SILBIDOS A BUSQUETS TAMBIÉN

El Camp Nou pita y debate sobre Piqué

Busquets y Piqué, en el Camp Nou tras el triunfo sobre el Villarreal (3-0).

Busquets y Piqué, en el Camp Nou tras el triunfo sobre el Villarreal (3-0). / Jordi Cotrina

Marcos López

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Estaba el partido mas que calmado. Y resuelto. Supurando la herida de la derrota del clásico y la virtual eliminación de la Champions. Estaba todo bajo control. Todo, no. Hasta que entró Busquets por Frenkie de Jong y se mezclaron miles de emociones. Ovación para el neerlandés, que completó un buen partido, aplausos para el capitán, pero, al mismo tiempo, tímidos pitos que anunciaron, sin embargo, la tormenta posterior que se vivió en el Camp Nou, algo con lo que no contaba, tal vez, Xavi porque provocó tensión.

Intervino el técnico para dosificar a los titulares. Quitó a Koundé, que había firmado una excelente noche correctora, y colocó a Piqué en el cuarto de hora final. Minutos en los que el Camp Nou se convirtió en un foro de debate. La tímidez de los pitos se transformó en un alboroto generalizado cuando Piqué salió a pisar el césped. A partir de ahí, nada parecía interesar del partido, mucho más que liquidado.

Busquets, Dembélé y Piqué, en el Camp Nou tras el 3-0 al Villarreal.

Busquets, Dembélé y Piqué, en el Camp Nou tras el 3-0 al Villarreal. / Jordi Cotrina

 A Busquets, por ejemplo, lo incluyó Xavi en un doble cambio (también apareció Bellerín por Sergi Roberto), mientras Piqué, que volvía tras el desastre europeo con el Inter, donde cometió un doble error en el 1-1, dejaba el banquillo en solitario para acceder al partido. A partir de ese momento, el balón quedó olvidado. El Camp Nou pitó y aplaudió a uno de sus capitanes. Además, la Grada de Animación del estadio, ubicada en el Gol Norte, comenzó a corear al central con un grito que años atrás era unánime: «¡Piquenbauer, Piquenbauer, Piquenbauer!».

De quinto a sexto central

Eran tiempos de unanimidad sobre la figura del defensa. Tiempos que ahora pertenecen a otra época, como bien sabe el propio Piqué. Aunque, tal vez, no imaginaba lo que sucedió anoche. Ni tampoco el propio Xavi, quien realizó el cambio en función de intereses deportivos y no por otros asuntos. Quería proteger a Koundé, al que usó en el clásico y contra el Villarreal, porque es un pilar fundamental de su estructura defensiva.

Piqué y Busquets saludan al Camp Nou tras el triunfo sobre el Villarreal.

Piqué y Busquets saludan al Camp Nou tras el triunfo sobre el Villarreal. / Jordi Cotrina

Pero apareció Piqué y el paisaje, festivo y alegre de la grada, se modificó totalmente. Y el viejo Camp Nou, que agota su último año de vida, rescató viejas historias de debate sobre jugadores que son suyos, a los que ha tratado con exquisito cariño, transformados ya en leyendas. Pero al central ya se le mira de otra manera. También Xavi. 

Apareció Piqué y el paisaje, festivo y alegre de la grada, se modificó totalmente. Y el viejo Camp Nou, que agota su último año de vida, rescató viejas historias de debate sobre jugadores que son suyos

Así se lo dijo desde el primer día del nuevo curso. No sería titular. Lo que no podría intuir el capitán es que cada día que pasa desciende su papel en el equipo. Empezó siendo el quinto central y desde ayer, cuando Xavi le concedió la titularidad a Marcos Alonso formando pareja con Koundé, bajó en el escalafón hasta la condición de sexto. Y el sexto apareció en el estadio para remover todo ese sosiego que había generado los tres goles del Barça en siete minutos demoledores.

Luego, cada balón que tocaba Piqué generaba un encendido debate. Los gritos de la Grada de Animación eran replicados por la mayoría de aficionados, que reprobaban esos silbidos. El sonido del debate se fue apagando con el paso de los minutos hasta que terminó el partido. Entonces, Piqué y Busquets se quedaron en el círculo central saludando a la gente que los pitó.  

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