TRAS DOS AÑOS DE LESIONES SIN FIN

El 'factor Ansu', la gran esperanza de Xavi

Ansu Fati, en el primer entrenamiento del Barça 22-23.

Ansu Fati, en el primer entrenamiento del Barça 22-23. / FCBARCELONA

Marcos López

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Cambió Xavi más de medio ataque en invierno con la llegada de Aubameyang y Ferran Torres. Pero sigue necesitando un nueve certero, con oficio, capaz de resolverse tardes o noches ásperas con un remate letal. Lewandowski, una vez resultan inaccesibles Haaland (escogió irse con Guardiola al City o Mbappé que desoyó al Madrid para quedarse en el PSG), es, sin duda, el delantero adecuado.

Aunque todo cambiaría si el técnico dispusiera esta temporada de la mejor versión de Ansu Fati, la luz que iluminó al Barça en los tenebrosos meses finales con y sin Messi. Fue y es la gran esperanza del técnico para encontrar la senda de la competitividad en un equipo que ha dejado de competir hace años.

El joven, que ha sufrido cuatro operaciones en su rodilla izquierda, que le han tenido estos dos últimos años más tiempo en la enfermería que en el campo, ha acelerado en este verano su puesta a punto. Luis Enrique se lo llevó a los tres encuentros de la Liga de las Naciones para mimarle emocionalmente, asumiendo las críticas que se le vendrían encima. No jugó Ansu ni un minuto. Xavi también lo ha llevado con exquisito cuidado en estos seis meses desde que recayó de su lesión en San Mamés, eludiendo Ansu, y por voluntad propia, el paso por el quirófano.

Ansu Fati, en el segundo entrenamiento del Barça 22-23.

Ansu Fati, en el segundo entrenamiento del Barça 22-23. / FCBARCELONA

Escogió el joven un tratamiento conservador. Apostó también Ansu por la prudencia, hastiado como está de tantos y tantos problemas físicos. Solo basta observar como su presencia en el equipo se ha ido reduciendo con el paso del tiempo. Empezó jugando 1.375 minutos (temporada 19-20), bajó luego a 596 (20-21) y, finalmente, a 505 (21-22).

De estructural a marginal

Tenía que ser un jugador estructural en la reconstrucción del proyecto. Lo debía ser por su capacidad para transformarse en decisivo gracias a su intuición y acierto en el remate. Pero ha terminado siendo una pieza absolutamente marginal para desgracia propia. Y, por supuesto, de sus propios entrenadores.

Ahora, completada con éxito la primera semana de entrenamientos, la sonrisa de Ansu ilumina el día a día de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. No se separa de Pedri, la otra fuente de luz del barcelonismo. Ambos han sido castigados por las lesiones. Por eso, hasta la cuenta oficial del Barça no ha dejado de lanzar mensajes esperazandores sobre el delantero.

"¿Cuántos goles marcará esta temporada?", se preguntaba el club en sus redes sociales cuando, en realidad, lo verdaderamente importante es cuántos partidos jugará después de que su presencia haya ido disminuyendo con el paso del tiempo. De los 1.375 minutos que jugó en la temporada 19-20 se pasó luego a los 596 (20-21) y apenas 505 en esta pasada (21-22).

Ni Valverde, el técnico que lo hizo debutar, ni Setién, ni Koeman, ni el interino Sergi ni siquiera ahora Xavi han podido disfrutar de su talento. El Barça, además, lo ha pagado caro, desprovisto de una de sus piezas más determinantes. Una pieza sin recambio alguno impactando, además, de manera muy grave en el rendimiento del equipo porque ha concidido con la salida, y por orden cronológico, de tres pilares del ataque: Luis Suárez (verano 2020), Messi y Griezmann (verano 2021). 

De ahí la importancia de Ansu. De ahí también el extremo tacto que está teniendo Xavi en la utilización del delantero. De ahí la necesidad de que se reencuentre con aquel excelente nivel que llenó de esperanza al Camp Nou, obligado a encontrar nuevos estímulos en un equipo que ya ha dado muestras de que se está acabando. Un título, la Copa del Rey, en tres años, así lo acredita.

Gestionar la presión

De ahí la presión que debe gestionar el joven jugador, que debutó en agosto del 2019 (tenía entonces 16 años, nueve meses y 25 días), a quien las lesiones le han torturado sin piedad frustrando su prometedor crecimiento. El factor Ansu resulta, por lo tanto, fundamental para entender el segundo que es, en realidad, el primer proyecto de Xavi, que cogió al Barça en noviembre, lo remozó en invierno con cuatro fichajes y espera en este verano cambiarlo de arriba a abajo.

De momento, han llegado dos incorporaciones: Kessié y Christensen. Pero si Ansu está bien, y lleva semanas y meses trabajando al máximo, junto a Joaquín Juan, un fisioterapeuta madrileño de confianza, es la mejor noticia posible para Xavi. Por eso todos, y el técnico es el primero, que mira a diario la evolución de esa rodilla que ha hecho perder al Barça uno de sus mayores patrimonios deportivos.

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