Joaquim Pijoan se lleva el Premi Sant Jordi de novela

'Sayonara Barcelona' se impone en un certamen marcado por el retorno

ROGER PASCUAL / BARCELONA

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Joaquim Pijoan (Santa Cristina d'Aro, 1948) obtuvo ayer con Sayonara Barcelona un Premi Sant Jordi marcado por el retorno. El autor se llevó la 47ª edición del certamen de novela, organizado por Òmnium Cultural y la Fundació Enciclopèdia Catalana, en el transcurso de la Nit de Santa Llúcia, que ayer se celebró en el pabellón Girona Fontajau. Pijoan se embolsó los 45.000 euros del certamen mientras que Maite Salord (Ciutadella, 1965) recibió los 10.000 como finalista por Anagnòrisi.

Sayonara Barcelona parte del retorno a la capital catalana, 25 años después de poner rumbo a Japón, de un pintor que se reencuentra con su pasado. Ganador del Premi Documenta de 1982 con Somni, desde entonces no había publicado y se había volcado en el terreno de las artes plásticas. "Aunque me divierto más pintando que escribiendo, tengo los cajones a rebosar". Esta no es la única coincidencia entre el creador y el protagonista del relato que, como Pijoan, está casado con una japonesa.

"No creo en la ficción absoluta porque no creo en los absolutos", apuntó Pijoan, que se sirve de la obra para criticar la sociedad barcelonesa: "El triunfalismo barcelonés se te cae a los pies cuando llegas después de una temporada fuera", comentó antes de aseverar con socarronería que, aunque admira la sociedad japonesa, no siente ninguna idealización por ella. "De ideales ya no quedan ni en los estancos. Pero, aunque tenga muy mala prensa, no tiene nada que ver con la sociedad que pinta Amélie Nothomb en sus panfletos", señaló.

LA INFANCIA DE SALORD

El regreso también es el punto de partida del libro de Maite Salord, donde un menorquín decide volver a la isla para reconciliarse con su hermanastra, cuidada por una ecuatoriana y con un hijo que ve como su apacible vida se ve alterada. La novela parte de dos historias reales: "El regreso de mi tío-abuelo, que se fue 50 años a Córdoba (Argentina) y cuyo regreso me impactó de pequeña, y una notícia sobre un joven que denunció a su vecino porque le miraba mientras estudiaba".

Los 3.000 euros del 48° Premi Carles Riba fueron para el poemario Enlloc de Jaume Pont (Lleida, 1947). "El título remite al espacio indefinible de la poesía, que es resistente a la fijación", afirmó Pont. Pese a ser uno de los nombres de referencia de la lírica actual aun no figuraba en el palmarés del galardón más prestigioso en poesía catalana. El agua es un elemento recurrente en todo el libro, "principio erótico de las formaciones y de la vida".

BAGUNYÀ, EL RODOREDA

Por su parte, el joven Borja Bagunyà (Barcelona, 1982) alcanzó los 10.000 euros del 9° Premi Mercè Rodoreda de Contes. "Entre los jóvenes narradores es el primero que he encontrado que no monsoneja", destacó Isidor Cònsul, editor de Proa y jurado del galardón. La obra seleccionada, La mida de totes les coses, es una recopilación de siete cuentos unidos por un mismo hilo argumental: la búsqueda de la identidad. "Si el hombre es la medida de todas las cosas, ¿cuál es la medida del hombre?", se preguntó Borja Bagunyà.

En la 56ª edición de la fiesta de las letras catalanas se entregaron 10 distinciones más. Santi Carreras y Sílvia Cóppulo consiguieron los premio a los mejores programas de radio y tele por Força esports, de Catalunya Ràdio, y Amb ulls de dona, de La 2, respectivamente. Àngel Burgas logró el Folch i Torres de literatura infantil por La colla de la cistella. El Ferran Soldevila de biografía recayó en Rafael Roca por Teodor Llorente, líder de la Renaixença valenciana mientras que el Joan Profitós de pedadogía fue para Josep Otón por

Ensenyar història: l'aportació de Simone Weil. Finalmente, el suplemento Catalogne, de Le Monde Diplomatique, cosechó el Joan B. Cendrós al mejor artículo sobre Catalunya publicado fuera de nuestras fronteras.