ANÁLISIS

La contracrónica del Athletic-Barça: Raphinha y el triunfo del VAR

La imagen de la contracrónica del Athletic-Barça.

La imagen de la contracrónica del Athletic-Barça. / .

Marcos López

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La táctica

Abandonó Xavi la idea de los cuatro centrocampistas, entregado a la fórmula de los dos extremos, situando a Raphinha en la banda derecha, dejando, por lo tanto, en la izquierda a Ferran Torres. Pero no tuvo el control del partido, especialmente al inicio donde se vio superado por la puesta en escena, mucho más que interesante, del Athletic.

Envió Ernesto Valverde a Nico Williams a la posición de extremo izquierdo para hurgar en la zona defensiva de Sergi Roberto, reclicado, de nuevo, como lateral, con el retorno de Koundé al eje para cubrir la ausencia del sancionado Araujo.

Tenía problemas el defensa francés porque los hermanos Williamns (Nico e Iñaki) se reunían en demasiadas ocasiones en ese costado zurdo del ataque vasco, forzándole a vivir a campo abierto, como en ese despeje fallido que casi le cuesta un disgusto a Ter Stegen porque vio solo a Belenguer en su hogar.

El protagonista

No había aparecido Raphinha en la primera media hora de partido. Estaba hasta apagado, lo que provocó que Xavi tuviera incluso una reunión de urgencia junto al área técnica. Le pedía el entrenador que fijara su posición, más pegado que nunca a la cal, para ensanchar el campo y estirar la tupida defensa del Athletic.

Andaba algo extraviado el brasileño hasta que la primera parte agonizaba. Fue entonces cuando Busquets, que había perdido tres balones que no suele perder ‘Busi’, se puso a bailar con su cuerpo previo a su asistencia hacia el zurdo que juega en la derecha.

Raphinha celebra su gol al Athletic en San Mamés.

Raphinha celebra su gol al Athletic en San Mamés. / Afp

Estaba desordenada la defensa del Athletic y hasta el balón, caprichoso él, viajó al encuentro del exjugador del Leeds. No hizo Raphinha un buen control, pero todo quedó sepultado por el imponente derechazo que firmó después. Un gol que tardó en celebrarse porque fue chequeado por el VAR.

Las líneas eran correctas y la alegría del brasileño ya podía extenderse por el barcelonismo. Jugador singular, que da puntos al Barça. Mientras Xavi espera que retorne el regate del lesionado Dembélé, los goles de Raphinha son una bendición.

Marcaje a...

Volvía Gavi al equipo. Volvía, además, en un Barça que no tenía el traje de los cuatro centrocampistas. Le tocó, por lo tanto, asumir el rol de interior izquierdo. No estuvo preciso con el balón, enredado, además, el joven en algunas batallas de las que no salió bien parado. Hubo, sin embargo, una jugada que quedará siempre para el recuerdo. Ocurrió en la primera mitad. Sobre el minuto 31.

Gavi pelea por un balón ante Belenguer en el Athletic-Barça en San Mamés.

Gavi pelea por un balón ante Belenguer en el Athletic-Barça en San Mamés. / Reuters

Recibió un empujón de Raúl García y su cuerpo, diminuto, pequeño y bravo, se deslizó entonces sobre la pradera de San Mamés tal si fuera un trampolín. Iba deslizándose sin fin hasta que Dani García llegó al encuentro del balón. Un balón peligrosamente cerca de la cabeza del joven andaluz. Tan cerca y tan peligrosa que se jugó literalmente la cabeza.

No hubo, casi de forma milagrosa, contacto físico. Se libró Gavi. Se libró de algo que podría haber sido realmente grave porque esa imagen intentó despejar un balón a ras de hierba con la cabeza no será olvidada por nadie. Y menos por él.

El problema

Volvió Lewandowski y mejoró el juego de ataque. No estuvo acertado, eso es evidente, en el remate final –erró una ocasión clarísima en la primera mitad y falló un cabezazo que pareció sencillo en la segunda -, pero sí que resultó clave para cohesionar las acciones ofensivas.

Lewandowski falla una ocasión ante Julen Agirrezabala en el Athletic-Barça en San Mamés.

Lewandowski falla una ocasión ante Julen Agirrezabala en el Athletic-Barça en San Mamés. / Efe

Venía abajo el delantero polaco, casi al centro del campo, para recibir el balón y a partir de ahí articular las jugadas. Así empezó a intervenir, tener más peso e incluso sacar de sitio a los centrales del Athletic. Ya en la segunda parte, aparecía con más asiduidad conectando con Balde, el jugador más profundo del equipo. El Barça se inclinaba a la banda izquierda. Era inevitable porque Sergi Roberto, en el flanco derecho de la zaga, tenía bastante con controlar a Nico Williams.

La polémica

El gol del Barça fue de VAR. Y el tanto del empate del Athletic, que llegó en el minuto 88, también fue obra del VAR porque no subió al marcador. Esa decisión incendió San Mamés provocando el enfado porque se quejaba hasta de juego peligroso previo de Frenkie de Jong. Las manos de Muniaín eran clarísimas, como quedó detectado en la pantalla, por mucho que Valverde se enojara al máximo. Al igual que todo el Athletic.

El cabezazo de Raúl García se estrella en el larguero tras superar a Ter Stegen en San Mamés.

El cabezazo de Raúl García se estrella en el larguero tras superar a Ter Stegen en San Mamés. / Efe

Gil Manzano había dado el gol de Iñaki Williams como válido. Así lo entendió el conjunto vasco y las casi 50.000 personas que se reunieron en el moderno San Mamés. Pero el colegiado recibió la llamada del VAR para que chequeara la jugada decisiva. Una jugada, tal vez, que le permita asegurarse la Liga.

El problema es que el Barça no supo defender su renta porque terminó colgado del larguero. Primero Koundé, junto a Ter Stegen, y luego Marcos Alonso salvaron el tanto del empate, ya en el tiempo añadido, sobre la misma línea de gol. Lo festejó el defensa francés con enorme alegría. Como lo que era. Ese despeje tenía valor de gol.

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