La ampliación del Prado convence desde los políticos hasta Greenpeace

MERCEDES JANSA / MADRID

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Siete meses antes de su inauguración oficial, prevista para octubre con una gran exposición de pintura española del siglo XIX, el arquitecto navarro Rafael Moneo presentó ayer la ampliación del Museo del Prado, un símbolo del consenso político en unos tiempos en que este escasea. Las nuevas dependencias de la gran pinacoteca conjugan a la perfección lo clásico y lo moderno, ofrecen más espacio al público y nuevas instalaciones para los conservadores. Diseñado por Moneo y con la bendición de Greenpeace por su respeto al medio ambiente, la obra de 22.040 metros cuadrados ha costado 152 millones de euros. La pinacoteca ha ganado un 50% más de superficie.

"¿Hay quien dé más?", proclamó orgulloso Rodrigo Uría, presidente del patronato del Prado, que se despachó a gusto y con ironía contra los que criticaron la obra, sobre todo los vecinos a los que el Tribunal Supremo negó la razón.

Desde que hace 11 años se decidió acometer esta importante infraestructura cultural, han pasado cinco ministros por Cultura y dos partidos --PSOE y PP-- de signo político contrario por el Gobierno. El apoyo de todos llevó a Uría a destacar que el resultado es "el emblema más importante de España", que "enseña a los españoles el valor del consenso político". La ampliación, subrayó, "es fruto del consenso, la concertación y la capacidad de negociación".

"No es ni caro ni barato, es el dinero que se necesitaba para una ampliación espléndida", afirmó la ministra de Cultura, Carmen Calvo, que se fijó como prioridad de su mandato terminar las obras que inicialmente se presupuestaron en 42 millones de euros. Hace apenas dos años, Calvo, tras mirar con lupa las cuentas de la ampliación que ya estaban disparadas, solicitó, y le fue concedido, un crédito extraordinario de 44,6 millones de euros para garantizar el fin de las obras.

CRÉDITO EXTRAORDINARIO

Tras una reunión extraordinaria del pleno del patronato y una visita por los nuevos espacios, una grata sensación quedó en el ánimo de los presentes en un día "emotivo", en palabras de la ministra. Las alabanzas más efusivas fueron para elpadredel proyecto que, "con humildad, aceptó carros y carretas por mor del consenso". "Moneo es un hombre grande, un gran ciudadano y un excelso arquitecto", dijo Calvo.

En la presentación, Uría desmontó los "sambenitos" que han pesado sobre esta ampliación desde que en 1998 Moneo presentó su proyecto, y que arreciaron en el 2001 cuando se iniciaron las obras. Con una sencilla operación aritmética, el presidente del patronato retó a los vecinos del exclusivo barrio de los Jerónimos, adyacente al Retiro, a que le dijeran si venderían sus pisos a 6.896 euros el metro cuadrado, que es lo que ha costado cada uno de los metros añadidos al museo.

Al tachar de "pastiche del siglo XIX" la iglesia de los Jerónimos, Uría salió al paso de los que calificaron el proyecto de Moneo de "antiestético". Y aclaró que la ampliación "no va a resolver" el llamadoPrado oculto,ya que solo 80 de las casi 2.000 obras que se agolpan en los sótanos de la pinacoteca son susceptibles de salir a la luz sin perjudicar la calidad de la colección. "Creo que el Prado está en un buen momento", subrayó el presidente del patronato.

Para que el público pueda contemplar la ampliación antes de que entren las obras, se organizarán unas jornadas de puertas abiertas entre el 28 de abril y el 1 de julio.