En la mente de Philip K. Dick

ELOY CARRASCO

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"Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir". Esas imborrables últimas palabras pronunciadas, susurradas, lloradas casi, por Roy Batty van a cumplir 25 años.

Roy Batty era el replicante al que dio vida Rutger Hauer en Blade runner, una de las películas más impresionantes de su época, un hachazo filosófico en la espina dorsal del espectador y un símbolo del cine de ciencia ficción que pervive fresco, sin carcoma (aunque ahora parece raro que en el año 2019 no haya móviles; apenas se le puede reprochar eso). Todo, en fin, gracias a la maestría de Ridley Scott, pero nada habría sido posible sin la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick, en la que se basa la película.

Decir que Dick era un hombre de personalidad compleja sería mucho simplificar. Hace unos días se cumplía un cuarto de siglo de su muerte, a los 53 años. Jamás llegó a ver Blade runner. Se cuenta que el director lo invitó a un pase privado y que aguantó 20 minutos en la butaca. Se levantó y le dijo a Scott que no le parecía mal lo que había visto, pero que había demasiado aire marlowiano.

De Dick, brillantísimo y fecundo pilar de la ciencia ficción, existen datos biográficos que dejan huella. Que nació con una melliza que murió a las pocas semanas. Que se casó cinco veces. Que era un paranoico. Que se pasaba días escribiendo, poseído por las ideas, y se mantenía despierto con anfetaminas. Que decía tener contacto con Dios. Que una vez, sintiéndose avisado por un mensaje divino, insistió a los médicos en que su hijo tenía algo malo. Que los médicos no habían apreciado nada pero, por que el padre callase, volvieron a mirar al crío y le descubrieron una hernia que le habría matado en pocas horas...

Materia para la fascinación por un creador cuya propia vida estuvo por encima de sus invenciones. Blade runner es el puntal, pero tras él hay una ristra de adaptaciones que Hollywood ha explotado con más (Desafío total, Minority Report) o menos (Paycheck) destreza. Era raro que tan perturbador individuo no acabara siendo carne de cine, así que hay un proyecto en el que el gran Paul Giamatti será Dick. A ver cómo entra en este personaje de mil puertas.