"¡A SEGUNDA, A SEGUNDA!"
El Barça se enfrenta a la "hostilidad" del ‘clima Negreira’
Marcos López
Periodista
Hay caso Negreira desde hace casi un mes. Y existe ya también el ‘clima Negreira’. Clima hostil, adverso, cada vez más emponzoñado, sintetizado, de momento, en los gritos de "¡A Segunda, a Segunda!" que gritó un enfurecido San Mamés, convertido en inesperado portavoz de la animadversión que levanta el Barça, que lidera la Liga con mano de hierro tras su triunfo en Bilbao, con otro 0-1, que le mantiene nueve puntos por delante del Madrid.
El club y más allá de los tuits o vídeos del presidente Joan Laporta, todavía no ha explicado de manera clara la vinculación económica que mantuvo durante 17 años (así quedó acreditado, según la Fiscalía de Barcelona, entre 2001 y 2018), con el entonces vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA).
El equipo, según confesó un sorprendido Xavi, sufre esa hostilidad que va en aumento desde que estalló el pasado 15 de febrero el escándalo arbitral. Todo arrancó en el Bernabéu, con motivo de la ida de la semifinal copera, cuando un grupo, no muy numeroso, de aficionados del Madrid lanzaron billetes falsos ilustrados con una fotografía de Laporta. Subió, y mucho, el tono en San Mamés con una protesta articulada en el minuto 30, además de esos gritos que resonaron con más fuerza que nunca enviando al Barça a Segunda División.
Combustión arbitral
La combustión arbitral (caso Negreira + decisión en contra del Athletic) ardió después coincidiendo con la anulación, VAR mediante, del gol de Iñaki Williams, que era el 1-1 a tan solo dos minutos para el final. Eso ocurrió en Bilbao, pero horas antes se escucharon gritos de "¡Corrupción en la federación, corrupción en la federación!" en el Sánchez Pizjuán durante el Sevilla-Almería.
Un grito que ya escuchó también el Bernabéu en el clásico copero. Pasan los días (está a punto de cumplirse un mes desde que se conoció el escándalo), no llegan los resultados de la investigación externa ordenada por el Barça, quien defiende que es "inocente y víctima de una campaña" contra su honor y los clubs pasan de las palabras previas de indignación, como ya ha hecho el Madrid, quien ha anunciado que se presenta como acusación particular en el caso Negreira.
El club calla y el equipo, entretanto, ve como cada partido fuera del Camp Nou se transforma en un escenario agresivo. Y hasta San Mamés, que presume siempre de ser un estadio señorial, aunque tenga el dudoso honor de ser el único que pitó a Iniesta en toda España, se unió a enarbolar la bandera del clima Negreira.
"Me sorprende este ambiente de hostilidad de San Mamés hacia el Barça. Me sorprende de verdad y me entristece"
No habla nadie de la junta, obligando a Xavi, muy a su pesar, a transformarse en el único rostro y, además, único portavoz de un club, el Barça, sumergido en una tormenta desconocida en su historia. Laporta, situado en el palco de San Mamés, observaba en silencio esa tempestad que ha desatado el escándalo arbitral en el fútbol español. No existían precedentes de gritos así ni en el viejo estadio vasco. Y mucho menos, claro, en el nuevo.
"Yo respeto siempre al público de San Mamés, a mí siempre me han tratado bien", comenzó diciendo el técnico azulgrana, tras exponer después su sorpresa por unos gritos que no imaginó oír. "Me sorprende este ambiente de hostilidad de San Mamés hacia el Barça. Me sorprende de verdad y me entristece", añadió luego.
Estaba entristecido Xavi, pese a que era, como él mismo lo definió “una victoria de oro” sobre el Athletic para mantener los nueve puntos de renta sobre el Madrid, coincidiendo en la semana del clásico que se librará el domingo 19 (21.00 h) en el Camp Nou. "Me entristece de verdad porque juzgar antes de tiempo no es bueno para la sociedad", sentenció Xavi, asumiendo que le toca acabar la Liga en medio de esa hostilidad que ha desatado el caso Negreira. El caso que provoca el clima.
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