MÁS QUE UN CLÁSICO

Madrid-Barcelona: El Barça de Xavi camina sobre las brasas

Òscar Hernández, Xavi y Sergio Alegre, en el banquillo del Camp Nou.

Òscar Hernández, Xavi y Sergio Alegre, en el banquillo del Camp Nou. / Jordi Cotrina

Marcos López

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Camina el Barça de Xavi sobre las brasas. Arde el suelo desde que Europa le ha vuelto a abrir la puerta de salida de la zona noble. Quema porque el equipo, como ya le sucedió, y casi de forma inexplicable, al final de la pasada temporada, se ha desplomado. Se ha convertido en un Barça inestable, inmaduro y mutante, capaz de mandar en la Liga (es líder, con 22 puntos de 24 posibles) y arrastrarse por la Champions.

Esa terrible inestabilidad ha colocado al técnico ante la posición más inestable desde que llegó al Camp Nou en noviembre pasado. Y ahora le aguarda un clásico, que no tiene nada de definitivo en el campeonato (es la novena jornada), pero sí arrojará respuestas definitivas sobre un Barça absolutamente contradictorio.

No solo eso. También medirá las soluciones, muchas de ellas improvisadas, que debe articular Xavi para levantar a un equipo que no supera sus viejos demonios europeos, que le llevan por las rutas secundarias, alejados, por muchas palancas económicas que se activen, de la aristocracia de la Champions.

Laporta rompió su silencio tras la caída con el Inter para sostener que mantiene "intacta" la confianza en Xavi

Joan Laporta, entretanto, digería en un más que significativo silencio el desastre del Inter. O cómo el Barça se autodestruyó en una lamentable segunda parte, donde encajó tres goles en 39 minutos. Hasta que decidió romper ese silencio en una entrevista institucional realizada con Barça TV para arropar al entrenador. "Mi confianza en Xavi sigue intacta, por descontado", ha comentado el presidente, convencido de que éste sabrá sacar el rendimiento adecuado a sus jugadores.

Ánimos en privado

Hace casi un año, Laporta se entregó a Xavi, el técnico del consenso, para salir del lío que se había metido con Koeman. Se puso en sus manos. Ahora, le toca al entrenador devolverle esa confianza con un clásico que va mucho más allá de ser un clásico. Es un partido para comprobar la reacción de un equipo que "vuela", según la palabra usada por el propio Xavi, en la Liga, pero lleva años sin despegar en Europa.

Piqué abandona cabizbajo el Camp Nou tras el empate ante el Inter.

Piqué abandona cabizbajo el Camp Nou tras el empate ante el Inter. / Jordi Cotrina

La actitud del presidente pasa ahora por animar en privado al técnico (nada más acabar el 3-3 con el Inter bajó al vestuario para reunirse con él y su staff), elevando, al mismo tiempo, la vigilancia sobre lo que ocurre en un vestuario que no está cohesionado del todo porque los capitanes (Busquets, Piqué, Sergi Roberto y Jordi Alba), y ahora más que nunca, están señalados.

Xavi debe coser las costuras tácticas y, sobre todo, emocionales del Barça para no fallar en el Bernabéu

Señalados y bajo sospecha en el plano deportivo (el error de Piqué en el 1-1; la fatal pérdida de Busquets en el 1-2) y, sobre todo, criticados públicamente por la directiva al negarse a reducir su salario para ayudar a inscribir a los nuevos fichajes, como denunció el mismo Laporta en la pasada asamblea de compromisarios.

Llegan los capitanes bajo sospecha a la cita con el Madrid en la que Xavi debe encontrar soluciones tácticas para recobrar la estabilidad perdida

Sobre las brasas camina ahora mismo el Barça, por mucho que sea el líder de la Liga. Obligado, además, a Xavi a ser creativo y, especialmente, eficaz en coser de nuevo las costuras del equipo. Costuras tácticas y costuras emocionales.

Xavi, preocupado, en los minutos finales del duelo con el Inter en el Camp Nou.

Xavi, preocupado, en los minutos finales del duelo con el Inter en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

Inventar un 'anti Vinicius'

Para empezar, debe el entrenador inventarse un nuevo ‘anti Vinicius’, una de las armas más determinantes que tiene el Madrid en ataque. No cuenta Xavi con Araujo, el jugador al que destinó, y con éxito, la tarea de frenar al veloz delantero brasileño, por lo que debe improvisar un recurso competitivo. Sin descartar incluso apostar por la rapidez de un zurdo joven e inexperto como Alejandro Balde, al quien confinaría a la banda derecha. Confiado, eso sí, en recuperar a Koundé para esa singular y especial misión.

El recuerdo de aquel 0-4 en el Bernabéu, uno de los grandes momentos del Barça de Xavi, queda todavía muy cercano, eclipsado por la bofetada del Inter. Ocurrió en marzo pasado gracias a los goles de Aubameyang (marcó dos), sustituido ahora en el centro del ataque por Lewandowski, Araujo (lesionado) y Ferran Torres, cuyo papel en el equipo ha descendido, y de manera notable, en los últimos meses.

Xavi tiene poco tiempo para “rehacer”, esa fue la palabra escogida, al Barça. Y sin margen de error porque se mide a un Madrid lozano, ya está en octavos de la Champions, que ha sobrevivido casi sin inmutarse a la ausencia de Benzema, su capitán, faro y alma, que prepara el traje de etiqueta para recibir este lunes el Balón de Oro como mejor jugador del mundo. Incluso a la de Courtois, su otro pilar en la portería.

Al Barça, en cambio, le atropellan los acontecimientos porque no ha encontrado la estabilidad táctica -Xavi podría retornar al 4-3-3, prescindiendo de Piqué- ni la solidez para ser lo que imaginó Laporta en verano, acabado el mercado de fichajes, lo que sería. Ancelotti, en cambio, disfruta de una paz idílica en el Madrid, investido con la doble corona de campeón de Liga y de Champions, mientras el fuego no deja tranquilo al remozado, pero inconsistente Barça, a quien, como dijo Lewandowski, "de tantas ganas que teníamos de marcar ¡se nos olvidó defender".

Una actitud que no puede repetirse en el Bernabéu, un estadio donde se calibrará la capacidad del proyecto de Xavi.

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