LOS BOMBAZOS DEL VERANO (5)

Hristo Stoichkov: Una tarjeta roja y un Audi rojo

La velocidad, la agresividad y la ambición que caracterizaban a un delantero búlgaro desconocido e indomable fueron los ingredientes que transformaron al Barça hasta convertirse en el ‘dream team’.

El pisotón de Stoichkov

El pisotón de Stoichkov / periodico

Joan Domènech

Joan Domènech

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Algo le faltaba al Barça para que ese equipo formal que ganó una Recopa y una Copa pudiera ser un real aspirante a la Liga, que era lo que se esperaba de un entrenador como Johan Cruyff y la nueva filosofía que estaba imponiendo. Esas carencias las subsanó un delantero malcarado y descarado, desaliñado, procedente de un país sin tradición.

"Es un angelito comparado con cada cosa que hay por aquí...", dijo Josep Lluis Núñez en la presentación de Hristo Stoichkov, el elegido por Cruyff para que fuera el tercer extranjero del equipo.

Bulgaria no era Hungría ni Checoslovaquia ni Yugoslavia, que así se llamaban entonces las viejas potencias que seguían la política comunista de la Unión Soviética. La simbólica caída del muro de Berlín en 1989 certificó el derrumbe de aquellos regímenes totalitarios y abrió una grieta para su expansión. También futbolística.

Alguien intuyó o supo de aquellos cambios inminentes antes que nadie. Josep Maria Minguella viajó a Sofía acompañado de un traductor búlgaro que vivía en Sabadell, Julien Victor, se instaló en el hotel Sheraton y se dedicó a mirar partidos para seleccionar a los futbolistas más granados del país: Stoichkov, Penev, Ivanov, Kostadinov, Sirakov, Mihtarski...

Stoichkov, en un acto de promoción con el Barça en México.

Stoichkov, en un acto de promoción con el Barça en México. / EP

Primero sale Penev

"Tenía todo lo que le faltaba a aquel equipo", afirma Minguella, que le descubrió en el CSKA

A través de su empresa, International Footbal Managent, les firmó futuros e hipotéticos contratos garantizándoles determinadas cantidades anuales cuando salieran al extranjero. Minguella había elegido a Stoichkov para el Barça. "Tenía todo lo que le faltaba a aquel equipo", afirma. Había informado a Cruyff, por supuesto, y este había mandado a su ayudante Tony Bruins Slot a verle en algún partido internacional.

La ficha

Club de procedencia: CSKA Sofía

Año del fichaje: 1990

Edad: 24 años

Coste: 400 millones de pesetas

Temporadas: Siete (1990-95 y 96-98)

Pero a Stoichkov no le dejaron salir de Bulgaria en el verano de 1989, y el Barça tenía controlado a Michael Laudrup, que llegó para acompañar a Koeman y Aloisio. El primero en salir fue Luboslav Penev, compañero en la delantera del CSKA. "Le dieron el permiso porque su tío era el entrenador del CSKA, el seleccionador de Bulgaria y era un alto alto del ejército", explica Minguella. El Valencia pagó un millón de dólares por Penev. Al Barça le exigieron cuatro un año después, por Stoichkov que ya era el buque insignia del equipo y marcaba goles cada vez que se enfrentaba al Barça.

Stoichkov ejecuta un penalti al meta Abel en el Barça-Atlético de la Liga 93-94.

Stoichkov ejecuta un penalti al meta Abel en el Barça-Atlético de la Liga 93-94. / Jordi Cotrina

Goles de Stoichkov

El azar quiso que hubiera en abril una eliminatoria de Recopa Sredets-Barça (el CSKA cambió de nombre temporalmente por una trifulca en una final de Copa con el Levski), con victoria azulgrana en la ida (4-2, dos goles de Stoichkov) y en la vuelta (1-2, con gol de Stoichkov).

Durante el verano, Minguella, organizador también del trofeo Ciutat de Palma, invitó al CSKA, para que se pudiera ver su muestrario de futbolistas, que se enfrentó al Barça. Ganó de nuevo el equipo de Cruyff (5-2, con gol de Stoichkov) y en septiembre, en el homenaje a Migueli, hubo un amistoso contra la selección de Bulgaria en el Camp Nou: 3-1 con gol de Stoichkov. Y gol de Cruyff. Esa noche Johan y Charly jugaron unos minutos pese a ser los entrenadores y tener 4-2 años ya que habían sido compañeros de Migueli cuando el ceutí ingresó en el club a los 18 años.

Zubi, Stoichkov y Bakero, en Japon en 1990, con publicidad de JAL.

Zubi, Stoichkov y Bakero, en Japon en 1990, con publicidad de JAL. / EP

Visita secreta a Johan

Cruyff vio de cerca en Palma quién y cómo era Stoichkov. Antes del partido Minguella condujo al futbolista de incógnito, desde el hotel de los búlgaros a la habitación de Johan, donde se saludaron.

Por la noche, en el partido, Stoichkov fue expulsado con dos amarillas seguidas y al pasar por delante del banquillo, gritó enrabietado que no había sido fuera de juego. Juan Ansuategui Roca fue el primer árbitro español que le expulsó. El segundo fue Ildefonso Urízar Azpitarte en el célebre pisotón en diciembre de 1990.

Stoichkov, Alexanko y Joan Laporta

Stoichkov, Alexanko y Joan Laporta, en el 30 aniversario de Wembley reunidos por 'Amics de Johan'. / JORDI COTRINA

Stoichkov regresó a casa con una camiseta barcelonista y convencido de firmar tras esa inmersión culé. Minguella mantuvo la motivación del jugador hasta que pudo iniciar las negociaciones con el CSKA, que era el equipo del Ejército ruso, en plena zozobra política. El precio se cerró tras largas charlas que los dirigentes locales regaban y amenizaban con vodka.

El Audi en el aeropuerto

Francesc Ventura, vicepresidente del Barça, firmó la transacción con el club y el delantero el 3 de mayo de 1989. «Quiero un Audi rojo», pidió Hristo. Era su primer capricho capitalista. Ventura le ofreció un Ford, firma la que trabajaba. "Quiero un Audi rojo en el aeropuerto", insistió Stoichkov, terco. Efectivamente, el coche le esperaba en el aeropuerto de El Prat cuando se presentó 11 días después.

Hristo Stoichkov felicita a Alexia Putellas por la obtención del Balón Oro 2021.

Hristo Stoichkov felicita a Alexia Putellas por la obtención del Balón Oro 2021. / REUTERS / NACHO DOCE

No le esperaban otros privilegios. Iban a llegar los primeros malos ratos, como la imposibilidad de comunicarse con sus compañeros, a los que conoció en la gira a Japón, al poco de llegar, o la soledad y el desamparo que sentían de su esposa Mariana y su hija Mikaela en Barcelona sin conocer a nadie y sin dinero. 

Stoichkov se marchó en 1995. Intuía que Cruyff no le quería y dio su palabra al Parma. Se precipitó. También le quería el Inter. Cometió, alguna vez reconoció, uno de los errores de su vida. A los pocos meses pedía a Núñez que le repatriara de vuelta y a Cruyff no le importaba reincorporarle durante esa fallida campaña. Regresó en 1996 pero ya no estaba Johan, despedido, y Hristo no volvió a ser quien había sido. 

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