UN LATERAL ZURDO CON HISTORIA

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Jordi Alba festeja su gol a Osasuna en el Camp Nou.

Jordi Alba festeja su gol a Osasuna en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

Marcos López / Joan Domènech

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Su figura, diminuta y veloz, cabalgó por la pradera del Camp Nou durante más de una década. Era un lateral zurdo con trampa. Llevaba el ropaje de defensa pero siempre fue, en realidad, un delantero. El que mejor entendió, tal vez, el fútbol de Messi, con quien se conectó de tal manera que no necesitaban mi mirarse. Todo fluía. Pero llegó Balde y la casa que era de Alba ya no le pertenecía. Se va, al igual que antes Piqué y Busquets, para no ensuciar su historia con el Barça.

Bartomeu, vicepresidente deportivo, Alba y Zubizarreta, director deportivo del Barça, en la presentanción del lateral en el verano 2012.

Bartomeu, vicepresidente deportivo, Alba y Zubizarreta, director deportivo del Barça, en la presentanción del lateral en el verano 2012. / Ferran Nadeu

Fichaje rentable: 14 millones y 11 años en el Camp Nou

Tenía 23 años. Fue cuando Andoni Zubizarreta, director deportivo del Barça en la presidencia de Sandro Rosell, escogió al lateral del Valencia. Jugador que fue rechazado en su día en la cantera azulgrana, por lo que tuvo que ir a buscarse la vida (Cornellà, Valencia, que lo cedió al Nàstic de Tarragona, y retorno a Mestalla) antes de volver al Camp Nou por la puerta grande.

Pagó el club 14 millones por un defensa profundo en lo que ha sido una de las contrataciones más rentables de la última década. Su explosión en la España que conquistó la Eurocopa 2012 aceleró su llegada al Barça, que no quiso esperar al año de contrato que le quedaba con el Valencia.

Jordi Alba charla con Tito Vilanova, su primer entrenador en el Barça.

Jordi Alba charla con Tito Vilanova, su primer entrenador en el Barça. / Jordi Cotrina

Impacto inmediato

Entró en el equipo con Tito Vilanova, justo después de la marcha de Pep Guardiola, que se había tomado un año sabático en Estados Unidos. Y se asentó en la titularidad nada más aterrizar conformando una defensa que tenía a Valdés en la portería, escoltado por Alves en la banda derecha y Alba en la izquierda teniendo en el eje a la pareja de centrales formada por Piqué y Puyol, incluyendo también a Mascherano.

De ahí ya no le movió nadie, por muchos laterales zurdos que fueron desfilando, casi todos desde el banquillo, en esta última década.

Alba felicita a Messi tras marcar este un gol en el Camp Nou.

Alba felicita a Messi tras marcar este un gol en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

Química singular con Messi

Se adueño de la banda izquierda con autoridad, tejiendo una química espectacular con Messi. Se transformó en su socio preferido porque su fútbol conectó a la primera. Se entendían a la mirada. Jordi llegaba hasta la línea de fondo y sin mirar hacia atrás sabía que la figura de Leo asomaba con paciencia aguardando su pase preciso.

Velocidad y calma se fusionaban una y otra vez. "Lo que yo tenía con Leo era algo especial. Era el mejor con quien me entendía", confesó el lateral. La jugada se repetía una y otra vez. Partido tras partido. Pero no existió antídoto alguno para ella. 

Alba y Messi corren en un derbi contra el Espanyol en Cornellà-El Prat.

Alba y Messi corren en un derbi contra el Espanyol en Cornellà-El Prat. / Jordi Cotrina

Extremo más que lateral

Era extremo. Y nunca dejó de ser, aunque su evolución como futbolista lo fuera retrasando hasta la posición de lateral izquierdo. Pero ese pasado jamás le abandonó al punto de transformarse en un lateral profundo, que vivía más en el área propia que en la suya.

Aunque eso le costara, por ejemplo, errores defensivos, sobre todo en desatenciones con los balones aéreos que caían a su espalda. Pero todo lo compensaba luego con ese alma de extremo que le hizo galopar sin fin por la banda izquierda del Camp Nou, convertido en su hogar durante más de una década. 

Piqué, Alba y Busquets , tres de los capitanes del Barça, fueron suplentes contra el Elche en el Camp Nou.

Piqué, Alba y Busquets , tres de los capitanes del Barça, fueron suplentes contra el Elche en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

El paso a 'vaca sagrada'

Adquirió cada vez más protagonismo en el vestuario, buen amigo como fue siempre de Iniesta, Xavi, Busquets y, por supuesto, de Messi. O sea, el núcleo duro. Las ‘vacas sagradas’ que dominaban la convivencia, adquiriendo cada vez más poder, integrado, finalmente, hasta Piqué en el grupo de los capitanes.

Su voz tenía cada vez más peso en el grupo, lo que provocó, además, reticencias en la directiva, especialmente en la de Josep Maria Bartomeu (enero 2014-octubre 2020). "Se me hace raro no tener noticias del club sobre mi renovación”, llegó a decir el lateral. Firmó en 2019 por cinco años. Pero no cumplirá el quinto y último porque se va antes. "Es el momento adecuado", argumentó para justificar su decisión de irse.

Alba frena a Morata, el delantero de la Juventus, en la final de la Champions-2015.

Alba frena a Morata, el delantero de la Juventus, en la final de la Champions-2015. / Jordi Cotrina

La cima de Berlín-2015

Es el pénultimo jugador del once inicial que ganó la última Champions del Barça que abandona el club. Solo queda ahora, por lo tanto, Ter Stegen. Los demás pertenecen al pasado. Allí, en Berlín, y con Luis Enrique, un entrenador con quien tuvo problemas, aunque después se reconciliaron, sobre todo en la selección española, holló la cima el lateral.

Besó su primera y única Copa de Europa siendo capital en el Barça del tridente Messi-Suárez-Neymar, equilibrando el lado izquierdo por donde se movía el astro brasileño. No podía intuir entonces Alba que nunca más volvería a disfrutar de ese reconocimiento europeo.

Alba se lamenta del gol de Wijnaldum en el Liverpool-Barça en Anfield.

Alba se lamenta del gol de Wijnaldum en el Liverpool-Barça en Anfield. / Reuters

Las lágrimas de Anfield

En Berlín-2015 descubrió Alba el paraíso. Y cuatro años después asistió a la decadencia en Anfield, donde se sintió responsable de aquella dramática derrota (4-0), que frustró el pase a la final del Barça de Valverde y Messi, que desperdició un cómodo 3-0 obtenido en el Camp Nou. En el descanso, y aún con 1-0,gol marcado por Origi, el defensa rompió a llorar. Sintió que había fallado en el gol del Liverpool, como captaron las imágenes del documental ‘Matchday’.

El equipo, y el técnico, quedaron en silencio al ver a su compañero roto. Tenía el rostro tapado por una toalla azul, intentando ser consolado por Ricard Pruna, el médico. Pero no había consuelo. Y lo peor aún estaba por llegar.  

Alba se lamenta de un error en el Camp Nou.

Alba se lamenta de un error en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

Final lleno de críticas

Anfield anticipó el caos para el Barça en Europa. Un equipo que iba de mal en peor. Roma ya fue un aviso. Pero lo peor estaba por llegar con aquel 2-8 del Bayern Múnich en Lisboa que enterró, y ya para siempre, la imagen de ese equipo triunfador.

Alba, como uno de los líderes del vestuario, acaparó críticas. Incluso desde dentro del club, al considerar que su salario era excesivo. "Se dicen muchas mentiras de mí. No puedo salir a desmentirlo todo. De 10 noticias de Jordi Alba, 10 son malas, al final es normal que la gente piensa mal. Estoy aquí para dar la cara", afirmó.  

Alba junto a Laporta en la presentación de la Cruyff Court en L' Hospitalet.

Alba junto a Laporta en la presentación de la Cruyff Court en L' Hospitalet. / .

Quejas de las directivas

“Se ha hablado más de los cuatro capitanes que del resto. Toca aguantar todo”, sostuvo Alba en los turbilentos tiempos en los que estuvo cuestionados. Años finales de Bartomeu. Años iniciales de Laporta en su segundo mandato. Críticas antes de su renovación. Críticas después de su renovación, que le situó en el escalafón de los jugadores mejor pagados de la plantilla.

"Tengo una edad, no me va a sorprender nada. Pero no soporto la mentira ni que se filtren cosas. Ni se generen dudas hacia mi persona. Acepto haber jugado mal y soy el primero que lo reconozco. Pero cuando se dicen mentiras, no lo aguanto. No las soporto", exclamó Alba cuando se le reclamó que se bajara el sueldo en tiempos de pandemia. Aceptó diferirlo.

Balde y "lo mejor es dar un paso al lado"

En el verano pasado, el Barça ya quiso prescindir del defensa. Intentó, pero sin éxito, una cesión al Inter. Alba se quedó asumiendo que su papel protagonisa, ese que había tenido en la última década, desaparecería. Pero no imaginó que tanto. La irrupción de Balde precipitó los acontecimientos. "He tenido un rol más secundario, me he conocido más a mí mismo. He ayudado mucho a los jóvenes", confesó en su despedida.

Xavi, además, ya le hizo saber que iría a peor la próxima temporada. El club, además, necesitaba liberar su ficha porque sería el mejor pagado de la plantilla, algo inasumible para un suplente. "Siempre he querido quedarme, pero van pasando los años...", afirmó el lateral zurdo.

Tenía contrato, el que le firmó Bartomeu en medio de una polémica sin fin, hasta 2024. Pero Alba tomó la decisión de marcharse. "Lo mejor es dar un paso al lado. No ha sido una decisión fácil, pero me voy feliz y tranquilo. Desde mi sentimiento culé, es lo mejor", sentenció el niño al que no querían en el equipo de su vida. Pero terminó triunfando.

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