Entrevista

Núria Marín, alcaldesa de L'Hospitalet: "Nosotros podríamos dar un máster de ‘superilles’: Bellvitge es un modelo"

El gobierno municipal de la segunda ciudad de Catalunya pasa cuentas este sábado del primer año del pacto de ciudad para afrontar los efectos de la pandemia

El consistorio que lidera Marín (PSC) dotó con 72,8 millones a un acuerdo de consenso con 224 acciones en el terreno institucional, social, económico y urbano

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marin / Manu Mitru

José Carlos Sorribes

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Haga un balance de este primer año del pacto de ciudad. Muy positivo. Hemos puesto en marcha todas las acciones, y el 29% ya están finalizadas. Nos marcamos un pacto que era muy ambicioso, aunque puede tener modificaciones o novedades. De alguna forma es lo que haremos este sábado. Repasaremos de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde queremos continuar. El pacto de ciudad ha sido un buen instrumento de consenso, de acuerdo, de negociación.

¿Ha hecho falta una pandemia para llega a este tipo de pactos?¿Se ha descolgado alguien? Nadie lo ha hecho. Ni entidades ni partidos políticos. Y nosotros siempre hemos apostado por este sistema. Quizá no a este nivel, pero habíamos conseguido un pacto por la educación o por la salud. También para el soterramiento de las vías del tren. Esa formulación de acuerdo en lo prioritario nos ha funcionado con los agentes sociales, con las entidades, e incluso con los grupos municipales o partidos políticos.

Entrevista a Núria Marín, alcaldesa de L'Hospitalet de Llobregat

En la administraciones locales, en los modelos de ciudad, ¿debería ser más fácil concretarlos? Debería ser la norma en la política. No vivimos en el país de las maravillas, pero en los temas realmente importantes y de calado, deberíamos poner por encima el interés general y no el partidista. Y hablo de mi experiencia en L’Hospitalet, una ciudad importante, pero también en la Diputación, donde hemos llegado a ese pacto en el presupuesto. El gobierno que presido no tiene la mayoría absoluta pero tenemos que dialogar y discutir para llegar al pacto y al consenso. Y estaría bien que en este país no fuera la excepción, sino el modelo más habitual.

«El interés general debería ser norma en política para los temas realmente importantes y de calado»

¿Cómo ha vivido la economía de L'Hospitalet la pandemia? No somos una isla en el océano, porque formamos parte de una realidad metropolitana. Ha habido efectos evidentes en nuestros comercios, nuestras empresas, nuestra industria… Y pese a que algunos no han sobrevivido, en general el comercio de proximidad ha aguantado razonablemente bien. Además tenemos un turismo de negocios importante, muy relacionado con la Fira, y ese sector también ha sufrido. Pero desde hace unos meses, desde que se empezó a abrir con cierta normalidad, los negocios están funcionando, aunque sí somos conscientes de que hemos de cuidar al pequeño comercio. Por ejemplo, con las actuaciones navideñas.

L’Hospitalet tiene el 85% de población vacunada, cinco puntos por encima de la media española. Es para estar satisfecho, pero haremos una campaña para ese 15% que falta. Es clave ser consciente de que la vacunación protege individualmente, pero también comunitariamente en entornos familiares, de estudio o de trabajo. 

¿A quién dirigirán esa campaña?¿A los negacionistas? No tenemos movimientos detectados demasiado extensos en cuanto a negacionismo. Y sí en la franja quizás más joven. Hemos solicitado a la Generalitat hacer una campaña más específica en los institutos o entre la gente joven. Pero vamos a hacer la nuestra desde el ayuntamiento, no para alertar a la población, sino para concienciar. 

Ya mirando un poco adelante, ¿cómo van a repercutir en la ciudad los fondos Next Generation? Hemos hecho siete grandes paquetes de proyectos, ya con peticiones en cuanto a temas de movilidad para mejorar nuestros entornos y también el transporte. Tenemos una ciudad que en general está bien comunicada con el transporte público. El número de estaciones de metro per cápita es muy alto: 17 paradas.

Movilidad y cambio climático son dos caras de una moneda. Tenemos que ir a las nuevas movilidades, fundamentalmente con el uso de la bicicleta. Estamos haciendo ahí un incremento. A final de mandato llegaremos a unos 50 km.de carril bici. Los cambios de cota, sobre todo en la zona norte, no ayudan. Hemos de trabajar en esas vías para dar la máxima seguridad a quien quiera usar la bici u otros medios de transporte como los patinetes. Y también para implantar más la cultura de la bici.

¿Cómo ve el fenómeno de las ‘superilles’ de Barcelona? Respeto todas las posiciones, pero nosotros podríamos dar un máster de ‘superilles’. Bellvitge es un modelo: espacios sin circulación de coches, libres para los vecinos, el coche muy acotado en pocas calles del barrio... Otro ejemplo es la calle peatonal de Progreso, en Collblanc. O el caso de la Rambla, donde solo está permitida la circulación transversal. 

Núria Marín posa en una sala del Ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat.

Núria Marín, en una sala del Ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat. / Manu Mitru

Acaban de presentar el proyecto L’Hospitalet 6.0, una apuesta contra la brecha digital. Así es. En los días duros de pandemia vimos a gente joven y niños con habilidades digitales, pero que no tenían conectividad en casa ni ordenador. Tuvimos que comprar tabletas para las escuelas de primaria y facilitar las conexiones. La gente mayor tampoco sabía usar la tecnología para hacer videoconferencias. La brecha es generacional o económica. Y también hay que añadir el tejido productivo, porque hay comercios que no han podido innovar o ponerse al día.

«La ciudad no es la de 2003 cuando se desplegaron los Mossos. Hace falta una mayor dotación de efectivos»

¿De qué manera empezará a caminar un proyecto tan ambicioso? No lo vamos a hacer solos. Hemos de generar sinergias y alianzas. Lo hemos hecho con GSMA , la empresa que organiza el Mobile, y también con el Ministerio de Industria. El proyecto necesita un espacio y ya lo tiene en la segunda planta del Mercado de la Florida. Queremos que el barrio sea un referente y no por cuestiones más conflictivas. Igual que se va al Gornal a la escuela municipal de música, habrá que ir al mercado para las cuestiones digitales.

Ha hecho alusión a esas situaciones conflictivas de La Florida. No podemos obviar que existe un problema de convivencia, no de seguridad, con el tema de los ruidos y de perturbar el descanso de los vecinos. Es un trabajo conjunto entre administraciones de forma inteligente, con formaciones políticas, entidades y asociaciones vecinales. Es evidente que también han de estar los cuerpos de seguridad. No podemos actuar solo con agentes cívicos, mediadores y educadores.

¿Ha habido una mejora de los recursos policiales? Hemos aumentado la plantilla de la Guardia Urbana en casi 70 personas, y hemos incorporado más medios. Pero necesitamos que los Mossos incrementen su dotación. No han aumentado sus efectivos, al revés. Fuimos de las primeros sitios donde se desplegaron, pero esta ciudad no tiene mucho que ver con la de 2003. Ni existía Fira ni los eventos que tenemos ahora. No teníamos una ciudad tan diversa, tan compleja en el aspecto sociocultural. Se ha de valorar a la hora de priorizar los efectivos policiales en el territorio. Así se le ha planteado a los últimos ‘consellers’ de Interior y recientemente al ‘president’ Aragonés.

Del PDU Granvia al soterramiento de las vías

El Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) frenó hace un año el Plan Director Urbanístico (PDU) Granvia-Llobregat, aprobado por la Generalitat en 2017, y que preveía la remodelación del sur de L’Hospitalet desde la plaza de Europa hasta el río Llobregat. La sentencia dictaba que era competencia urbanística del Área Metropolitana de Barcelona (AMB)y no de Territori. Allí se debía ubicar el clúster biomédico que Núria Marín puso sobre la mesa en la reciente visita a la ciudad del ‘president’ Pere Aragonès. «Es un proyecto de país que nace en L’Hospitalet».

Consenso vuelve a ser la palabra que usa la alcaldesa para revitalizarlo. «Lo estamos reformulando para tener el mayor consenso posible. Aunque hay que ser realistas, ningún proyecto tendrá el cien por cien de apoyo», reconoce. Y recuerda que se crearían 8.000 puestos de trabajo a partir del clúster de hospitales, centros de investigacion y la universidad. «Queremos llevarlo a un territorio superestratégico, a caballo del aeropuerto y la ciudad de Barcelona. Es una zona que puede transformarse para que aterricen las empresas del sector».

Marín insiste en que esa transformación hará que el terreno agrícola de Cal Trabal, la gran reivindicación de los opositores al plan, pase de ser privado a público. «Es la única garantía medioambiental», sentencia. «Hoy es un campo de cultivo y mañana puede ser un espacio provisional para aparcamiento de tráileres. Planteamos la construcción de 30 hectáreas de zona verde».

El soterramiento de las vías de tren, mientras, marca el horizonte de L’Hospitalet. «Es el gran proyecto para transformar el espacio público y la movilidad en la ciudad. Son seis kilómetros que nos dividen completamente. Se está haciendo el proyecto constructivo y en 2022 habrá que empezar a licitar las obras».

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