Como dice el pícaro Bordalás: "Esto es fútbol, papá"

“La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ¿Qué le parece eso? Está genial, ¿eh?”

En serio, Groucho Marx fue un genio, un adelantado a su tiempo, un emprendedor en cuanto al regateo y trilerismo más absoluto. Más que una ‘Noche en la Ópera’, su película debió titularse ‘Una noche en el fútbol’ o ‘Una noche en el Barça’.

Mientras el equipo de Xavi Hernández sigue ganando aunque sea de rebote, perdón, aunque sea con un gol en propia puerta del reaparecido Sergio Ramos, mientras los hermanos Guardiola, que son los más listos de la clase, están cocinando a fuego lento el relevo de Pep en el Manchester City, que llegará, ya verán, de la mano del prodigioso Michel, que tiene admirada a media España y media Europa (¿cómo jugaría este Barça en manos del ‘míster’ madrileño), Joan Laporta anuncia unos beneficios “tras impuestos” de 304 millones de euros, dejando boquiabierto, no a media España ni siquiera a media Europa, sino al mundo entero. Claro que no cuenta que, el año que viene, solo tendrá, dicen, 11 millones de beneficio. Se acabaron las palanca y empieza la vida real.

Ese Masip....

Es fijo, seguro, que en el ‘camarote’ de Laporta debe haber un Grouxo. Bueno, está Enric Masip, fotografiado feliz junto a su amigo del alma Albert Luque, investigado por el ‘caso Rubiales’. Igual resulta que la lentitud, la ambigüedad y el escaso compromiso que mostró el Barça con el ‘tema Rubiales’ fue fruto de esa amistad eterna entre Enric y Albert.

Un Grouxo que, probablemente, restase importancia a la salida de dos hombres vitales en la historia reciente de la entidad, Álex Barbany, nada más y nada menos que Director de Explotación del Espai Barça, se supone que la mina de oro de las próximas décadas, y Markel Zubizarreta, el hombre que creó, casi de la nada, el mejor bicampeón de la Champions de la última década, el equipo femenino azulgrana. Nadie ha abierto la boca y nada se sabe de sus relevos.

Da la sensación de que Laporta y los suyos solo están inquietos, preocupados y ocupados con el equipo de Xavi. Y lo están mucho, mucho. Tanto (y se vio anoche) que tampoco les importa que el ‘caso Negreira’ siga creciendo en un lugar tan peligroso como los tribunales y el postureo inexistente (solo lo hubo por parte del Real Madrid) cuando estalló el caso, empieza a convertirse en populismo mal intencionado con el plantón del Sevilla, que tiene el techo de cristal y un buen lio en casa como para sacar pecho.

La lista que no cesa

Pero es que, insisto, como en el resto de ejemplos, Laporta y los suyos se han puesto de perfil. Indiferencia total. Han escondido la cabeza bajo el ala, creyendo que el problema desaparecería. ¿Ustedes creen que el Barça no conoce al dedillo qué ocurrió, cómo fue, qué se pagó, por qué y, tal vez, quienes se repartieron esos más de 7 millones durante una década? ¿En serio creen que el Barça no sabe eso? Lo sabe, ¡claro que lo sabe!, y conoce su peligro, pero “qui dia passa, any empeny’.

Todos los huevos están puestos en el equipo de Xavi. Todos. De ahí que la máxima responsabilidad recaiga en la necesidad de ganar. No importa cómo, si con remontadas históricas ‘a lo Real Madrid’, siempre criticadas y ahora tan nuestras, o de rebote de SR4, que así se llama la yeguada del central sevillista.

Como diría José Bordalás, otro que conoce bien este negocio y sabe de qué se trata, “esto es fútbol, papá” y, por tanto, mientras el Barça de Xavi esté arriba, poco importará cómo juegue, quién juegue, existan o no las rotaciones, se vayan Jaume Giró, Ferran Reverter, Mateu Alemany, Jordi Cruyff, Xavi Mas, Joan Manuel Tabero, Jordi Balsells, Jaume Guardiola, Ramón Ramírez, Jordi Llauradó, Jordi Camps, Enric Llopart, Àlex Barbany, Markel Zubizarreta…”Esto es fútbol, papá”.

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