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La dispersión extradeportiva de Piqué trae de cabeza al FC Barcelona

El defensa es tan valorado en el club azulgrana por su rendimiento como discutido por su dispersión extradeportiva

Piqué, tras marcar ante el Nápoles este jueves.

Piqué, tras marcar ante el Nápoles este jueves. / FCB

Albert Guasch

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Gerard Piqué completó a sus 35 años una temporada excelente, rindiendo a alto nivel, cumpliendo con creces en el campo lo que se exige a un futbolista de su planta y categoría. No obstante, fuera del terreno de juego sus actuaciones no resultan tan convincentes hasta el punto de que se ha convertido en incómodo tema de conversación entre el cuerpo técnico y el área presidencial del Barça sobre cómo gestionarlo. 

La complejidad de la personalidad de Piqué, acostumbrado a conducirse por sus propios criterios y sus propias necesidades personales y empresariales, ha generado diversos episodios de malestar incluso con el propio Xavi Hernández. Cuentan fuentes próximas al cuerpo técnico que el entrenador le ha pedido ser mejor ejemplo, adecuarse a las pautas de conducta del grupo, rebajar su perfil de verso suelto, imprescindible para un entrenador novel que busca unir y compactar la plantilla. 

No se ha salido del todo con la suya. Piqué siempre ha considerado que sabe compartimentar, que puede compaginar perfectamente sus múltiples aficiones con el máximo rendimiento sobre el terreno de juego. En este sentido, no le falta razón: desde hace años Piqué diversifica sus atenciones sin que su rendimiento, salvo contadas temporadas, se haya resentido y, de hecho, en esta última campaña ha jugado de forma muy competente. El equipo técnico que dirige Xavi no tiene ninguna queja al respecto. Al contrario. El propio Xavi considera al central catalán el mejor de sus defensas. 

Existe, pues, una ambivalencia hacia su figura en la zona cero del FC Barcelona y Piqué, con su subrayada personalidad, no es alguien al que sea fácil hacerle cambiar de posición. Ni siquiera para una persona de la naturaleza afable y el carácter cercano de Xavi.

Ruido extradeportivo

Una ambivalencia que se traslada al palco, donde prima la satisfacción por su rendimiento y por su rápido compromiso cada vez que se reclama un esfuerzo salarial, pero donde tampoco acaba de convencer su vida dispersa, en el sentido de que el ruido no siempre positivo de sus actividades empresariales se asocia inevitablemente al Barça. Le convendría mucho a la presidencia prescindir de su elevadísimo salario, rebajado y prorrogado en tres ocasiones en tres años, pero aun así muy caro de mantener para la frágil economía azulgrana. 

Josep Maria Bartomeu firmó al defensa catalán un contrato de 28 millones por temporada antes de dejar la presidencia, según reveló Esport3 hace unos meses. Su agente supo exprimir al máximo a un presidente que siempre trató de agradar, sin suerte, a los futbolistas. Con Piqué no acabó bien, a la vista de algunos reproches públicos del defensa. Pero su carácter individualista y gamberro no solo ha enojado a presidentes y entrenadores, sino también a compañeros de plantilla. 

Cuando a petición de Bartomeu accedió a ampliar su contrato para reducir el coste anual, y lo hizo al margen de la decisión del grupo, Piqué se encontró un día en la pizarra del vestuario barcelonista una pintada cruel en su contra. 

Lesión en el aductor

La situación de ahora no es fácil, pues Piqué tiene todavía contrato (hasta el 2024) y pese a la lesión que le ha apartado del equipo en las últimas jornadas de Liga, una lesión compleja en el aductor, se ha demostrado que aún puede ofrecer un alto rendimiento. Tiene, encima, tirón popular. Y, como se decía antes, cuando Joan Laporta le solicitó un compromiso con su salario, accedió. 

Además, prescindir de él, a la vista de escasa capacidad de salir al mercado del club para encontrarle un sustituto, se entendería como una enorme temeridad deportiva. Y Piqué, en aprietos en su vida personal como es bien notorio, parece determinado a seguir.

Ahora el Barça quiere reducir la masa salarial del primer equipo de forma considerable, según explicó en Rac1 el vicepresidente económico Eduard Romeu. Pasar de los 560 millones actuales a los 400 millones, en línea con otros grandes clubs europeos. Y el sueldo de los capitanes y otros pesos pesados de la plantilla vuelve a colocarse en el punto de mira. Entre ellos el de Piqué, un personaje tan valioso como difícil de gestionar.

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