HÍPICA

La familia de Marcos Alonso: balones y galopes

Marcos, junto a sus primos César y Vicky, son la tercera generación que hereda de la familia el fútbol y las carreras hípicas con gran éxito

Vicky Alonso, con Dancing Ballerina, feliz tras ganar el 21 de septiembre de 2021 en el Hipódromo de La Zarzuela.

Vicky Alonso, con Dancing Ballerina, feliz tras ganar el 21 de septiembre de 2021 en el Hipódromo de La Zarzuela. / A galopar

José Ignacio Castelló

José Ignacio Castelló

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Ni los Mercks, ni los Schumacher, ni los Sainz, quizás más los Llorente-Grosso, pero nadie como los Alonso, una estirpe en la élite deportiva que ya va por su tercera generación y de la que Marcos, el nuevo fichaje del Barça, es actualmente una de sus estrellas competitivas. Un árbol genealógico único en el deporte español que los aficionados azulgranas volverán a disfrutar por segunda ocasión.

En los Alonso el deporte se lleva en la sangre. Especialmente, el fútbol y las carreras hípicas. Desde que el abuelo, el central cántabro Marcos Alonso “Marquitos”, del Real Madrid de Di Stefano, inculcó el veneno del fútbol y la pasión por los caballos a sus tres hijos, Marcos, César y Merche, el apellido en cada una de sus hornadas siempre ha figurado en el top de su competición. 

Segunda generación

Estos tres hermanos de la segunda generación aprendieron bien de su progenitor el amor por el deporte. Marcos Alonso Peña, el padre del nuevo lateral azulgrana, después de jugar en el Racing de Santander y Atlético de Madrid, fichó en 1982 por el Barcelona consiguiendo dos copas de la Liga, una Supercopa de España, una Copa del Rey y una Liga española, vistiendo la camiseta de la selección española en 22 ocasiones. Su hermano, César, también le dio al balón, en el Rayo Vallecano, pero su afición por los caballos fue mayor hasta que un día decidió dedicarse a este deporte, primero como jockey, convirtiéndose en campeón de España con solo 19 años, luego como entrenador de purasangres de carreras y, actualmente, como preparador y recuperador de caballos de alto rendimiento en Laredo (Santander).

La culpable de que César, tío del nuevo fichaje del Barça, no se dedicase al fútbol como su hermano Marcos y su padre “Marquitos”, la tuvo su hermana Merche, la mayor, quien heredó el gen hípico de su padre dedicándose a los saltos de obstáculos. Sus competiciones, charlas, encuentros y triunfos hicieron que César se alejara de los campos de fútbol mientras su hermano Marcos defendía con éxito la camiseta del Barça.

Tercera generación

Estas metas comunes y las enseñanzas de sus ancestros explican que ahora la tercera generación de los Alonso se mueva entre la élite de los estadios e hipódromos. Marcos Alonso Mendoza, antes de vestirse la camiseta azulgrana, lo ha demostrado en el fútbol inglés con el Chelsea, ganando hasta una Champions –abuelo, padre y nieto han jugado cada uno la gran final europea- y consiguiendo defender la Roja con Julen Lopetegui y Luis Enrique. Sus primos César y Victoria Alonso Vidal de la Peña, hijos del tío César, son famosos por sus éxitos con los caballos. El chico, de 23 años, después de triunfar en concursos hípicos, abandonó este deporte por una lesión de tibia y peroné y decidió pasarse al mundo de las carreras ecuestres donde hoy compite como jinete aficionado. 

El caso de su hermana Victoria, Vicky, como se le conoce, es extraordinario. Su apellido empieza a ser habitual entre los triunfadores de los hipódromos, donde hombres y mujeres galopan por igual. Sucede desde hace poco: después de dudar entre la gimnasia rítmica y los caballos, escogió la equitación y acabó en las carreras, consagrándose con tan solo 20 años como una de las mejores jocketas que compiten en las pistas españolas, consiguiendo triunfos memorables ante las mejores fustas de este deporte. 

Ahora con Marcos en la liga española, los tres primos compartirán este año galopes y goles por los estadios e hipódromos españoles con ese espíritu deportivo único e intransferible de los Alonso. Todo bajo un reto: demostrar a los aficionados lo bien que la familia transmite su legado de generación en generación. Algo que los culés, hace años, ya vieron y gozaron.

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