EQUIPO CAMALEÓNICO
El Barça de Xavi: el estilo ahora es ganar
Las claves tácticas del Madrid-Barça: El talento estaba atrás
La contracrónica del Madrid-Barça: la victoria del modesto
Marcos López
Periodista
Un perverso clásico, donde nada fue como lo que debía ser, permitió a un Barça de circunstancias -sin Lewandowski, sin Pedri, sin Dembélé, sin Christensen- sostenerse de pie y acercarse a la final de Copa gracias a un impresionante ejercicio de solidaridad defensiva, que terminó desquiciando al Madrid, a quien dejó seco.
No, no es ninguna exageración. El campeón de Liga y de Champions sigue siendo el "favorito", según Xavi, a pesar del 0-1 para los azulgranas en el Bernabéu, se marchó al vestuario frustrado porque no entendió nada de lo que había ocurrido en el primer episodio de la semifinal copera. El segundo se librará el 5 de abril en el Camp Nou, que acogerá antes eldecisivo clásico de Liga: 19 marzo.
Perverso porque el derrotado (Ancelotti) presumió mucho más que el ganador (Xavi). Perverso porque el Madrid se disfrazó de Barça teniendo el balón y monopolizando la posesión (64,7%, cifra no alcanzada desde hacía más de una década) para acabar sin disparar a puerta. Tuvo una plácida noche Ter Stegen en el hogar blanco porque no debió realizar ni una sola parada.
Relevo generacional
Estuvo atento el meta alemán en los balones aéreos (dos despejes con los puños y una mano providencial en otro centro), cuidadosamente protegido por una defensa de hierro (Araujo, Koundé, Marcos Alonso y Balde), que retrata, además, el profundo cambio generacional que se vive en el Camp Nou, donde han desaparecido del escenario piezas como Piqué, ya retirado, mientras otras, como Jordi Alba, asumen con disciplina y excelente rendimiento su nuevo rol.
Ni tan siquiera pisó el Bernabéu. Queda, eso sí, como hilo conductor de ese cambio Busquets, pendiente de que si el club avala la idea de que continúe un año más en la plantilla o explora, en cambio, nuevas experiencias, lejos ya de la Liga española.
Disfrazado de Puyol
El verdadero cambio radica en la mentalidad del Barça, que venía malherido por la derrota con el United, que le apartó de Europa, la Europa pobre, y la caída en Almería, que ensució una trayectoria de ensueño en la Liga. Llegó al templo del Madrid y lo minimizó de tal manera que lo transformó en un equipo plano, inerte y sin puntería alguna, simbolizado todo en el soberbio marcaje de Araujo a Vinicius, tal si fuera la reencarnación de Puyol con Figo en aquel inolvidable duelo del Camp Nou a principios de siglo.
En un momento de extrema debilidad ofensiva, con casi todo el ataque titular en la enfermería viendo el clásico por la televisión, Xavi apeló al verdadero talento diferencial que anida en su retaguardia. Las estrellas estaban atrás. Y no arriba. No tenía el técnico delanteros ni goleadores porque Lewandowski (25), Dembélé (8) y Pedri (7) suman 40 de los 76 tantos del Barça. O sea, el 52%. Un agujero, hiciera lo que hiciera ante el Madrid, imposible de tapar.
La perversión del clásico copero es que el perdedor (Ancelotti) quiso presumir más que el ganador (Xavi)
Por eso, el técnico rescató con éxito el plan ‘antiVinicius’ con Araujo -el brasileño no disparó a puerta ni en Riad ni en el Bernabéu- fortalecido también por el impresionante juego de Koundé yMarcos Alonso, transformados en baterías antiaéreas ya que sus cabezas parecían tener imanes para atraer el balón.
Otro de los cambios es que en la ideología azulgrana, sostenida sobre el credo de Cruyff, toca defenderse con la pelota. Por una vez, el Barça de Xavi se defendió sin la pelota. "No pueden plantear un partido así de defensivo en el Camp Nou. Las líneas defensivas estaban muy cerradas. Hemos jugado por fuera, pusimos muchos centros..., pero meter centros no es lo más adecuado para nosotros", confesó un desconcertado Ancelotti que no tuvo soluciones tácticas para hallar la rendija necesaria que quebrara ese muro azulgrana.
"Hemos hecho el partido que queríamos hacer. Es un partido que nos da confianza para el de vuelta", añadió el técnico italiano, dándose por satisfecho a pesar dela frustración que proyectó su equipo, incapaz como fue de solventar los problemas que le planteaba el nuevo Barça de Xavi.
"No hemos traicionado nuestro modelo de juego"
"No hemos traicionado nuestro modelo de juego", apuntó el entrenador azulgrana, a quien se le vio mucho más preocupado que su colega Ancelotti. Y eso que acababa de encadenar su segunda victoria consecutiva en un clásico. En Riad no solo se llevó la Supercopa de España con un triunfo aplastante sino que cuidadosamente fiel a la filosofía de juego azulgrana.
En el Bernabéu, en cambio, perdió el Barça la pelota, la posesión, disparó menos que el Madrid, pero ganó el partido y sin sufrir tanto como suponía antes del clásico. "El plan era tener posesiones largas y jugar en campo del Madrid durante mucho tiempo", admitió el técnico, contrariado porque nada de eso sucedió después.
El Barça firmó la posesión más baja (35%), pero dictó una lección de pragmatismo en el Bernabéu
"Queríamos dominar el partido con la pelota, pero tienes delante a un Madrid y nuestro primer objetivo como modelo de juego era defender con la pelota, pero no hemos podido porque tuvimos pérdidas innecesarias y no fuimos pulcros», reconoció Xavi.
Pero entonces el Barça supo defender sin el balón para sorpresa del Madrid, devorado al mirarse en su propio espejo. "Hemos estado extraordinarios sin pelota porque ellos no han tenido ocasiones claras", subrayó el técnico, tras enfatizar que "no podemos presumir del cómo porque no queremos este tipo de partido".
Por una noche, el estilo era ganar, necesitado como anda el equipo y, por supuesto, el club de triunfos terapéuticos que alivien la tensión institucional que sacude a diario el Camp Nou. Días de calma que son una bendición para el vestuario, que asiste a la eclosión de las nuevas jerarquías, con Araujo transformado en el líder, mientras Frenkie de Jong adquiere cada vez mayor valor en un Barça camaleónico, que hace ahora de la defensa su tesoro. A la espera de que vuelvan los delanteros.
El Madrid se quedó sin tirar a puerta, algo que no sucedía desde el 2010
Duró 96 minutos el duelo del Bernabéu, incluyendo el tiempo añadido que dio Munuera Montero, el colegiado andaluz. Pero el Barça selló de tal manera su área que acabó sin conceder ni un solo remate a puerta del Madrid Algo que no ocurría desde el 2010. Es la primera vez que se queda en su estadio y en cualquier competición sin tirar a puerta, prueba de su impotencia.
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