El banquillo es el nuevo hogar de las 'vacas sagradas' del Barça

A Jordi Alba le podía el sábado el aburrimiento. Bostezaba, una y otra vez, con la modorra de un sábado soleado en el final del verano. Piqué, en cambio, tenía la mirada perdida en el triunfo sobre el Elche. Esa mirada desconocida hasta ahora. Y Busquets, entretanto, se tomaba esa suplencia como un elemento más de las “rotaciones” que ha diseñado Xavi para mantener enchufada a toda la plantilla. A Sergi Roberto, que seguía aquejado de unas molestias físicas, no se le vio ni en la convocatoria.

Pero, por una razón u otra, los cuatro dueños del brazalete desaparecieron en la cómoda victoria del Barça, quinta consecutiva en la Liga. Ni un minuto. Ni un solo minuto. Y, además, le correspondió a Ter Stegen ejercer el honor de ser el capitán azulgrana, otro gesto del nuevo orden que se está instaurando en el vestuario del Camp Nou donde las viejas jerarquías se están acabando. 

Busquets, el único intocable

Aunque hay clases en ese cambio que se está viviendo entre las paredes de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. Busquets, el primer capitán, sigue siendo pieza intocable para Xavi; los demás, no. Aunque el centrocampista ya se ha perdido tres encuentros (uno por sanción, en San Sebastián, y dos por decisión técnica, Viktoria Pilsen y Elche) de los ocho primeros, síntoma de que el entrenador lo quiere dosificar (cumplió 34 años en julio) para usarlo en los grandes momentos de la temporada. Lo de Jordi Alba y Gerard Piqué es distinto, muy distinto a lo de Busquets.

Tras una década donde ha sido el único dueño de la banda izquierda de la defensa, el lateral ha perdido esa condición. No es el primero. Ni tampoco el segundo. Alba es la tercera opción para Xavi, quien ya le hizo saber ese nuevo y triste paisaje que se le presentaba esta temporada. "Fui muy claro con él", argumentó el técnico.

El club, en cambio, no lo fue tanto. Quiso desprenderse del jugador (33 años) en el último día del mercado forzándole a aceptar una cesión al Inter, dispuesto el Barça a asumir hasta un 60% de su ficha.

"A mí me gusta ir de cara y que la gente vaya de cara", dijo Alba, quejoso de la actitud que tuvo el club con él. Xavi no solo le dijo las cosas con claridad sino que las está cumpliendo. Hasta tres encuentros consecutivos (Cádiz, Bayern y Elche) ha encadenado el lateral sin abandonar el banquillo. Ni un minuto ha jugado.

Peor panorama aún vive Piqué, titular casi fijo desde que aterrizó en el Camp Nou en el verano del 2008. Ahora, con 35 años, es el quinto central del equipo, relegado por Koundé, Araujo, Eric García y Christensen. En cinco de los ocho partidos ha sido suplente, lo que delata su posición de extrema fragilidad.

También Xavi le avisó de lo que le vendría encima, obligados ambos (Alba y Piqué) a gestionar con extremo tacto una situación que jamás habían vivido. El lateral tiene contrato hasta el 2024; el central, también. Pero ni uno ni otro entran en el plan de rejuvenecimiento impulsado por Xavi, que apuesta antes por Balde (cumple 19 años el próximo 18 de octubre) o Eric (21), Koundé (23) y Araujo (23), retratando así el cambio de guardia en el vestuario.

Y Ter Stegen, quinto capitán

El Barça, con una pandilla de adolescentes, terminó el sábado con un equipo que tenía una media de edad de 22,6 años donde solo había un futbolista que alcanzaba la treintena. Era, precisamente, Ter Stegen, el quinto capitán, con 30 años, en un equipo que está protagonizando cambios más profundos, que van más allá de lo que se ve en el campo. El público, 'con una media de casi 82.000 aficionados por partido, avala la apuesta de Xavi, que envía a las 'vacas sagradas' al banquillo, con Sergi Roberto fuera del foco por sus problemas físicos.

Un rápido repaso a las cifras revela la verdadera dimensión del cambio. Busquets jugó el 91% de los minutos en la pasada temporada; ahora suma el 59%. Alba fue empleado en el 84%; ahora solo lleva el 30%; Piqué hizo el 64% de los minutos en el curso anterior; ahora un pobre 18%.

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