SUECIA Y NORUEGA. KRISTINA OHLSSON Y UNNI LINDELL

El peligro puede estar oculto bajo la cama

Unni Lindell (izquierda) y Kristina Ohlsson, en  la calle de Hospital.

Unni Lindell (izquierda) y Kristina Ohlsson, en la calle de Hospital.

ANNA ABELLA

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El frío se confabuló el viernes conBCNegra para hacer sentir como en casa a dos autoras que llegaban del gélido norte, lasueca Unni Lindell y lanoruega Kristina Ohlsson, que llenaron La Capella en una charla moderada por el cálido escritor canario José Luis Correa, en la que, sin escatimar anécdotas y simpatía, trazaron algunas características de la novela negra escandinava.

Lindell (Oslo, 1957) presentabaMuerte blanca (Siruela), tercera entrega de la serie de la policíaMarian Dahle (con aires de la larssonianaLisbeth Salander), que trata de corrupción política y drogas, pero también de problemas de las pequeñas familias. «Los hombres escriben más sobre robos, tiroteos y luchas, pero las escritoras retratamos más la cotidianeidad, la calle, la familia, gente corriente con la que el lector puede identificarse, porque una mala madre también puede ser muy peligrosa y encarnar el mal», explicó.

Ojo con Lindell, que aunque se confesó «muy miedosa» -«Cuando llegué al hotel, antes de cerrar la puerta, miré bajo la cama por si había un asesino», dijo muy en serio-, para documentarse es capaz de entrar en una comisaría y decirle a la recepcionista que solo está echando una ojeada porque quiere ver cómo matar al comisario...

Y ojo conKristina Ohlsson (Kristianstad, 1979), que ha trabajado como analista científica de la policía secreta sueca y experta en terrorismo, y cuyo álter ego en la ficción es Fredrika Bergman, protagonista de una serie de la que acaba de publicar en España el segundo título,Silenciadas(Espasa), sobre el tráfico de refugiados. Gracias a su experiencia no necesita mucha documentación, pero eso no evita que entre en una tienda de caza y, sin más preámbulos, pida «un revólver pequeñito para cometer un crimen perfecto» o pregunte a unos pilotos cuál es la mejor forma de secuestrar su avión.

«Me aburría mi trabajo y empecé a escribir para escapar de la realidad, no pretendía reflejarla escribiendo, escribo para entretener», aseguró Ohlsson. «En contra de la imagen que se ha dado, los países nórdicos nunca han estado exentos de delincuencia -añadió-. Hemos sido testigos de casos atroces que superan la imaginación». Y ahí se apresuró su colega Lindell a secundarla. «La realidad supera la ficción, es mucho peor, solo hay que ver la matanza en la isla noruega de Utoya en julio del 2011. Nadie se lo habría podido imaginar, nadie te creería si escribieras algo parecido».

PEDOFILIA / Pero aunque quizá sus novelas no tengan mucho contenido político, como lamentaba el jueves, tras recibir elPremio Carvalho, la suecaMaj Sjöwall, cuya serie deMartin Beck, escrita entre 1965 y 1975 con su desaparecido maridoPer Wahlöö, se considere precursora de la actual generación de autores negros, estos nuevos autores sí reflejan la preocupación por temas que afectan a la sociedad. Ahí están la corrupción, las drogas, la inmigración, el maltrato a mujeres y niños, la pedofilia o la pornografía infantil.