El día que Romeu imitó a Laporta con otro "que n'aprenguin!"

El Espai Barça generará el pago de una deuda anual de 94 millones

El Barça y LaLiga se reunieron para hablar del regreso de Messi

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Terminada la conferencia de prensa de hoy de la cúspide, del ‘staff’, de los negociadores, de los creadores del ‘milagro’ azulgrana, llegas a la conclusión de que nadie, nadie, nadie trabaja ni más ni mejor en toda España, en todo el mundo, que los dirigentes, ejecutivos y profesionales del Fútbol Club Barcelona.

La conferencia de prensa, cuyo protagonista fue Eduard Romeu y no Joan Laporta, acabó repleta, salpicada, trufada con millones de elogios hacia los 100 profesionales de todos los órdenes y secciones que han contribuido al milagro de que 20 entidades, la mayoría de ellas desconocidas para la masa social azulgrana, le presten al Barça 1.450 millones de euros para afrontar el Espai Barça.

La gesta ha sido de tales dimensiones, yo no la cuestiono pues no tengo ni idea de la locura de cifras de las que están hablando, que ha merecido que Romeu, del que personalmente siempre he tenido la sensación de que quiso irse, escaparse, cuando Ferran Reverter dimitió, huyó, desapareció, ha llegado a reeditar la frase “que n’aprenguin!”, que su presidente lanzó al aire cuando alguien, muchos, cuestionaban su gestión. Romeu volvió a decirla cuando le preguntaron qué les diría a aquellos que dudaban de que el Barça fuese capaz de alcanzar este acuerdo.

Joan Laporta.

Joan Laporta. / QUIQUE GARCÍA / EFE

“Los que no nos quieren, ‘que n’aprenguin’ y los que nos quieren que estén tranquilos pues, aunque las cifras son de vértigo, no hemos traspasado las líneas rojas que nos marcaron los socios y, por tanto, no hay peligro alguno”, matizó Romeu, que no cesaba de mirar a Laporta, sentado en la primera fila de la sala de actos donde se celebró la conferencia de prensa.

Es evidente que, pese a que el coordinador de la conferencia de prensa trató de acotar las preguntas al Espai Barça, apareció, cómo no, la problemática que ha provocado, no solo entre los socios sino también en el entorno culé, la encuesta que el propio Barça ha lanzado para saber qué tipo de modelo de gobernanza quieren para su club.

El Barça insiste en que la propiedad del club no está en peligro, pero el socio sospecha tras la pregunta de la encuesta formulada por la entidad

Romeu, que ya ha contestado esa encuesta marcando la casilla de que “todo siga igual, es decir, que el club continúe siendo propiedad del socio”, insinuó, cómo no, que todo se había exagerado “porque es una encuesta de 100 puntos y todo el mundo se ha agarrado “solo” a ese sobre el modelo de propiedad y/o gobernanza.

De nuevo volvemos al modelo de conferencia de prensa en el que sus protagonistas tratan de considerar boba a la audiencia. Que en un momento delicado, delicadísimo, en un instante en que los socios empiezan a sentirse inquietos y, justo cuando el club firma un crédito monstruoso que provoca que muchos socios teman perder la propiedad del club si no pueden pagar, va el club y lanza una pregunta sobre qué gobernanza quieren. ¿De verdad alguien cree que esa pregunta es aleatoria, fugaz, inútil, inapropiada, improvisada? No, es una pregunta que tiene sentido….para futuras estrategias, por descontado.

Laporta y aquel asadito

No deja de ser evidente que Joan Laporta no quiere pasar a la historia como el presidente que forzó, que provocó, el cambio de propiedad. Pero tampoco querría ser el presidente que despidiese o perdiese a Leo Messi (“esto lo arreglo con un asadito”) y sí lo fue, aunque, ahora, pretenda recoger cable y volverlo a fichar, cosa que Romeu, claro, cómo no, no quiso ni confirmar ni desmentir, pero que sabe que, a día de hoy, es totalmente imposible.

Una cosa es evidente: el club hace esa pregunta porque quiere y necesita saber qué piensa el socio. Y, en ese sentido, intenten o no lanzar balones fuera, que ni lo pretenden, es perfectamente lícito que los socios piensen, teman, que los están sondeando, preparando, madurando para cuando llegue el momento que temen: la conversión en una Sociedad Anónima Deportiva.

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