BARCELONA-MÓNACO (79-72)

El Barça tendrá la última oportunidad del quinto partido

El primer partido: El Barça empieza el playoff dejando una mala imagen en Mónaco (97-80)

El segundo: El Barça vuelve a perder (92-79) y regresa de Mónaco con un 2-0

El tercero: El Barça apela al coraje para forzar el cuarto partido ante el Mónaco (100-89)

Darío Brizuela, durante el cuarto partido del playoff.

Darío Brizuela, durante el cuarto partido del playoff. / Alejandro García / EFE

Joan Domènech

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Barcelona
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Habrá quinto partido. Vuelve la serie a Mónaco, donde empezó y donde se jugará el duelo decisivo para la Final Four de la Euroliga. Las dos victorias en el Palau conceden al Barça el derecho a pelear hasta el último suspiro para volar hacia Abu Dhabi. Un premio al tesón y al orgullo a los que apela para ir superando las adversidades que le asaltan por el camino durante esta temporada.

El duelo con el Mónaco no fue una excepción. Anduvo en el alambre hasta los últimos segundos y si el Barça aguantó en pie fue porque tenía la red de estar casa, como si el atronador aliento le mantuviera agarrado en el aire, flotando, sin caer. Los aficionados acabaron en pie, agradeciendo también el espíritu del grupo, la llamada resiliencia. Los juagadores volvieron a la cancha al oír que los cánticos no cesaban.

Al culé le espera un martes de órdago. El duelo del baloncesto con el Mónaco coincide en la misma jornada que la vuelta de la semifinal de la Champions con el Inter (igual que el tercer partido y la ida).

Tomas Satoransky pelea un balón con Mike James

Tomas Satoransky pelea un balón con Mike James / Alejandro García / EFE

Un roce al minuto

Cargado de electricidad estuvo el Palau, y no solo en los instantes finales. Antes de que se hubieran consumido dos minutos, Fall y Blossomgame habían tenido el primer roce, provocado por el estadounidense, que a continuación supo provocar fácilmente la personal del azulgrana, a quien Peñarroya envió al banquillo para que se centrara. Pocos después, Blossomgame enfiló la canasta para hacer un mate y le salieron al paso tres brazos que se lo impidieron.

Quedó claro por dónde discurriría el duelo. Además de la pelea bajo los aros, a golpe de triple. Al primero de James les sucedieron cinco del Barça (tres de Parker, infalible) y el equipo se liberó de la tensión con el colchón de la ventaja, que llegó a ser de 15 puntos (21-6), con aquella solitaria canasta monegasca y tiros libres. Era demasiado bonito para ser cierto. Y demasiado pronto.

Jabari Parker frente a Jaiteh busca un compañero.

Jabari Parker frente a Jaiteh busca un compañero. / Javi Ferrándiz / SPO

21-0 en tiros libres

En efecto, lo era. Los ahorros permitieron gestionar la crisis del segundo cuarto. La exuberancia se convirtió en carestía. Y el 23-14 se transformó en un 12-24, después de una fase catastrófica en ataque que al filo del descanso maquilló Brizuela. Los tres puntos de desventaja parecieron un mal menor por la pinta que adquiría el encuentro (35-38), y si el Mónaco marchó al vestuario con una sonrisa fue porque Strazel acertó cuatro tiros libres, uno de ellos de la segunda técnica contra el Barça para un total de 21.

Anderson protesta a los árbitros.

Anderson protesta a los árbitros. / Javi Ferrándiz / SPO

No habían lanzado ninguno los azulgranas. No se descorchó la botella hasta que pisó la línea Fall en la reanudación. Era imprescindible recuperar a Parker, en barrena anotadora y cargado con tres faltas, y que Punter se pusiera a anotar: dos puntos hasta entonces. Sin ellos iba a ser imposible en un equipo orientado a facilitar su producción.

Y sin ellos brilla Brizuela, que se echó al equipo a la espalda. Hizo posible el empate al final del tercer cuarto (58-58) cuando dejaba el asunto como al principio, pero con mucho desgaste físico y emocional. Nadie imaginaba un desenlace que no fuera ajustado ni que se decantara hacia cualquier lado.

Punter reclama una falta de Okobo.

Punter reclama una falta de Okobo. / Javi Ferrándiz / SPO

La hinchada se ilusionó con la recuperación del espíritu defensivo del Barça para proteger las pequeñas ventajas de los cuatro minutos finales, siempre amenazadas por la constancia del Mónaco, ajeno a la tensión, seguramente porque en el peor de los casos le quedaba una vida y se la jugaría en casa, donde se impuso claramente en los dos duelos.

Willy Hernangómez saluda a la hinchada al final del partido.

Willy Hernangómez saluda a la hinchada al final del partido. / Javi Ferrándiz / SPO

FC Barcelona, 79 - AS Mónaco, 72

BARCELONA: Satoransky (3), Punter (11), Anderson (7), Parker (22), Fall (9) –cinco inicial–; Hernangómez (6), Brizuela (17), Abrines (0), Parra (4), Villar (0).

9 de 27 triples (Parker, 4), 35 rebotes, 9 ofensivos (Anderson, Fall, 2), 15 asistencias (Satoransky, 7).

MÓNACO: James (16), Okobo (6), Diallo (13), Theis (7), Blossomgame (8) –cinco inicial–; Jaiteh (3), Strazel (10), Loyd (7), Brown (2).

7 de 32 triples (Strazel, Diallo, 2), 37 rebotes, 13 ofensivos (Loyd, Theis, Bloosomgale, 2), 16 asistencias (James, 52).

PARCIALES: 23-14; 12-24; 23-20; 21-14.

ÁRBITROS: Robert Lottermoser, Emin Mogulkoc, Tomislav Hordov.