Memorias de Cannes

Los críticos Jaume Figueras y Antonio Gasset recuerdan anécdotas vividas en el festival más importante de cine del mundo, que en esta edición cumplirá 60 años

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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A Jaume Figueras --irónico, encantador, sabio y sensato-- y a Antonio Gasset --divertido, rápido y brillante-- les une el carisma, la mirada cinéfila de la vida, la soltura con que hablan ante una cámara y la treintena de años que han acudido a Cannes. Con motivo de la celebración del 60° aniversario de este certamen, Figueras, director de Cinema 3, de Televisió de Catalunya, donde comenta películas desde 1984, y Gasset, creador del emblemático Días de cine, que programa La 2 desde 1991, desvelan anécdotas, vivencias, encuentros y recuerdos de sus estancias en el festival más apasionante del mundo.

El primer viaje de Figueras fue en 1967. En aquella época era promotor de cine de arte y ensayo, y colaborador en Fotogramas, donde publicaba una guía de los filmes que no podían pasar la censura española. Su compañera de fatigas era Pilar Miró, la enviada especial de Mundo joven. "Estaba loca por ver a famosos. Entonces podías acercarte; ahora es imposible, todo es mastodóntico".

La sobrecogedora ovación con que en 1984 fue recibido Wim Wenders por París Texas es uno de los minutos más intensos, según él, vividos en una sala. El más desconcertante fue el corte de mangas que en 1987 Gérard Depardieu propinó tras acoger con silbidos la Palma concedida a Bajo el sol de satán. "'Si vosotros no me queréis, yo tampoco', dijo. Se armó".

El debut de Gasset se remonta a 1976, cuando formaba parte del equipo de Informe semanal. "Rodábamos en cintas de 16 milímetros.¡Parece increíble, hoy que enviamos las crónicas por satélite!". Ese año, Taxi driver, de Martin Scorsese, se llevó la Palma de Oro. "Los guardaespaldas no existían. Te sentabas en la terraza del Carlton y tenías a Robert de Niro y a Jodie Foster revoloteando alrededor. Todo era más familiar. Ahora hasta para entrevistar a actores españoles dependes de los agentes de prensa". Cannes le encanta. "Guarda una estrecha relación con mi vida. Allí me escapé a estudiar francés. Fregaba suelos en el hotel Martínez".

El periodista de TVE solo ha faltado a una cita. "Ramon Colom me castigó. Me quedé en redacción". Fue la única ocasión en estos 31 años que ha celebrado su cumpleaños en casa. El año pasado coincidió con la fiesta de Volver. Los invitados felicitaban más a Gasset que a Almodóvar. El presentador de Días de cine confiesa que ya no le atrae hacer entrevistas: "No soy nada mitómano. Además, la mayoría son más tontos que yo". Bernardo Bertolucci es uno de los pocos que se salvan. "Es muy culto. Impresiona". Figueras recuerda con especial cariño a Jack Nicholson, a Bruce Willis y a Vanessa Redgrave, que se descalzó para situarse a su altura.

Gasset odia el lío que se monta cada año con las acreditaciones y las colas tanto como los guardaespaldas: "De verdad no entiendo cómo puede haber más de 3.000 periodistas para ver una película a las ocho de la mañana. ¿De dónde salen? ¿Hay tantos periódicos y revistas?". La otra cara de la moneda la tienen los baños en la playa --"Jaume y yo somos los únicos que nos escapamos a nadar"--, el steak tartar del Vesubio, una noche en La Mère Besson --"era el restaurante favorito de Ángel Fernández-Santos"--  y otra, en el carísimo Fenix, donde siempre acude Wenders. "Los premios del cine europeo, al principio, se llamaron así en honor a este local". La cita que jamás elude Figueras es un paseo por el casco antiguo. "El mercado y esas calles llenas de tiendas de quesos".