ANÁLISIS

La contracrónica del Barça-Madrid de Liga: Cuando Guardiola disfrutó como un culé

CABECERA FUTBOL CONTRACRONICA BARÇA REALMADRID (1)

CABECERA FUTBOL CONTRACRONICA BARÇA REALMADRID (1) / El Periódico

Marcos López

Marcos López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tomó asiento Pep Guardiola. Tomó asiento en el palco junto a Cris, su esposa, tras saludar efusivamente a Danny, la esposa de Johan Cruyff. El Camp Nou detectó la llegada del técnico del City y lo ovacionó. Ante los ojos de Pep, el Barça no controló un partido que era suyo, solo frustrado por los paradones de Courtois. Cuando debía tener la pelota, la perdía. Cuando quería controlar el partido, se descontroló. Pero aún así ganó,.

Con Pep espiando por si elimina al Bayern y le toca el Madrid en las semifinales de la Champions, en caso, claro, de que el equipo de Ancelotti elimine antes al Chelsea. Y, de repente, vio Pep la cabalgada de Balde para que Kessié sentenciara al Madrid. Aunque todo nació en el sublime taconazo de Lewandowski.

El protagonista

Sergi, en el 0-1; Sergi, en el 1-1

Apareció en la foto de los dos goles. Apareció Sergi Roberto, y muy a su pesar, en la acción de carámbola que acabó con el gol de Araujo en propia puerta. Apareció porque no cerró los canales de pase de Camavinga, quien invadió con calma el área de Ter Stegen, previo al centro de Vinicius que terminó rebotando en la cabeza del uruguayo. No estuvo fino el jugador del Barça, la gran apuesta de Xavi para completar su apuesta por los cuatro centrocampistas en la que envió a Kessié al banquillo.

Sergi Roberto supera a la defensa del Madrid y firma el empate en el Camp Nou (1-1).

Sergi Roberto supera a la defensa del Madrid y firma el empate en el Camp Nou (1-1). / Jordi Cotrina

Pero redimió esa condición de invitado sorpresa en el gol blanco con un derechazo, digno de un nueve antiguo, de esos de toda la vida, que desató el delirio entre los miles y miles de culés que abarrotaron el viejo Camp Nou, que asistía emocionado al penúltimo clásico de su vida. Se redimió Sergi Roberto con ese gol que premió, ya en el último suspiro de la primera mitad, la insistencia del Barça. Si no podía Lewandowski, pues lo hizo él.

El debate

Vinicius no se asustó con Araujo

Llevaba dos clásicos Vinicius sin ser Vinicius. Parecía intimidado por el soberbio marcaje de Araujo. Marcaje que rozó la perfección en Riad (Supercopa de España) y en el Bernabéu (Copa del Rey). Tenía bajo control emocional el uruguayo al delantero blanco. O eso creía. Se encontraron por tercera vez en esta temporada.

icius se escapa de Araujo en el clásico de Liga del Camp Nou.

Vinicius se escapa de Araujo en el clásico de Liga del Camp Nou. / Jordi Cotrina

Ocurrió en el Camp Nou y Araujo dio síntomas de debilidad. Tanto en lo táctico, le concedía demasiados metros, como en lo emocional, tal vez golpeado el central-lateral del Barça por el autogol del Madrid. Era una jugada en la que Vinicius cabalgó sobre la línea de fondo hasta servir un centro que se transformó en un tanto en propia puerta porque fue desviado de forma involuntaria por la cabeza del uruguayo.

Por vez primera, y en un duelo marcado por la deportividad entre ambos futbolistas, se vio superado al azulgrana. Y eso lo detectó de inmediato Vinicius, que debió ser un sistema ofensivo del Madrid por sí mismo, desconectado como andaba Benzema.

Marcaje a...

Raphinha, extremo y foco de luz

En un Barça asimétrico, con Gavi ejerciendo de extremo zurdo aunque no lo es, le tocó a Raphinha asumir un papel protagonista. Y lo fue, sobre todo en la primera mitad, donde canalizó los ataques del equipo de Xavi, que le concedió toda la banda izquierda a Balde. Pero el lateral no estuvo tan venenoso como en otros partidos. Además, el Madrid sabía como frenar al joven defensa azulgrana.

Y eso provocó que Raphinha se transformara en un torrente de luz porque no solo amenazó la estabilidad de Nacho, que fue pronto castigado con una tarjeta amarilla. Ni se había llegado a los 20 minutos de partido. A partir de ese momento, el brasileño fue un martillo. Regates, centros, chuts de larga distancia… El catálogo de recursos de Raphinha era un sostén para el Barça, que solo atacaba por su banda. 

La táctica

Kessié se cuela en la memoria culé

Hay jugadas. Y jugadas. Andaba el Barça desorientado, sobreviviendo gracias a la tecnología que permitió, gracias al VAR, anular el gol de Marco Asensio, que hubiera sido el 1-2. Pero entonces, el equipo de Xavi se volcó hacia la izquierda, algo que no había conseguido en los 90 minutos anteriores. De pronto, un contragolpe premió esa alocada ambición azulgrana porque Balde halló una rendija para desnudar al Madrid, previo taconazo de Lewandowski que encendió la luz en un volcánico Camp Nou. Y el triunfo en el clásico llegó con otro invitado inesperado. Si Sergi Roberto logró el 1-1, la gloria de más de media Liga le perteneció a Kessié con el 2-1, un gol lleno de intrahistoria porque, además, le quitó el Barça al Madrid todo aquello de lo que suele presumir. Le quitó hasta la épica.

Suscríbete para seguir leyendo