La marcha de Jordi Cruyff: Por favor, el último que apague la luz

Jordi Cruyff también abandona el Barça

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La inesperada marcha de Alemany deja al Barça en una delicada posición

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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En serio, hay gente, especialmente Joan Laporta y su entorno, el ‘camarote’, sus asesores y buena parte de los que, supuestamente, dirigen el Titanic azulgrana, que piensan que somos tontos, muy tontos.

El mismo Enric Masip, por ejemplo, que me tiene en su punto de mira, publicó ayer un twitter que evidencia que toma por bobos a sus lectores, a sus seguidores, sean o no culés. El texto dice, con una foto con Jordi Cruyff y Mateu Alemany: “Equipazo, hemos hecho un equipo increíble, tanto en lo profesional como en lo personal, imborrable relación de amistad, respeto y compromiso. Cada viaje, cada charla, con las risas, sentados siempre de izquierda a derecho Enric, Jordi y Mateu…Amigos para siempre! Os quiero!”.

Ni les cuento las contestaciones a ese texto. No, no, me resisto a escribirlas, por respeto a los protagonistas de esa imagen, que, repito, se ha estado reproduciendo a lo largo de toda la temporada, cómo no en compañía siempre de Laporta y Rafa Yuste, en todos los campos donde ha jugado el Barça.

Bocas selladas

Veamos, ese gran equipo, no lo olvidemos, tremendamente elogiado continuamente, en todas las conferencias de prensa, por Xavi Hernández, está a un paso de disolverse, de desaparecer, de volatilizarse, después, según ellos mismos, de formar una plantilla extraordinaria….pero que no sirve para el año que viene.

Si el equipo, como escribe Masip, que, cuentan, es el perejil de todas las salsas que se cocinan en el Barça, es sensacional ¿por qué se disuelve? ¿por qué se van? ¿por qué huyen? Y, no solo eso, también ellos nos creen tan tontos como Laporta y Masip, ya que anunciar que se van, pero seguir en sus despachos hasta el 30 de junio, es un gesto incomprensible.

Sobre todo mientras aparece en escena Deco, el amigo íntimo de Jorge Mendes, el intermediario que trajo a Raphinha. Es evidente o, como mínimo, parece muy probable que el club, el ‘camarote', va a seguir estando poblado (o más poblado) de familiares y amiguetes, por lo que uno sospecha que la felicidad de Masip será enorme al seguir disfrutando de sus selfies por todo el mundo.

Joan Laporta, Jordi Cruyff, Rafa Yuste y Mateu Alemany

Joan Laporta, Jordi Cruyff, Rafa Yuste y Mateu Alemany / FCB

Mientras el equipo protagoniza, junto a las campeonas de campeonas, una rúa estupenda, mientras Xavi Hernández sigue elogiando a los que le abandonan (y no dice nada, ni por qué se van, ni si los encontrará a faltar, o si él también prefiere a Deco) y a Laporta se le van cayendo las fichas de dominó, pero él ni pestañea (siempre se ha dicho que él se basta y sobra solo para gestionar el club, que no necesita a nadie), la afición vive feliz anestesiada y, lo peor de todo, los que desaparecen como los pañuelos del mago, Jaume Giró, Ferran Reverter, Jordi Llauradó, Mateu Alemany y, ahora, Jordi Cruyff, no abren la boca, no cuentan por qué se van, propiciando que muchos (no todos, pues parece que al barcelonismo le importa un bledo lo que está ocurriendo) pensemos que algo oscuro, tétrico, impropio han visto y oído para no querer ser cómplices.

Una cosa tengo clara: todos, todos, bueno, Reverter tal vez no, entraron en el Barça conociendo a Joan Laporta. Y es que si alguien no ha engañado ha sido el presidente. Mayor razón para explicar por qué se van, pero sería demasiado honesto contarlo.

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