ABOCADOS A VIVIR EN LA CALLE

El 'limbo' de los sintecho del Besòs

Rafael (izquierda) y Miguel (derecha), dos personas sin hogar de Santa Coloma de Gramenet.

Rafael (izquierda) y Miguel (derecha), dos personas sin hogar de Santa Coloma de Gramenet. / ADRIANA DOMÍNGUEZ

Manuel Arenas

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En algunos municipios próximos a Barcelona, la problemática social de las personas sin hogar abocadas a vivir en la calle cobra una dinámica particular, viéndose agravada por la falta de equipamientos municipales para ofrecerles como mínimo un lugar donde dormir. Un caso representativo es el de las ciudades del área metropolitana que integran el Consorci del Besòs -Santa Coloma, Badalona, Sant Adrià del Besòs y Montcada i Reixac-, ente local adscrito al Ayuntamiento de Barcelona que gestiona servicios sociales.

En una de ellas, Santa Coloma, viven Miguel (Algeciras, 1967) y Rafael (Minas de Riotinto, Huelva, 1967), quienes concretamente duermen en la oficina de La Caixa de la plaza de la Vila del municipio, donde guardan todo lo que tienen: unos cartones y un par de bolsas.

Los citados municipios -que aglutinan a más de 350.000 habitantes- no disponen de un equipamiento municipal donde los sintecho puedan dormir, como sí lo hacen otras ciudades como Barcelona Mataró -en l'Hospitalet funciona una residencia municipal llamada Els Alps, donde pueden pernoctar temporalmente-. Ante esta necesidad, y en el marco del Consorci del Besòs, los ayuntamientos están trabajando en la actualidad para poner en marcha un equipamiento comarcal único.

"Históricamente, los municipios de fuera de Barcelona no han tenido iniciativa", critica Ferran Busquets, director de la Fundació Arrels, que apunta a la responsabilidad en cuanto a espacios municipales para personas sin hogar de los consistorios que atienden a más de 20.000 habitantes en el marco de la Ley de Servicios Sociales.

Busquets destaca una tendencia en el área metropolitana: "Muchos municipios [confiados en los servicios de la gran ciudad vecina] han optado por dar un billete a los sintecho y enviarlos a Barcelona: eso es muy grave. Que Barcelona tenga que asumir los servicios es un error, porque la persona necesita ser atendida en su propio entorno".  

Sobre este punto, es especialmente ilustrativo el protocolo de colaboración para situaciones de emergencia como olas de frío de los ayuntamientos del Besòs con el Centre d’Urgències i Emergències Socials de Barcelona (CUESB) -también ayuntamientos del Baix Llobregat como Cornellà participan del mismo acuerdo, al no tener un albergue municipal-A pesar del servicio, la realidad, certifica Busquets, es que a la hora de la verdad son una minoría los sintecho no barceloneses que se desplazan hasta la ciudad condal, quedando así en un 'limbo' de desprotección donde, en su propia ciudad y a temperaturas bajo cero, su única opción es la calle.

El desarraigo como obstáculo

Miguel Rafael, quienes piden expresamente ocultar sus caras y apellidos, llevan 3 y 7 meses respectivamente viviendo en las calles de Santa Coloma de Gramenet. Preguntados por el servicio que han hecho del equipamiento barcelonés en situaciones de emergencia, no dudan en afirmar que prefieren la calle a desplazarse. "No queremos irnos de nuestra ciudad, donde llevamos desde los 5 años y tenemos 51. Si nos vamos, otros vendrán y ocuparán nuestro lugar", argumentan.

Tanto Miguel como Rafael se sienten arraigados en su ciudad y temen que "si nos fuéramos a Barcelona, en Santa Coloma dirían: 'Veis, aquí no hay ningún problema con las personas sin hogar'". La situación de ambos es muy diferente: Miguel salió de la cárcel tras 30 años -asesinato, robos y llevarse de rehén a un juez- en octubre del 2017; Rafael, por su parte, fue desahuciado por no poder afrontar los pagos de su hipoteca. Ahora han coincidido en la calle: del cajero al comedor social, del comedor social al cajero. Entre medias, paseos y búsqueda de trabajos esporádicos. "Nos sentimos invisibles, como una piedra a la que nadie hace caso. Y es significativo que nos vengan a ayudar [a traer mantas o comida] más las personas inmigrantes que las de aquí", dice Rafael.

Casos como los de Rafael o Miguel se han visibilizado en Santa Coloma a raíz de un recuento a pie de calle efectuado el pasado mes de diciembre por la plataforma Ningú Sense Llar Gramenet -que agrupa a título personal a activistas de entidades-, que contabilizó a 19 personas durmiendo en la calle -Rafael y Miguel creen que son más-; dato que contrasta con el del Ayuntamiento de Santa Coloma: unas 11-12 personas, afirma el concejal de Servicios Sociales, Diego Arroyo. Según datos oficiales del 2017, en otras ciudades del Consorci del Besòs como Sant Adrià del Besòs o Badalona hay 16 y 317 (218 en seguimiento de Servicios Sociales) personas sin hogar, respectivamente.

La respuesta ante las olas de frío

La regidora de Servicios Sociales de Badalona, Agnès Rotger, reconoce las dificultades que supone que un municipio de más de 200.000 habitantes no disponga de un espacio donde las personas sin hogar puedan dormir. "Es cierto que estas personas a veces se niegan a ir al CUESB por diferentes razones, pero en la última ola de frío nos pasó algo parecido en el municipio". La edil alude al cambio de temperatura de finales del pasado mes de febrero. Ante esa situación, el propio Ayuntamiento de Badalona habilitó el centro cívico de Can Pepus, "pero la respuesta que obtuvimos fue de 12 personas [de 317] el día que más", reseña Rotger.

En el caso de Santa Coloma, el segundo gran municipio en términos poblacionales del Consorci, el consistorio no habilitó ningún local municipal y redirigió al CUESB en el marco del citado convenio. Ante la poca implicación de los sintecho para ir a Barcelona, un grupo de voluntarios acogieron a estas personas de manera espontánea en el Centre Obert Rialles de Santa Coloma.

Así lo explica Santiago Tornero, presidente de la asociación de vecinos de Riu Nord, quien ha participado activamente desde los inicios en Ningú Sense Llar Gramenet: "El Ayuntamiento de Santa Coloma no tuvo la iniciativa de utilizar a Rialles como un recurso propio, pero sí recogió el guante de la entidad para coordinarse con ella e informar a los sintecho de que podían ir allí". El concejal Arroyo, quien reconoce que el CUESB no da solución al problema, explica que el consistorio agradeció el gesto a Rialles, que acabó atendiendo a los sintecho después de que estos dieran la negativa a trasladarse a Barcelona ante los mediadores municipales.

La concejala Rotger asegura que desde Badalona, a través de la Mesa social del Consorci del Besòs, de reciente creación, se está trabajando por el equipamiento comarcal aunque sin fecha de referencia para su puesta en marcha. "Más que albergue, nosotros apostamos por un espacio polivalente, además de insistir en el concepto del 'Housing first': un sistema en el que la persona sin hogar pueda acceder a un piso cumpliendo condiciones muy básicas como trabajar con un educador social o tener buena convivencia con el vecindario, entre otros, aunque sabemos que es difícil porque tenemos una falta de pisos brutal". En esa misma línea se pronuncian desde Ningú Sense Llar Gramenet, priorizando la posibilidad de la vivienda social al albergue como tal.

El recurso de los pisos vacíos

Analizando la posibilidad de que se lleve a término un albergue comarcal, Ferran Busquets, de Arrels, opina que es un error si se hace pensándolo como una solución definitiva, pero sí puede tener sentido "si es provisional y de emergencia para trabajar mientras tanto para darles acceso a la vivienda". "Es preferible poner en marcha varios pequeños espacios donde la gente se sienta bien, en vez de un gran equipamiento al que se acaba por no ir", remarca Busquets en alusión al CUESB de Barcelona. "A la gente no le sale a cuenta ir: pierdes tu espacio, tus mantas, tu cartón y encima tienes que ir hasta plaza Catalunya a hacer transbordo...por eso debe haber espacios próximos en cada municipio".

Otro de los recursos a tener en cuenta en el ámbito de las personas sin hogar es el de los pisos vacíos en los municipios, cálculo siempre complejo. Aunque no existen datos oficiales actualizados, el año 2016, cuando se aprobó en Badalona el anteproyecto de ordenanza de tasa para pisos vacíos, el Gobierno municipal habló de hacer aflorar alrededor de 1.300 viviendas vacías de bancos e inmobiliarias. En Santa Coloma, por su parte, el concejal de Urbanismo, Jordi Mas, habló en el 2014 de unos "350 pisos potencialmente vacíos", en el contexto de los 670 que se preveían en poder de entidades financieras.

"Lo que está claro es que para las personas sin hogar de la ciudad seguro que hay suficientes locales disponibles", sostiene Santiago Tornero, quien incluso cita la posibilidad de habilitar los centros cívicos o polideportivos de Santa Coloma en casos de emergencia. "Nos reunimos con el concejal de Servicios Sociales, Diego Arroyo, y nos comentó que daría traslado del tema para trabajar en ello. No podemos ignorarlo y hay que tener esta realidad muy presente". Por su parte, Arroyo sostiene que el Ayuntamiento de Santa Coloma ha adquirido el compromiso de estudiarlo y hacer una propuesta a nivel local mientras el equipamiento comarcal, "que tiene para dos o tres años", se pone en marcha. La intención, dice el concejal de Servicios Sociales, es suscribir un convenio con alguna entidad de la ciudad por tal de que los sintecho de Santa Coloma dispongan de un equipamiento local a corto plazo.

La controversia del empadronamiento

El hecho de no tener hogar supone tanto consecuencias visibles, tener que vivir en la calle, como invisibles, no poder acceder al padrón municipal. Algunos municipios como Barcelona sí permiten, sin embargo, una fórmula denominada 'empadronamiento sin domicilio fijo', mediante la cual los sintecho pueden empadronarse en un punto de la vía pública por tal de poder acceder, bien a determinadas prestaciones sociales como la renta garantizada de ciudadanía -que exige justificar dos años de residencia en Catalunya-, bien a derechos básicos como son las notificaciones vía correspondencia.

"Es cierto que hay ayuntamientos que no lo permiten, pero tenemos la certeza de que es posible hacerlo, como en Barcelona. Es una cuestión de voluntad política: incluso la misma oficina municipal podría empadronarlos en su dirección; nosotros, en Arrels, tenemos empadronadas a unas 150 personas por tal de que puedan recibir cartas, qué menos", reivindica Ferran Busquets.

Desde Ningú Sense Llar Gramenet dicen tener noticia de que en Santa Coloma están siendo "restrictivos" con el empadronamiento y de momento no está habiendo facilidades para empadronar a quienes no disponen de un hogar y, por ende, de un domicilio fijo.

Así lo confirma el concejal Diego Arroyo, que dice tener el tema sobre la mesa: "Supongo que lo acabaremos permitiendo, siempre y cuando se cumplan una serie de requisitos". "Algunos ayuntamientos piensan que por empadronar sin domicilio fijo se va a producir en los municipios un 'efecto llamada', pero eso es un error, puesto que las personas precisamente lo que quieren es quedarse en su entorno y no desplazarse a otros", concluye Busquets.