Oriol Romeu, el futbolista que lee a Schopenhauer y escribe libros

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas
Es posible que muchas cosas (buenas) ocurran por casualidad. Puede. Por ejemplo, que el FCBarcelona haya fichado, tras un largo regateo y después de constatar la imposibilidad (económica) de contratar a Zubimendi, Kimmich, Neves y/o Brozovic, al centrocampista ideal, al sustituto de Sergio Busquets, a uno de los mejores profesionales posibles y, sobre todo, a una de cabezas mejor amuebladas del fútbol español.
Oriol Romeu Vidal (Ulldecona, 1991), a punto de cumplir los 32 años, es uno de los mejores profesionales que se pueden contratar en estos momentos y no solo, no, por su portentosa manera de jugar a fútbol (en la Premier fue catalogado como un ‘ladrón de élite’, por las muchas recuperaciones que conseguía) sino por su exquisita y meticulosa forma de comportarse como profesional, por sus inquietudes, no tanto intelectuales como formativas, y, también, por su manera limpia, cómplice y cariñosa de afrontar la vida.
Hasta hace muy poco, a Romeu le daba reparo decir que leía y que leía mucho. Y todo. Ya ni les cuento, contar que ha escrito un libro maravilloso. Le daba reparo decir que quería estudiar y aprender el mayor número de idiomas posibles, hombre, por supuesto, no a la perfección. Le daba reparo explicar a cuanta gente ayudaba y en cuantas movidas solidarias estaba metido.
Un libro maravilloso
Y no es que ahora esté dispuesto a explicarlo todo pero, al menos, en determinados foros sí cuenta que le encanta haber descubierto al filósofo alemán Arthur Schopenhauer (“eso sí, un gran pesimista”) e, incluso, recuerda haber escrito un libro, “casi un diario”, con prólogo de su amigo Juan Mata, titulado (el libro, no el prólogo) “Una temporada inolvidable. El viaje interior de un futbolista” (en catalán), donde cuenta todo lo que le ocurrió (y más) en la campaña 2020-21.
El libro, ya se lo digo yo, es delicioso y muy, muy, agradable desde el punto de vista, personal, humano y futbolero. Bueno, el libro es como Oriol Romeu, natural, sencillo, directo, (casi) biográfico. Oriol es el primer hombre que tuvo pelo “y mucho” y decidió ser calvo. Se lo contó una vez a mi amigo Ricardo Rosety (calvo) en su Podcast ‘ElPelao’, con todo el orgullo del que puede ser capaz alguien que tiene pelo y decide que quiere ser calvo.

Oriol Romeu, nuevo fichaje del Barça
/“Éramos unos niños, algo jóvenes, cinco amigos de verdad, bueno, tan de verdad que, a los 30 aún seguimos juntos y fue la típica frase de “a qué no hay huevos”. Y sí los hubo, sí. Cogimos la maquinilla de rasurar a unos de nuestros perros y nos rapamos a saco, los cinco. Y hasta hoy. Ya nunca más volví a dejarme el pelo, es comodísimo. ¡Me encanta! Como me encanta la frase que le oí decir un día a Iñaki Zubizarreta de que “Dios hizo unas cuantas cabezas perfectas y a las otras les puso pelo”. Los calvos solemos ser muy buena gente, porque nuestro punto de partido es que nos aceptamos como somos: calvos”, comentó Romeu en aquella grabación.
Oriol Romeu es de los pocos peludos que decidió ser calvo tras una apuesta entre amigos
No sé si el Barça y, muy especialmente, Xavi Hernández o Mateu Alemany ¡por supuesto que sí, hombre! saben que han contratado a un tipo que tiene el fútbol en la cabeza, que está convencido de que será entrenador (o lo intentará) y que se pasa el día, los partidos, los suyos y los de los otros, viéndolos repetidos mientras sobre sus rodillas tiene una libreta donde va tomando notas. Y, no solo eso, al día siguiente, si tiene oportunidad (y siempre la tiene), arrincona a su entrenador o ayudante y le hace su reflexión personal de cómo fue y lo que pasó en el partido. “Y, casi siempre, me atienden maravillosamente y, casi siempre, lo que les digo, les cuadra en lo que piensan ellos”.
"Una de las mejores decisiones que he tomado ha sido desconectarme de las redes sociales y conectarme con la gente más cercana"
Jugador del FCBarcelona
Romeu, que es una auténtica esponja al servicio de su mejora personal y contribución a la mejora del equipo, ha tenido un montón de entrenadores en su vida. Luis Enrique, Guardiola, Villa-Boas, Koeman, Benitez, Lopetegui, Mourinho…”de todos se aprende y todos tienen sus sistemas y, muy especialmente, su manera de comunicarse con los futbolistas. Los hay con más o menos mano dura y los hay que confían en el futbolista, le dan libertad y acaban sacando, tal vez, mejor rendimiento. Todos los sistemas son buenos si se ejecutan bien”. Romeu reconoce que Luis Enrique le marcó mucho “porque todo en él fueron enseñanzas, ya que con él pasé de la academia del Barça al fútbol profesional”.
El nuevo 'Busi'
En la charla agradabilísima con Rosety de hace un par de años, Romeu lamentó, como ha debido hacer en infinidad de veces con la boca pequeña, jamás quejoso ni lamentándose de nada, pues se siente orgullosísimo de su carrera deportiva, no haber podido demostrar en el Barça que podía hacer, en efecto, las funciones de Sergio Busquets para las que fue adiestrado en La Masia. “Recuerdo, sí, que con esa manía de etiquetar enseguida a todo el mundo, me pusieron la etiqueta del ‘nuevo Busquets’. Y estaba en el filial, en las selecciones sub-19 y sub-21, tenía esperanzas e ilusiones de llegar al primer equipo y, sí, me veía capaz de hacer el fútbol de ‘Busi’, pero, al final, decidieron apostar por Mascherano, al que ficharon del Liverpool”.
Romeu jamás se ha tomado nada como un fracaso, ni siquiera cuando no le han dado la oportunidad de demostrar que servía para el puesto, fuese el que fuese. “Cuando no han creído en mí porque, tal vez, no veían que podía hacer lo que ellos necesitaban, he tratado de demostrarles que se equivocaban. Era una manera de motivarme, aunque fuese yéndome a otro sitio. Los entrenadores son los primeros que quieren ganar y, si no te ponen, es porque no ven en ti aquello que creen necesitar”.

Oriol Romeu, en una jugada del partido Girona contra el Espanyol
/Romeu cuentan que es más de hacer que de decir. “No soy muy partidario de ser ejemplo de nada. Nosotros somos futbolistas y deberían de juzgarnos por nuestro fútbol, no porque seamos modelos de nada. Hombre, es evidente que los jóvenes se fijan en nosotros, pero no somos nosotros los que debemos de convertirlos en personas perfectas. El otro día escuche a Marc Gasol contar una versión parecida y me encantó”.
El futbolista de Ulldecona tiene decidido acabar sus días de fútbol en Japón, un país que admira por su cultura y forma de vivir
El nuevo centrocampista del Barça hace tiempo que se ha borrado de las redes sociales. Bueno, no de todas, pero sí del mundo que genera demasiado ruido inútil. “Es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida: desconectar de las redes y conectar con la gente más cercana, más próxima, con la gente que te necesita o a la que quieres”.
Romeu está tratando de aprender japonés. Dentro de dos o tres años, cuando vea declinar su carrera deportiva, en lugar de irse a Arabia Saudí, Catar o Miami, quiere irse a jugar a Japón. “Me encanta Japón, me encanta su gente, me encanta cómo son los japoneses, su cultura, la manera en que se comportan, me parece un país y una gente maravillosa. Sí, sí, acabaré mis días como futbolista en Japón”.
"Me veía capaz de hacer el fútbol de ‘Busi’, pero, al final, decidieron fichar a Mascherano"
Este caballero de Ulldecona suele dar charlas en las escuelas, institutos y canteras de fútbol a los más jóvenes. “Yo no doy lecciones de nada, solo intento compartir mis experiencias. Lo primero que les digo es que disfruten del momento que están viviendo, en su casa, en el cole y en el fútbol. Lo segundo, que deben ir a tope en todo, pero pensando en preparar un ‘plan B’. Yo lo siento, pero no creo en eso de que si trabajas duro, duro, muy duro, cumples tus sueños. En cualquier deporte de élite son muy pocos, poquísimos, los elegidos y creo que no es legal, correcto, que los niños crean que todo se basa en trabajar mucho y que triunfarán. Lo importante, insisto, es que, ahora, disfruten, y mucho, de lo que tienen”.
Es vital cuidarse
Noticias relacionadasRepito, en el Barça lo saben todo, sí, pero no sé si sabrán que en su vestuario acaban de meter a un futbolista, a un treinteañero, muy, muy, cultivado, tanto personal como futbolísticamente. Alguien, por ejemplo, que está totalmente de acuerdo en que el calendario futbolístico es una locura, sí, pero también alguien que señala a los futbolistas que no se cuidan como deben.
“Jugar cada tres días es una locura, sí, pero me temo que algunas de las lesiones que sufrimos los futbolistas es porque no nos cuidamos lo suficiente. Estamos en el club, en nuestras instalaciones, cuatro horas al día, allí desayunamos y comemos, nos cuidamos y nos cuidan, pero las otras 20 horas las pasamos en casa y si, al llegar, pedimos unas pizzas, cometemos un grave error. La alimentación, el descanso, los hábitos…son vitales y no siempre los cumplimos”.
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