La contracrónica del Barcelona-Sevilla: Raphinha se siente superestrella por un día

Decía Mario Vargas Llosa en una entrevista a 'El País' que se obsesionó con escribir prescindiendo de los adjetivos, en trabajar cada frase, cada palabra, pero sobre todo en "tener horror a los adjetivos". Y a uno le acaricia en la sien la idea de cómo se las apañaría el escritor peruano, un prodigio, para escribir crítica futbolística sin recurrir a los apelativos. Cómo exponer la defectuosa actuación del Madrid en Mallorca, la atribulada actitud de Vinicius en general o la festiva victoria del Barça sobre el Sevilla solo con verbos, sin cualificar. Siendo muy, muy bueno, se supone, siempre que ello sea posible. Consultamos con Juan Cruz y dice que no lo es. "Imposible, el fútbol es en sí mismo un adjetivo". Bien. En esta contracrónica sobre el convincente triunfo que asienta el liderato del inspirado equipo de Xavi se encontrarán bastantes adjetivos.

El homenaje

Si cuesta creer que pueda valorarse lo que acontece en un terreno de juego sin adjetivar, está claro que sí se puede escribir un himno. El malogrado Josep Maria Espinàs apenas usó un par en el 'Cant del Barça', pieza que quiso que fuera accesible y fácil de cantar por la grada. Lo bordó. El Barça estuvo rápido y reclamó a LaLiga el minuto de silencio que se merecía.

El problema

Parecía una acción inocua. Parecía uno de aquellos lances en que se retuerce de dolor, sobreactuando, y acaba levantándose como si nada, presto a volver a tejer sus típicas telas de araña en el centro del campo. No fue el caso. No habían transcurrido ni cinco minutos y a Busquets el tobillo frío le castigó. Entró Kessie en su lugar, respetando la formación de los cuatro centrocampistas, y empezamos a imaginar cómo será el Barça sin él, eterna ancla barcelonista. Y cabe decir que la presión para la recuperación rápida, misión en la que el de Badia suele tocar la corneta, no se resintió. En cualquier caso, el Barça deberá acostumbrarse a la ausencia de 'Busi' un par o tres de semanas. Baja casi segura en el primer asalto ante el Manchester United.

El sistema

El Sevilla planteó al Barça el reto de generar ocasiones en espacios muy cerrados. A falta del más vertical de todos los jugadores, Dembélé, el equipo de Xavi se exigió recuperar rápido la posesión y mover con diligencia la pelota. Logró asfixiar al cuadro sevillista, que solo se decidió a sacar la cabeza de la bañera y estirarse en el tramo final de la primera parte. No lo hizo con el primer gol azulgrana, ni el segundo, ni el tercero... Ni siquiera después de que Sampaoli entregara a Jordán un folio repleto de instrucciones que tardó un buen rato en leer e interpretar. Extraño momento. Fue un Sevilla resignado, poco valiente.

Marcaje a...

Había aportado muy poco a lo largo de la temporada. Suplente muy suplente. Pero Kessié, en el primer gol, pareció Pedri. Descubrimos que tiene un tobillo de goma. Christensen introdujo el balón en el área, Raphinha buscó el desmarque, tocó a Kessié y este, fino y preciso, giró ese tobillo para la irrupción veloz de Alba. Un gol coral y liberador. Kessié, al margen del gesto 'delicatessen', desplegó físico y oficio durante todo el encuentro. Su mejor noche de azulgrana.

El protagonista

Fichaje discutido. Por el precio, por el rendimiento fofo, por esa languidez vital que parece que le acompaña. Pero Raphinha, esta vez, se coronó como el futbolista más eficiente del partido. Determinante en el primer gol de Alba; asistente tras una imponente carrera hacia el espacio en el segundo, y rematador en el tercero, a pase del veterano lateral, brillante también. El brasileño marcó su primer gol en el Camp Nou (fuera ha anotado otros cinco) y pudo recibir la primera ovación de la grada. No es un extremo suntuoso, de regate explosivo, pero tiene disciplina y encuentra los espacios libres, dos cualidades que ante el Sevilla puso al servicio del líder indiscutible.

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