntegramente femenina: dos baterías más una percusionista, dos teclistas, tres instrumentistas de viento, tres coristas... Y un cuerpo de bailarines, este mixto. Dieron al concierto una potencia muscular, orgánica, que, pese al acabado MTV delshow,dialogaba con la herencia negra de James Brown, Donna Summer, Prince... o Lenny Kravitz (esos guitarrazos retro-funk). Beyoncé fue alternando modelos: diva plateada, guerrillera,cheerleadero diva de rojo, no se olvidó de modular la voz con precisión mientras correteaba con tacón alto. ¿Milagro?

El repertorio de sus dos discos, con títulos comoBeautiful liaryMe, myself and I,fue goteando entre coreografías a lo danza del vientre, barras de espectáculo erótico y algún intento de comunicación personal: enDangerously in love 2la maquinaria se detuvo para que Beyoncé ensayara unos movimientos de los músculos faciales que se parecieron vagamente a una sonrisa espontánea.

El ecuador de la noche lo puso un impactante y largomedleyde Destiny's Child con citas a piezas comoBootylicious, Bug a booySay my name,esta con humildes alteraciones del texto ("Say Beyoncé", es decir, "Di Beyoncé"). La diva se recostó en un sofá rojo con forma de labios para cantarSpeechlessy, tras un maratón final apuntalado en03 Bonnie & ClydeyGet me bodied,con el cuerpo de baile a sus anchas e indicios de agotamiento, llegó elmomento Dreamgirlscon lahiperbaladaListen,digna de Jennifer Rush. La cima llegó con unIrreplaceablemedio cantado por el público, y una propina final conDéjà vu.Fin de laBeyoncé Experiencecon KO general de las gradas.